Vázquez Mota en la Ibero: contradicciones y deslindes

Álvaro Delgado

Urgida de apoyo popular, ante una campaña que no ha prendido, Josefina Vázquez Mota acudió, por fin, a la Universidad Iberoamericana, su alma mater que está ya de vacaciones, y desde ahí tomó distancia de tres prominentes panistas: Vicente Fox, Juan Molinar Horcasitas y Juan Manuel Oliva.

De los tres se deslindó la candidata del Partido Acción Nacional (PAN), quien, entre aplausos y abucheos, ofreció disculpas por la “afrenta” que representó decir que no era perfecta porque estudió en la Ibero, cuyo emblema hizo estampar en una camiseta en la que se enfundó para disipar dudas.

“Hice una broma muy mala”, reconoció Vázquez Mota ante el auditorio repleto y fuertemente custodiado, que también congregó a decenas de estudiantes fuera del recinto que también oyeron el acto de contrición y el cortejo que le siguió. “Soy orgullosamente mujer y soy orgullosamente Ibero”.

A lo largo de las dos horas que disertó sobre los temas de campaña y dialogó con los estudiantes, que le formularon preguntas más bien ordinarias, emergieron las numerosas contradicciones que han marcado su campaña.

Justo en la institución donde se originó la rebelión juvenil que cimbró las campañas, el 11 de mayo con la visita del priista Enrique Peña Nieto, la candidata de la derecha elogió repetidas veces al #Soy132, pero aclaró: “No seré quien pretenda lucrar con este movimiento. De mi parte, tienen un absoluto respeto y admiración.”

Vázquez Mota omitió que su primera reacción al desafío de los jóvenes a Peña Nieto fue porque, según ella, “están llenos de rencor”, y hasta defendió al priista:

El diario Reforma publicó el 15 de mayo lo que le dijo al cómico Jordi Rosado: “Lo que vi en la Ibero me lastima mucho, que estén llenos de rencor. No estuvo bien lo que le hicieron en esos términos.”

Eso nadie se lo preguntó y ella prefirió el elogio a los jóvenes del movimiento, una de cuyas dirigentes es Beatriz Creel, hija del senador panista Santiago Creel –quien acompañó a la candidata–, le agradeció haberlos recibido en el auditorio y establecer comunicación permanente con ella.

Vázquez Mota también estableció contacto con familiares de los 49 bebés que murieron en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, hace exactamente un año, cuyos nombres fueron mencionados mientras gritaban, ante ella: “¡No debió morir!”

De hecho, además del minuto de silencio al que accedió, Vázquez Mota por primera vez reconoció que Molinar, quien era director del IMSS durante la tragedia en la guardería subrogada, sí formaba parte de su equipo de campaña, pese a que, ante estudiante del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), aseguró que no.

Y fue más allá: “Le he pedido a Juan Molinar que se mantenga al margen de mi campaña”.

–¡Justicia, justicia! –clamaron los deudos de los bebés, cuyas fotos mostraron en pancartas.

–Por supuesto. Sé que hay un reclamo de justicia –respondió ella, quien concedió que el actual secretario de Acción de Gobierno del PAN comparezca ante la justicia “y estoy segura de que lo hará”.

Más tarde, por la vía de Twitter, Molinar no objetó el deslinde que de él hizo Vázquez Mota: “Separarme de campaña es decisión de JVM. Yo sigo apoyando al PAN con lealtad. La candidata del PAN tendrá mi voto. De ABC he dicho la verdad”.

Además de Molinar, secretario de Comunicaciones y Transportes y director del IMSS con Felipe Calderón, la candidata del PAN tomó distancia de Juan Manuel Oliva, quien solicitó licencia como gobernador de Guanajuato para ser el estratega electoral del PAN y de la campaña.

Según Vázquez Mota, Oliva –quien ejerció el poder en ese estado en medio de escándalos de corrupción, nepotismo y defraudación electoral– no es parte de su equipo de campaña. “Realmente forma parte de las filas del partido, no forma parte de mi campaña”.

Sin embargo, Oliva –prominente militante de la organización ultraderechista El Yunque– al igual que Molinar, estuvo presente en el “golpe de timón” de Vázquez Mota a su equipo de campaña, el 9 de abril, y desde entonces participa como responsable del “ejército” electoral con el que se busca hacerla ganar.

Fue un joven de la preparatoria de la Ibero, Cristián Alejandro González, quien le preguntó sobre el apoyo del expresidente Vicente Fox al priista Peña Nieto.

Y vino el tercer deslinde de Vázquez Mota, a quien muy poco le duró el compromiso de Fox de que ella era su candidata, luego de una reunión de dos minutos en Monterrey, el 25 de abril: “Está equivocado”, dijo de entrada y aclaró que le da “mucho pesar” porque fue secretaria de gabinete.

“El dice que aunque regresen los autoritarios, como ya tenemos democracia, no importa. Me parece un absoluto contrasentido”, continuó.

Hizo una analogía: “Es como si hay una ley antisecuestro decimos que no hay problema, que regresen todos los secuestradores porque ya hay ley”.

Rubricó: “El mayor peligro para México, el mayor riesgo para México es el regreso de un gobierno autoritario, de un gobierno que se opone a los voces de los jóvenes”.

Fue aquí cuando Vázquez Mota contó que, en 1971, cuando tenía 10 años de edad, le tocó ver la represión de golpeadores conocidos como los “Halcones” contra estudiantes. Había ido a casa de una tía suya, en San Cosme, y pudo ver todo.

“Me llamó la atención que traían guantes blancos”, dijo Vázquez Mota sobre los golpeadores que, quizá, confundió el episodio represivo con el de 1968, cuyos miembros del Batallón Olímpia sí usaron esa prenda para identificarse.

Narró que pudo ver a uno de los sujetos que extraía un arma de entre sus ropas y escuchó que un joven decía que era estudiante. “Por eso te golpeamos”, le respondió el sujeto, según ella.

“Se oían las ráfagas del viento y también de los disparos”, rememoró Vázquez Mota, quien dijo que su tío le advirtió no voltear a ver una escena. Supo que era un cadáver debajo de un automóvil.

“Se equivoca Vicente Fox”, rubricó su deslinde Vázquez Mota, quien reiteró que en las elecciones del 1 de julio se debaten dos proyectos: El suyo, el de las libertades, y el regreso del autoritarismo.

La presencia de Vázquez Mota en la Universidad Iberoamericana transcurrió sin mayores sacudimientos, salvo las porrras y abucheos de grupos antagónicos, que al grito de paz y justicia recibían como respuesta el clamar esperanzado de “presidenta, presidenta”.

Entre los porristas del PAN estaba Esteban Calderón, el hijo de Luisa María Calderón, la derrotada candidata a gobernadora de Michoacán, quien estudia primer semestre de Comunicación.

Con la comunidad de la Ibero de vacaciones, la visita de Vázquez Mota fue tersa. Sólo en una ocasión fue interrumpida por un grito. Fue cuando se refería a su defensa de las libertades.

–¡Entonces renuncia!

–Me han invitado… vamos a dialogar… vamos a dialogar con todos, a eso he venido hoy, no vengo con oídos sordos…

La panista ofreció quedarse, “si me lo permiten, no 40 minutos más, dos horas más, tres horas más, cinco horas. Tengo todo el tiempo para venir a dialogar con ustedes y lo hago escuchando todas su voces.”

Fueron sólo dos horas. Y ya.

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