Pedro Echeverría V.
1. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, se refirió el sábado a las protestas que lleva adelante el movimiento juvenil Yo Soy 132 en México en contra de las cadenas noticieras. “Esa es una de las grandes luchas del siglo XXI y nos están dando ejemplo los jóvenes mexicanos al protestar contra una cadena de televisión que, a más de pasar día a día pura porquería para llenarse los bolsillos, descaradamente interfirió en las elecciones mexicanas”, Esta “lucha” en México también es una “lucha” en Ecuador, América Latina y en todo el planeta. Poner en marcha el denominado “Código de la Democracia”, que incluye regulaciones a la cobertura periodística en campañas electoral. “Eso es lo que no quiere la prensa acá”. Exhortó a los jóvenes mexicanos a “seguir sin miedo, así los acusen de atentar contra la libertad de expresión”, y con esa lucha “estamos atentando contra el bolsillo de unos cuantos empresarios que han hecho de la comunicación una vulgar mercancía. Que no los engañen queridos jóvenes y a seguir luchando”.
2. Rafael Correa, que gobierna Ecuador desde 2006 y confirmado en el cargo en las elecciones de 2009, ha demostrado ser uno de los oradores más brillantes de los gobernantes de América Latina. Forma parte del grupo progresista de izquierda que encabezan Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro y Daniel Ortega. Ha mantenido posiciones críticas frente al imperio yanqui que han ayudado mucho a la lucha antiimperialista en América; desafortunadamente en su política interna ha dado muchos bandazos al oponerse a las batallas indígenas por la tierra, las aguas, el petróleo y la independencia, en particular contra las luchas encabezadas por la CONAIE, prestigiada organización entre los trabajadores de Ecuador. A mí siempre me ha parecido que la lucha antiimperialista (no demagógica) consecuente es más importante que la de interna (nacionalista y chovinista) encerrada en cuatro paredes.
3. Estuve en Quito, Ecuador, hace dos años; unos 10 días caminado de un extremo a otro de la ciudad, entrevistando a personas, pero también escuchando a grupos que se instalaban diariamente en la plaza principal para discutir y protestar contra las políticas gubernamentales que cada día apuntaban más hacia la derecha y se entregaban a los intereses de los sectores ricos dominantes. Mucha gente humilde entrevistada me dijo que el gobierno de Correa había sido el único que los había ayudado, pero también otros me dijeron que estaba inclinado un poco por los ricos. Estuve meses antes de aquella protesta de policías (30/IX/10) que reclamaban pago y que Correa calificó injustamente como un golpe de Estado fallido. Desde entonces, después de entrevistar a una profesora, que era una de las dirigentes del sindicato de maestros y muy cercana a la CONAIE, me convencí del declive de Correa hacia la derecha.
4. Luego he visto varias entrevistas a Rafael Correa, sobre todo con la secretaria de Estado de USA, Hilary Clinton y con el creador y director de Wikileak, Julian Assange, en las que predominan su enorme capacidad oratoria; sobre todo esta última en la que el mismo Assange se convenció –al parecer- de pedir asilo político a Ecuador ante el grave problema de deportación que lo amenaza. Por cierto la izquierda mundial ha exigido a Correa que otorgue el asilo a Assange porque es un personaje muy grande que con sus denuncias publicadas en más de 100 diarios de carácter mundial ha logrado desestabilizar gobiernos burgueses. Desafortunadamente México, que hace más de 30 años era el refugio de luchadores sociales, se ha convertido en lacayo de los EEUU y del gobierno español. Hoy México es buen refugio de delincuentes de cuello blanco y prohibido para luchadores sociales.
5. Correa constantemente ha denunciado, lo que él ve como activismo político, a la reacción de varios canales de la televisión ecuatoriana. Denunciando el hecho de que estos son propiedad de grupos de negocios, relacionados con bancos que quebraron en la crisis financiera de 1999, dónde se dieron millones de dólares del Estado para rescatarlos, mientras miles de personas se quedaron sin sus ahorros de toda la vida. Correa ha criticado a los medios de comunicación ecuatorianos de modo constante.[] Ha llegado a acusar a importantes medios de comunicación de estar vinculados a intereses bancarios y grupos de poder económico, señalando a muchos de ellos de manera directa (TC, Teleamazonas, Gamavisión).[] Teleamazonas pertenece a los dueños de Banco Pichincha, mientras que TC, Gamavisión (hoy Gama TV) y Cablevisión están directamente vinculados a los hermanos Isaías, ex dueños de Filanbanco.
6. Aunque en el programa de los cinco gobiernos progresistas (Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Ecuador) figura el objetivo “construcción del socialismo”, la realidad es que –aunque llenos de voluntad y no pocos errores- muy poco han podido hacer para avanzar por ese camino por el gran poder que representa en el mundo lo militar, la economía y la política capitalista e imperialista. No ha sido un problema de errores o traiciones de dirigentes sino un problema estructural de medios y relaciones de producción, de mercado y de fuerza. Después de observar el desarrollo de gigante chino desde su revolución en 1949, de la pequeña Cuba después de 1959, de la rica Venezuela a partir de 1999 y de la China posterior a la muerte de Mao en 1976, puede concluirse que la lucha por el socialismo y la igualdad sigue siendo necesaria, pero enormemente difícil mientras siga fuerte el capitalismo.
7. El triunfo de una revolución armada teniendo a la cabeza a la gente más inteligente y consciente, como fue en la Rusia de 1917, China, Cuba o Nicaragua, no garantiza la construcción del socialismo, tal como se ha visto; mucho menos cuando se llega al gobierno por la vía electoral y con una Constitución política burguesa como fue en Chile de Allende, Venezuela de Chávez o Ecuador de Correa. El socialismo no solo nunca se ha dado como etapa final sino que ni como etapa de transición o intermedia. El que cambien algunas formas atrasadas de la explotación capitalista a otras que lo modernizan no quiere decir que entramos al socialismo. El socialismo, no debemos olvidarlo, es la desaparición del trabajo asalariado y por tanto de la plusvalía, es decir de la explotación. Lo demás es la tremenda ilusión en la que nos hemos movido. (30/VII/12)
1. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, se refirió el sábado a las protestas que lleva adelante el movimiento juvenil Yo Soy 132 en México en contra de las cadenas noticieras. “Esa es una de las grandes luchas del siglo XXI y nos están dando ejemplo los jóvenes mexicanos al protestar contra una cadena de televisión que, a más de pasar día a día pura porquería para llenarse los bolsillos, descaradamente interfirió en las elecciones mexicanas”, Esta “lucha” en México también es una “lucha” en Ecuador, América Latina y en todo el planeta. Poner en marcha el denominado “Código de la Democracia”, que incluye regulaciones a la cobertura periodística en campañas electoral. “Eso es lo que no quiere la prensa acá”. Exhortó a los jóvenes mexicanos a “seguir sin miedo, así los acusen de atentar contra la libertad de expresión”, y con esa lucha “estamos atentando contra el bolsillo de unos cuantos empresarios que han hecho de la comunicación una vulgar mercancía. Que no los engañen queridos jóvenes y a seguir luchando”.
2. Rafael Correa, que gobierna Ecuador desde 2006 y confirmado en el cargo en las elecciones de 2009, ha demostrado ser uno de los oradores más brillantes de los gobernantes de América Latina. Forma parte del grupo progresista de izquierda que encabezan Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro y Daniel Ortega. Ha mantenido posiciones críticas frente al imperio yanqui que han ayudado mucho a la lucha antiimperialista en América; desafortunadamente en su política interna ha dado muchos bandazos al oponerse a las batallas indígenas por la tierra, las aguas, el petróleo y la independencia, en particular contra las luchas encabezadas por la CONAIE, prestigiada organización entre los trabajadores de Ecuador. A mí siempre me ha parecido que la lucha antiimperialista (no demagógica) consecuente es más importante que la de interna (nacionalista y chovinista) encerrada en cuatro paredes.
3. Estuve en Quito, Ecuador, hace dos años; unos 10 días caminado de un extremo a otro de la ciudad, entrevistando a personas, pero también escuchando a grupos que se instalaban diariamente en la plaza principal para discutir y protestar contra las políticas gubernamentales que cada día apuntaban más hacia la derecha y se entregaban a los intereses de los sectores ricos dominantes. Mucha gente humilde entrevistada me dijo que el gobierno de Correa había sido el único que los había ayudado, pero también otros me dijeron que estaba inclinado un poco por los ricos. Estuve meses antes de aquella protesta de policías (30/IX/10) que reclamaban pago y que Correa calificó injustamente como un golpe de Estado fallido. Desde entonces, después de entrevistar a una profesora, que era una de las dirigentes del sindicato de maestros y muy cercana a la CONAIE, me convencí del declive de Correa hacia la derecha.
4. Luego he visto varias entrevistas a Rafael Correa, sobre todo con la secretaria de Estado de USA, Hilary Clinton y con el creador y director de Wikileak, Julian Assange, en las que predominan su enorme capacidad oratoria; sobre todo esta última en la que el mismo Assange se convenció –al parecer- de pedir asilo político a Ecuador ante el grave problema de deportación que lo amenaza. Por cierto la izquierda mundial ha exigido a Correa que otorgue el asilo a Assange porque es un personaje muy grande que con sus denuncias publicadas en más de 100 diarios de carácter mundial ha logrado desestabilizar gobiernos burgueses. Desafortunadamente México, que hace más de 30 años era el refugio de luchadores sociales, se ha convertido en lacayo de los EEUU y del gobierno español. Hoy México es buen refugio de delincuentes de cuello blanco y prohibido para luchadores sociales.
5. Correa constantemente ha denunciado, lo que él ve como activismo político, a la reacción de varios canales de la televisión ecuatoriana. Denunciando el hecho de que estos son propiedad de grupos de negocios, relacionados con bancos que quebraron en la crisis financiera de 1999, dónde se dieron millones de dólares del Estado para rescatarlos, mientras miles de personas se quedaron sin sus ahorros de toda la vida. Correa ha criticado a los medios de comunicación ecuatorianos de modo constante.[] Ha llegado a acusar a importantes medios de comunicación de estar vinculados a intereses bancarios y grupos de poder económico, señalando a muchos de ellos de manera directa (TC, Teleamazonas, Gamavisión).[] Teleamazonas pertenece a los dueños de Banco Pichincha, mientras que TC, Gamavisión (hoy Gama TV) y Cablevisión están directamente vinculados a los hermanos Isaías, ex dueños de Filanbanco.
6. Aunque en el programa de los cinco gobiernos progresistas (Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Ecuador) figura el objetivo “construcción del socialismo”, la realidad es que –aunque llenos de voluntad y no pocos errores- muy poco han podido hacer para avanzar por ese camino por el gran poder que representa en el mundo lo militar, la economía y la política capitalista e imperialista. No ha sido un problema de errores o traiciones de dirigentes sino un problema estructural de medios y relaciones de producción, de mercado y de fuerza. Después de observar el desarrollo de gigante chino desde su revolución en 1949, de la pequeña Cuba después de 1959, de la rica Venezuela a partir de 1999 y de la China posterior a la muerte de Mao en 1976, puede concluirse que la lucha por el socialismo y la igualdad sigue siendo necesaria, pero enormemente difícil mientras siga fuerte el capitalismo.
7. El triunfo de una revolución armada teniendo a la cabeza a la gente más inteligente y consciente, como fue en la Rusia de 1917, China, Cuba o Nicaragua, no garantiza la construcción del socialismo, tal como se ha visto; mucho menos cuando se llega al gobierno por la vía electoral y con una Constitución política burguesa como fue en Chile de Allende, Venezuela de Chávez o Ecuador de Correa. El socialismo no solo nunca se ha dado como etapa final sino que ni como etapa de transición o intermedia. El que cambien algunas formas atrasadas de la explotación capitalista a otras que lo modernizan no quiere decir que entramos al socialismo. El socialismo, no debemos olvidarlo, es la desaparición del trabajo asalariado y por tanto de la plusvalía, es decir de la explotación. Lo demás es la tremenda ilusión en la que nos hemos movido. (30/VII/12)
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