El hambre de Soriana
No son puntos, es compra de votos
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
¿Cuándo podrá haber elecciones presidenciales limpias en México?
El caso Soriana, descubierto por este diario no bien había terminado la votación, nos reveló que ni todo el poder de Televisa podría haber logrado la imposición de un candidato, y que se tuvo que recurrir a la tan denunciada y tan impune compra de votos.
Como en el asunto de Televisa, la compra de voluntades resulta una práctica sucia que todo el mundo sabía que iba a ocurrir, pero por eso mismo ya no podría ser, o no nada más, la entrega de despensas o de láminas para el techo de las viviendas más pobres, se requería algo novedoso.
Los genios de la campaña priísta hallaron que una de las formas más prácticas y más creíbles sería la de ofrecer tarjetas prepagadas de supermercado, para que los que vendieron su voluntad tuvieran la certeza de que su voto sí valía para las intenciones del partido que se los otorgaba.
Dos factores decidieron que Soriana se convirtiera en la elegida del PRI. El primero, que la situación financiera de la empresa no es boyante, se podría decir que según sus registros financieros la empresa ha sufrido una reducción anual en el valor de sus activos al primer semestre de 2012 de 2 mil 268 millones de pesos. El segundo, que tiene supermercados en 181 ciudades del país.
Para hacerlo más fácil bien podríamos decir que se juntaron la pobreza de la gente con la situación financiera de la empresa, es decir, el hambre con las ganas de comer, y si a eso se le agrega la admiración que rinde el presidente de ese grupo, Ricardo Martín Bringas, a Enrique Peña Nieto, el cuadro no tiene desperdicio.
La operación parecería, cuando menos en lo contable, algo limpio, al fin de cuentas esta empresa dice recompensar a sus clientes con puntos intercambiables por cualquiera de los productos que vende la tienda, algo, digamos, normal, y si no fuera porque ante la amenaza de que las tarjetas dejarían de funcionar el lunes pasado, la gente se volcó a las compras y se empezaron a levantar voces de denuncia, todo hubiera quedado en una transacción, como dijimos, normal.
Primero fueron los vecinos que se veían impedidos para hacer sus compras ante el número de personas que, y tarjeta en mano, invadieron la tienda ubicada en calzada Ignacio Zaragoza, en las colindancias del DF con el estado de México; luego fue la frustración de saber que su voto sólo había merecido cien pesos, y más tarde la ira por enterarse de que en el monedero (la tarjeta) del supermercado, no había recursos.
Y más: hubo quienes sólo repartieron promesas y se quedaron con un tambache de tarjetas que cambiaron por electrodomésticos –televisores, principalmente–, al fin de cuentas no tenían que rendirle cuentas a nadie. La promesa había sido suficiente para conseguir el voto.
Los datos que se han logrado recabar destruyen las versiones de la empresa, es decir, el argumento de que son puntos en favor del cliente lo que se reparte, y no el valor del voto en favor de Peña Nieto. Un ejemplo de ello es lo que sucedió en el distrito XXV local de Nezahualcóyotl. Allí se repartieron tarjetas con 500 pesos a una buena parte de los trabajadores del organismo descentralizado de agua potable, alcantarillado y saneamiento del municipio. El asunto es que buena parte de esos trabajadores que estuvieron en la campaña del PRI ahora no pueden cobrar lo prometido porque no hay fondos.
Todo indica que una vez más el sol no se puede tapar con un dedo. Los datos hacen más que obvia la posible complicidad que se ha manifestado en los días recientes, y que da cuenta de parte de la estrategia que utilizó el PRI para llevar votos a las urnas, por eso es indispensable preguntarse una y otra vez: ¿cuándo podremos tener elecciones limpias en México?
De pasadita
De buena fuente se sabe que en el equipo de Miguel Ángel Mancera arreciaron las grillas en busca de un lugar en el gabinete. Los llamados “cuates del sport city” que rodearon al candidato de las izquierdas durante la campaña quieren todo para ellos y presionan con fuerza para repartirse el botín. Por otro lado, René Bejarano quiere cobrar facturas, y por si todo esto no fuera suficiente, existe la gente valiosa y con experiencia que, según nos cuentan, quedaría fuera del equipo de trabajo del que será, si algo extraordinario no sucede, el nuevo jefe de Gobierno. ¡Aguas!
No son puntos, es compra de votos
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
¿Cuándo podrá haber elecciones presidenciales limpias en México?
El caso Soriana, descubierto por este diario no bien había terminado la votación, nos reveló que ni todo el poder de Televisa podría haber logrado la imposición de un candidato, y que se tuvo que recurrir a la tan denunciada y tan impune compra de votos.
Como en el asunto de Televisa, la compra de voluntades resulta una práctica sucia que todo el mundo sabía que iba a ocurrir, pero por eso mismo ya no podría ser, o no nada más, la entrega de despensas o de láminas para el techo de las viviendas más pobres, se requería algo novedoso.
Los genios de la campaña priísta hallaron que una de las formas más prácticas y más creíbles sería la de ofrecer tarjetas prepagadas de supermercado, para que los que vendieron su voluntad tuvieran la certeza de que su voto sí valía para las intenciones del partido que se los otorgaba.
Dos factores decidieron que Soriana se convirtiera en la elegida del PRI. El primero, que la situación financiera de la empresa no es boyante, se podría decir que según sus registros financieros la empresa ha sufrido una reducción anual en el valor de sus activos al primer semestre de 2012 de 2 mil 268 millones de pesos. El segundo, que tiene supermercados en 181 ciudades del país.
Para hacerlo más fácil bien podríamos decir que se juntaron la pobreza de la gente con la situación financiera de la empresa, es decir, el hambre con las ganas de comer, y si a eso se le agrega la admiración que rinde el presidente de ese grupo, Ricardo Martín Bringas, a Enrique Peña Nieto, el cuadro no tiene desperdicio.
La operación parecería, cuando menos en lo contable, algo limpio, al fin de cuentas esta empresa dice recompensar a sus clientes con puntos intercambiables por cualquiera de los productos que vende la tienda, algo, digamos, normal, y si no fuera porque ante la amenaza de que las tarjetas dejarían de funcionar el lunes pasado, la gente se volcó a las compras y se empezaron a levantar voces de denuncia, todo hubiera quedado en una transacción, como dijimos, normal.
Primero fueron los vecinos que se veían impedidos para hacer sus compras ante el número de personas que, y tarjeta en mano, invadieron la tienda ubicada en calzada Ignacio Zaragoza, en las colindancias del DF con el estado de México; luego fue la frustración de saber que su voto sólo había merecido cien pesos, y más tarde la ira por enterarse de que en el monedero (la tarjeta) del supermercado, no había recursos.
Y más: hubo quienes sólo repartieron promesas y se quedaron con un tambache de tarjetas que cambiaron por electrodomésticos –televisores, principalmente–, al fin de cuentas no tenían que rendirle cuentas a nadie. La promesa había sido suficiente para conseguir el voto.
Los datos que se han logrado recabar destruyen las versiones de la empresa, es decir, el argumento de que son puntos en favor del cliente lo que se reparte, y no el valor del voto en favor de Peña Nieto. Un ejemplo de ello es lo que sucedió en el distrito XXV local de Nezahualcóyotl. Allí se repartieron tarjetas con 500 pesos a una buena parte de los trabajadores del organismo descentralizado de agua potable, alcantarillado y saneamiento del municipio. El asunto es que buena parte de esos trabajadores que estuvieron en la campaña del PRI ahora no pueden cobrar lo prometido porque no hay fondos.
Todo indica que una vez más el sol no se puede tapar con un dedo. Los datos hacen más que obvia la posible complicidad que se ha manifestado en los días recientes, y que da cuenta de parte de la estrategia que utilizó el PRI para llevar votos a las urnas, por eso es indispensable preguntarse una y otra vez: ¿cuándo podremos tener elecciones limpias en México?
De pasadita
De buena fuente se sabe que en el equipo de Miguel Ángel Mancera arreciaron las grillas en busca de un lugar en el gabinete. Los llamados “cuates del sport city” que rodearon al candidato de las izquierdas durante la campaña quieren todo para ellos y presionan con fuerza para repartirse el botín. Por otro lado, René Bejarano quiere cobrar facturas, y por si todo esto no fuera suficiente, existe la gente valiosa y con experiencia que, según nos cuentan, quedaría fuera del equipo de trabajo del que será, si algo extraordinario no sucede, el nuevo jefe de Gobierno. ¡Aguas!
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