Más de 70.000 personas marchan en el Distrito Federal bajo el lema ¡No a la Imposición!
Paula Chouza
“¡Tranquilos, cuates [colegas], tranquilos!”, gritaba un hombre al resto de manifestantes al ver cómo la masa se abalanzaba contra una furgoneta de la Policía que acababa de retener a un joven. “¡No queremos violencia!”, advertía otro. Las alusiones a una revolución pacífica eran continuas en los carteles y camisetas que portaban los hombres y mujeres integrados en la marcha. Así, puntual y serena, casi en un ambiente festivo, partía hacia las tres de la tarde la manifestación convocada este sábado en la capital mexicana bajo el lema ¡No a la imposición! para protestar contra el resultado de unas elecciones empañadas por las acusaciones de fraude. Las denuncias sobre la compra de votos en los comicios del domingo, así como el robo de paquetes de actas y otras irregularidades conocidas en los últimos días han movido a miles de ciudadanos a salir a la calle.
A ritmo de tambor y bajo un sol propio del mes de julio, la marcha se desplazó desde el Paseo de la Reforma hasta el Zócalo de Ciudad de México. Entre las consignas más repetidas se encontraba el ya manido ¡fuera Peña! o ¡que no me eduque la rosa de Guadalupe!, en alusión este último grito a un programa del canal Televisa. Con el paso de las horas, cada vez fueron más los que se sumaron a la protesta. Poco después de las seis, el Gobierno del Distrito Federal calculaba una afluencia de 70.000 personas, pero a falta de datos oficiales, la plaza, que hace menos de quince días fue el lugar escogido para realizar el último acto de campaña del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, continuó llenándose de gente.
A lo largo de todo el recorrido, los blancos de la protesta fueron tres. El primero Enrique Peña Nieto, candidato del PRI y presidente electo. El segundo, el Instituto Federal Electoral, rebautizado por los presentes como el Instituto del Fraude Electoral por “haberse vendido a los intereses del Partido Revolucionario Institucional”. El tercero, los medios de comunicación, a los que buena parte de la sociedad mexicana acusa de “desinformar” y de haber patrocinado durante la campaña a Peña Nieto.
La manifestación, que cerró la circulación en varios puntos del centro de la capital, fue convocada a través de las redes sociales. Aunque el Zócalo se llenó de puestos de venta ambulante de camisetas y paraguas del movimiento estudiantil YoSoy132, la plataforma se había desmarcado de la convocatoria de la marcha. Antonio Attolini, uno de los portavoces del movimiento confirmó a este diario por teléfono que la actividad oficial de este fin de semana es el encuentro nacional de estudiantes en Huexca, Morelos. En su web explican que por ese motivo la marcha del sábado no forma parte de su programa, aunque “saludan dicha inciativa” y se "solidarizan con la indignación y el descontento de miles y miles de personas”.
Tan siquiera la lluvia amenazante, desde las cinco de la tarde, logró apagar las voces encendidas en el centro histórico del Distrito Federal. Allí, en el Zócalo, bajo un cielo gris oscuro, un cartel citaba a Gandhi: "Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer". Y los ciudadanos desafiaron a la tormenta, que acabó por retirarse para permitirles protestar en paz.
Paula Chouza
“¡Tranquilos, cuates [colegas], tranquilos!”, gritaba un hombre al resto de manifestantes al ver cómo la masa se abalanzaba contra una furgoneta de la Policía que acababa de retener a un joven. “¡No queremos violencia!”, advertía otro. Las alusiones a una revolución pacífica eran continuas en los carteles y camisetas que portaban los hombres y mujeres integrados en la marcha. Así, puntual y serena, casi en un ambiente festivo, partía hacia las tres de la tarde la manifestación convocada este sábado en la capital mexicana bajo el lema ¡No a la imposición! para protestar contra el resultado de unas elecciones empañadas por las acusaciones de fraude. Las denuncias sobre la compra de votos en los comicios del domingo, así como el robo de paquetes de actas y otras irregularidades conocidas en los últimos días han movido a miles de ciudadanos a salir a la calle.
A ritmo de tambor y bajo un sol propio del mes de julio, la marcha se desplazó desde el Paseo de la Reforma hasta el Zócalo de Ciudad de México. Entre las consignas más repetidas se encontraba el ya manido ¡fuera Peña! o ¡que no me eduque la rosa de Guadalupe!, en alusión este último grito a un programa del canal Televisa. Con el paso de las horas, cada vez fueron más los que se sumaron a la protesta. Poco después de las seis, el Gobierno del Distrito Federal calculaba una afluencia de 70.000 personas, pero a falta de datos oficiales, la plaza, que hace menos de quince días fue el lugar escogido para realizar el último acto de campaña del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, continuó llenándose de gente.
A lo largo de todo el recorrido, los blancos de la protesta fueron tres. El primero Enrique Peña Nieto, candidato del PRI y presidente electo. El segundo, el Instituto Federal Electoral, rebautizado por los presentes como el Instituto del Fraude Electoral por “haberse vendido a los intereses del Partido Revolucionario Institucional”. El tercero, los medios de comunicación, a los que buena parte de la sociedad mexicana acusa de “desinformar” y de haber patrocinado durante la campaña a Peña Nieto.
La manifestación, que cerró la circulación en varios puntos del centro de la capital, fue convocada a través de las redes sociales. Aunque el Zócalo se llenó de puestos de venta ambulante de camisetas y paraguas del movimiento estudiantil YoSoy132, la plataforma se había desmarcado de la convocatoria de la marcha. Antonio Attolini, uno de los portavoces del movimiento confirmó a este diario por teléfono que la actividad oficial de este fin de semana es el encuentro nacional de estudiantes en Huexca, Morelos. En su web explican que por ese motivo la marcha del sábado no forma parte de su programa, aunque “saludan dicha inciativa” y se "solidarizan con la indignación y el descontento de miles y miles de personas”.
Tan siquiera la lluvia amenazante, desde las cinco de la tarde, logró apagar las voces encendidas en el centro histórico del Distrito Federal. Allí, en el Zócalo, bajo un cielo gris oscuro, un cartel citaba a Gandhi: "Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer". Y los ciudadanos desafiaron a la tormenta, que acabó por retirarse para permitirles protestar en paz.
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