Divorcio en Los Pinos

Francisco Rodriguez / Índice Político

“Jalaron cada quién para su lado”, me dice un habitué de la casa presidencial ocupada por Felipe Calderón desde diciembre del 2006, al referirme el cómo este personaje y su esposa Margarita Zavala enfrentaron, confrontados, el proceso electoral todavía en curso: “Ella sí apoyó abiertamente a Josefina, al tiempo que vetó toda posibilidad de espacios políticos a Patricia Flores Elizondo”.

-- ¿Quieres decir que él no apoyó a la candidata de su partido? –le pregunto.

-- ¡Claro que no! –me responde, al tiempo que enciende el enésimo cigarrillo de la mañana. Simuló estar a su lado. Sólo eso. Pero en realidad hizo labor de zapa para evitar que el panismo decepcionado por su gestión y por el pésimo papel que jugó la candidata diera su voto útil a (Andrés Manuel) López Obrador. Yo hasta creo que se puso de acuerdo con (Vicente) Fox, para que fuera él quien orientara a los azules de por donde deberían votar.

-- ¿Con Fox? Pero si son enemigos irreconciliables. Ya ves que ni siquiera lo invitaron el lunes a Los Pinos para…

-- Pura simulación –me interrumpe, tras dar un sorbo a su naranjada--, sólo eso. Los dos deben estar de acuerdo, pues a ambos les urge adquirir inmunidad y, claro, impunidad. Ya verás –me anuncia-- que ni siquiera van a expulsarlo de las filas del PAN; ya por ahí se dice que no van a someterlo a ningún proceso, que harán como que “lo tiran de a loquito”.

-- No me cuadra –le replico-- que tanto Calderón como Fox hayan apoyado a (Enrique) Peña Nieto así no’más porque sí. Ni siquiera sólo por la inmunidad o impunidad. ¿Qué negociaron?

-- Fue un paquete que abarcó protección a la familia en Michoacán, pero sobre todo a Genaro García Luna que quién sabe por qué rayos sigue en el primer círculo de afectos de Calderón. Éste se guardó los famosos “expedientes negros” de los ex gobernadores priístas y, lo más importante, se comprometió a no utilizar los casi 600 mil millones de pesos que tenía listos para derramar en la compra del voto, a través de los programas sociales, en caso de que el candidato del PAN hubiera sido Ernesto Cordero. Sólo con eso se ve que no quiso apoyar a Josefina (Vázquez Mota).

-- Sí –le replico--, ya lo reveló esta mañana Octavio Aguilar en una entrevista publicada en Reporte Índigo…
-- No la he leído –vuelve a interrumpirme--, pero debe decir la verdad. Este cuate no tiene necesidad de ocultar nada o de quedar bien con nadie y menos con Calderón. Es “ricote” de nacimiento.
-- Entonces –insisto, lo provoco--, ¿García Luna es parte del paquete?
-- Es la ficha que Peña cambia por Jorge Hank Rohn.
-- ¿Tanto así vale Hank?
-- ¡Claro! Es pieza fundamental de los movimientos financieros con los que el PRI compró y sigue comprando voluntades. De hecho, toda la familia del extinto profesor, incluido el consuegro Don Maseco, a través de Banorte.
-- Entonces, ¿Monex…?
-- Todo se triangula, mi Paco. Todo se triangula para dejar las menos huellas posibles.
-- Oye y ¿y por qué me mencionaste al principio a Patricia Flores y el veto de la señora Zavala?
-- No te hagas –me replica, mientras enciende otro cigarrillo comprado “del otro lado”--, ¿a poco no sabes? Espérate por ahí de enero del año próximo. Si no sabes, entonces confirmarás el porqué cada cual jala por su lado…

Índice Flamígero: Y, ¿quién sabe? A lo mejor en el próximo sexenio sí podría haber un divorcio civil, no nada más político, en Los Pinos. + + Otro diálogo, éste producto de la fructífera imaginación del gran cómico y amigo José Natera, que él intitula Parábola Nateriana: “Fui a la feria de mi pueblo en compañía de mi ludopatía. Jugué a los aritos ¡y gané un premio! Tiré a los dardos y desinflé tres globos: Chepina, Quadri, Peje. ¡Y gané otro premio! Me acerqué al juego Dónde quedó la bolita que manejaba un señor al que le dicen ‘El IFE’, y aposté. ‘¿Dónde quedo la bolita?’ me preguntó. Contesté: ‘¡Ahí, en esa bolita amarilla con un sol azteca! ‘Lo siento’, me dijo el señor IFE, ‘está en esta bolita con los colores nacionales’. ‘Va de nuez’, dijo el señor IFE, ‘te doy 8 a 1’. ‘Pues va de nuevo’, contesté yo. ‘¿Dónde quedó la bolita?’, volvió a preguntarme don IFE. Y yo le dije: ‘En esta azul no está. En esta amarilla, tampoco está. Y no aparece en la tricolor. Entonces está entre sus dedos, viejo tramposo’. Indignado, el señor IFE me respondió: ‘¿Tramposo yo? ¡No insultes! ¡No sabes perder! ¡No reclames! ¡Aguántate! ¡Berrinchudo! ¡De seguro me harás un plantón! ¡Renegado! ¡Loco! ¡Aferrado! ¡Enfermo de dinero! ¡Véanlo! ¡No sabe perder!’ ‘Pero, señor IFE…’, trato de parar sus insultos. Y el señor IFE grita: ‘¡Policía! ¡Llévese a este loco!’ Y entra el policía, que me jalonea y me grita: ‘¡Jálele, chillón!’. Y yo trato de defenderme: ‘¿Yo? Pero si el señor IFE fue el que me robó.’ Y el policía, mientras me arrastra: ‘No levante falsos. El señor IFE es honorable. ¡No lo difame, wey!’ Y todo raspado por el arrastrón le digo: ‘¡Métalo a él a la cárcel!’ Y me contesta el policía: ‘Pendejo, ¿cómo lo voy a meter a la cárcel, si el señor IFE fue el que dio la chamba? ¡Aguántese! ¡70 años pasan de volada!’” + + + No tan rápido transcurrirán los 149 días que aún le restan a este calamitoso sexenio que ni siquiera pudo cumplir su compromiso de dar empleo a la población… sólo a los cuates y familiares de la llamada Patyfló.

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