Ana Valle / El Economista
En los últimos años, los precios de los granos habían mantenido una tendencia bajista ante la relativa estabilidad de la oferta y la demanda, que incluso hacían pensar en riesgos deflacionarios. Sin embargo, desde finales de mayo, los precios mantienen una significativa tendencia alcista que ha despertado nuevas inquietudes.
Durante junio, el índice de precios de los alimentos que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), descendió 1.8% respecto de mayo. No obstante, mientras que los precios de aceites y grasas cedieron 5.6% y los de las carnes 1.3%, los precios de los cereales sólo lo hicieron en 0.3 por ciento.
Hacia finales de junio, la preocupación creciente relativa a condiciones climáticas adversas sostuvo los precios de algunos cultivos”, destacó FIRA en su último reporte mensual de agronegocios. Éste ha sido el caso del maíz amarillo, la soya y el trigo.
Entre junio y julio, los precios internacionales del maíz han subido 50%, los de la soya, 38%, y los del trigo, 31%, según datos del Chicago Mercantil Exchange (CME). Aun con ello, la escalada ha sido menor que en el 2008 y el 2011, especificaron analistas.
Los temores de la peor sequía en Estados Unidos en 25 años han dado lugar a un aumento en los precios de los granos en Estados Unidos”, escribió Muktadir Ur Rahman, analista de Materias Primas de Capital Economics en una nota a clientes.
De acuerdo con el último reporte de perspectivas sobre la oferta y demanda agrícolas que elabora mensualmente el Departamento de Agricultura estadounidense, se espera que en otoño se cosechen 12,900 millones de bushels de maíz, cerca de 2,000 menos que en el último mes, ante la “persistente y extrema” sequía en el país.
No obstante, la escalada de precios de los últimos meses y la revisión bajista en las cosechas podría no guiar a una mayor escalada de precios. De acuerdo con Capital Economics, Estados Unidos no es el único productor de granos, por lo que tales revisiones no implican problemas de desabasto.
IMPACTO SOBRE LATINOAMÉRICA
En México, como en otros países latinoamericanos, los alimentos son un componente primordial en la inflación. De acuerdo con el Bank of America (BofA) Merrill Lynch, en México, los alimentos comprenden 23.3% del Índice de Precios al Consumidor, al igual que en Brasil.
No obstante, BofA especifica que hay factores que podrían limitar el efecto del alza en los precios sobre Latinoamérica debido a que el alza no ha sido generalizada en el precio de los granos y a que ha habido una apreciación cambiaria en los últimos meses en algunas monedas latinoamericanas.
Además, los recientes incrementos en los precios del maíz y el trigo tendrán un efecto rezagado de 30% sobre los precios de los cereales a escala doméstica. En México, sería de tres meses y en Brasil, de nueve. Esto es, si los precios del trigo suben 10%, supondría un incremento de 3% en los precios del cereal en Brasil en los próximos nueve meses.
En el caso de México, la correduría destaca que se usa un distinto tipo de maíz: el blanco, por lo que hay una correlación negativa.
La cosecha mexicana de maíz se ve saludable, lo que probablemente limitará el impacto sobre los precios de la tortilla en los próximos meses”.
En los últimos años, los precios de los granos habían mantenido una tendencia bajista ante la relativa estabilidad de la oferta y la demanda, que incluso hacían pensar en riesgos deflacionarios. Sin embargo, desde finales de mayo, los precios mantienen una significativa tendencia alcista que ha despertado nuevas inquietudes.
Durante junio, el índice de precios de los alimentos que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), descendió 1.8% respecto de mayo. No obstante, mientras que los precios de aceites y grasas cedieron 5.6% y los de las carnes 1.3%, los precios de los cereales sólo lo hicieron en 0.3 por ciento.
Hacia finales de junio, la preocupación creciente relativa a condiciones climáticas adversas sostuvo los precios de algunos cultivos”, destacó FIRA en su último reporte mensual de agronegocios. Éste ha sido el caso del maíz amarillo, la soya y el trigo.
Entre junio y julio, los precios internacionales del maíz han subido 50%, los de la soya, 38%, y los del trigo, 31%, según datos del Chicago Mercantil Exchange (CME). Aun con ello, la escalada ha sido menor que en el 2008 y el 2011, especificaron analistas.
Los temores de la peor sequía en Estados Unidos en 25 años han dado lugar a un aumento en los precios de los granos en Estados Unidos”, escribió Muktadir Ur Rahman, analista de Materias Primas de Capital Economics en una nota a clientes.
De acuerdo con el último reporte de perspectivas sobre la oferta y demanda agrícolas que elabora mensualmente el Departamento de Agricultura estadounidense, se espera que en otoño se cosechen 12,900 millones de bushels de maíz, cerca de 2,000 menos que en el último mes, ante la “persistente y extrema” sequía en el país.
No obstante, la escalada de precios de los últimos meses y la revisión bajista en las cosechas podría no guiar a una mayor escalada de precios. De acuerdo con Capital Economics, Estados Unidos no es el único productor de granos, por lo que tales revisiones no implican problemas de desabasto.
IMPACTO SOBRE LATINOAMÉRICA
En México, como en otros países latinoamericanos, los alimentos son un componente primordial en la inflación. De acuerdo con el Bank of America (BofA) Merrill Lynch, en México, los alimentos comprenden 23.3% del Índice de Precios al Consumidor, al igual que en Brasil.
No obstante, BofA especifica que hay factores que podrían limitar el efecto del alza en los precios sobre Latinoamérica debido a que el alza no ha sido generalizada en el precio de los granos y a que ha habido una apreciación cambiaria en los últimos meses en algunas monedas latinoamericanas.
Además, los recientes incrementos en los precios del maíz y el trigo tendrán un efecto rezagado de 30% sobre los precios de los cereales a escala doméstica. En México, sería de tres meses y en Brasil, de nueve. Esto es, si los precios del trigo suben 10%, supondría un incremento de 3% en los precios del cereal en Brasil en los próximos nueve meses.
En el caso de México, la correduría destaca que se usa un distinto tipo de maíz: el blanco, por lo que hay una correlación negativa.
La cosecha mexicana de maíz se ve saludable, lo que probablemente limitará el impacto sobre los precios de la tortilla en los próximos meses”.
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