La acusación pesa sobre el sacerdote Gerardo Silvestre, quien está acusado de abuso sexual en el estado de Oaxaca; la Santa Sede reveló que el caso no está cerrado
Notimex
Roma. El Vaticano ni exculpó ni declaró inocente al sacerdote mexicano Gerardo Silvestre Hernández, acusado de abuso sexual a menores en el estado de Oaxaca, y podría proceder en su contra en cualquier momento si cuenta con las pruebas suficientes.
Fuentes eclesiásticas revelaron que el caso no está cerrado de manera definitiva y reiteraron que hay una investigación, ordenada por la Santa Sede en 2010, y de la cual no han surgido elementos concretos sobre los supuestos abusos.
Por eso en febrero de 2011 la Congregación para la Doctrina de la Fe, sección vaticana encargada de conducir los procesos canónicos por pederastia contra los sacerdotes católicos de todo el mundo, emitió una carta con la cual “desestimó en su mérito” la causa.
En ningún momento tal misiva decretó la inocencia del imputado, sólo estableció que durante la investigación no se obtuvieron los testimonios y las pruebas necesarias para acreditar los delitos denunciados, indicaron las fuentes consultadas.
El caso de Silvestre Hernández se reactivó esta semana luego que 10 sacerdotes de Oaxaca publicaron una carta abierta en la que acusaron de “estar sesgadas” las pesquisas solicitadas desde El Vaticano.
El responsable de investigar las acusaciones, que surgieron en 2009, fue el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien se trasladó a Oaxaca para recabar toda la información necesaria y así responder a los requerimientos de Roma.
La elección de Sánchez Espinosa resultó significativa, no tanto por su persona sino –más bien- por su cargo. No es común que un arzobispo sea designado por la Sede Apostólica para investigar un asunto en una arquidiócesis ajena a la suya.
Aunque Sánchez Espinosa condujo interrogatorios e intentó dar con las familias de las supuestas víctimas, sus esfuerzos resultaron infructuosos. Con los datos obtenidos envió un reporte al Vaticano.
A falta de tales indicios se desestimó la causa en su momento, sin descartar la posibilidad de volver de nuevo sobre el caso. Y así ocurrió hace algunos meses, como lo informaron de manera pública los 10 sacerdotes denunciantes.
Unos siete de esos presbíteros declararon también que en junio de 2009 transmitieron sus denuncias al arzobispo de Antequera, Oaxaca, José Luis Chávez Botello, y luego el 4 de agosto de 2010 enviaron la misiva al Vaticano que dio origen a la primera investigación.
En la más reciente carta abierta que publicaron (el 11 de junio pasado), además de acusar de “sesgado” el trabajo de Sánchez Espinosa, el grupo de presbíteros se deslindó de convertirse en la parte acusadora, así como investigadora, y llamó a “retomar la verdad”.
Al respecto, la praxis también establece que cualquier persona con información sobre el particular puede saltarse al obispo del lugar y escribir, a título personal, de manera directa a la Congregación para la Doctrina de la Fe para exponer sus reclamos.
Por otra parte, el arzobispo oaxaqueño Chávez Botello emitió un comunicado sobre el tema. Lo hizo el pasado 11 de junio a través del sitio web de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
“Queremos la verdad. No defendemos al acusado asegurando su inocencia, pero tampoco podemos condenarlo sin pruebas; nuestra postura es firme en defender la verdad y la justicia, ya lo hemos mostrado en otros tiempos difíciles de Oaxaca”, escribió.
Precisó que, de acuerdo con el procedimiento de la Iglesia, el sacerdote fue separado de inmediato de su parroquia.
Con ello el religioso estará a disposición de cualquier requerimiento que las autoridades civiles y eclesiásticas necesiten para resolver de manera personal, penal y canónicamente, lo que sea necesario.
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Roma. El Vaticano ni exculpó ni declaró inocente al sacerdote mexicano Gerardo Silvestre Hernández, acusado de abuso sexual a menores en el estado de Oaxaca, y podría proceder en su contra en cualquier momento si cuenta con las pruebas suficientes.
Fuentes eclesiásticas revelaron que el caso no está cerrado de manera definitiva y reiteraron que hay una investigación, ordenada por la Santa Sede en 2010, y de la cual no han surgido elementos concretos sobre los supuestos abusos.
Por eso en febrero de 2011 la Congregación para la Doctrina de la Fe, sección vaticana encargada de conducir los procesos canónicos por pederastia contra los sacerdotes católicos de todo el mundo, emitió una carta con la cual “desestimó en su mérito” la causa.
En ningún momento tal misiva decretó la inocencia del imputado, sólo estableció que durante la investigación no se obtuvieron los testimonios y las pruebas necesarias para acreditar los delitos denunciados, indicaron las fuentes consultadas.
El caso de Silvestre Hernández se reactivó esta semana luego que 10 sacerdotes de Oaxaca publicaron una carta abierta en la que acusaron de “estar sesgadas” las pesquisas solicitadas desde El Vaticano.
El responsable de investigar las acusaciones, que surgieron en 2009, fue el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien se trasladó a Oaxaca para recabar toda la información necesaria y así responder a los requerimientos de Roma.
La elección de Sánchez Espinosa resultó significativa, no tanto por su persona sino –más bien- por su cargo. No es común que un arzobispo sea designado por la Sede Apostólica para investigar un asunto en una arquidiócesis ajena a la suya.
Aunque Sánchez Espinosa condujo interrogatorios e intentó dar con las familias de las supuestas víctimas, sus esfuerzos resultaron infructuosos. Con los datos obtenidos envió un reporte al Vaticano.
A falta de tales indicios se desestimó la causa en su momento, sin descartar la posibilidad de volver de nuevo sobre el caso. Y así ocurrió hace algunos meses, como lo informaron de manera pública los 10 sacerdotes denunciantes.
Unos siete de esos presbíteros declararon también que en junio de 2009 transmitieron sus denuncias al arzobispo de Antequera, Oaxaca, José Luis Chávez Botello, y luego el 4 de agosto de 2010 enviaron la misiva al Vaticano que dio origen a la primera investigación.
En la más reciente carta abierta que publicaron (el 11 de junio pasado), además de acusar de “sesgado” el trabajo de Sánchez Espinosa, el grupo de presbíteros se deslindó de convertirse en la parte acusadora, así como investigadora, y llamó a “retomar la verdad”.
Al respecto, la praxis también establece que cualquier persona con información sobre el particular puede saltarse al obispo del lugar y escribir, a título personal, de manera directa a la Congregación para la Doctrina de la Fe para exponer sus reclamos.
Por otra parte, el arzobispo oaxaqueño Chávez Botello emitió un comunicado sobre el tema. Lo hizo el pasado 11 de junio a través del sitio web de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
“Queremos la verdad. No defendemos al acusado asegurando su inocencia, pero tampoco podemos condenarlo sin pruebas; nuestra postura es firme en defender la verdad y la justicia, ya lo hemos mostrado en otros tiempos difíciles de Oaxaca”, escribió.
Precisó que, de acuerdo con el procedimiento de la Iglesia, el sacerdote fue separado de inmediato de su parroquia.
Con ello el religioso estará a disposición de cualquier requerimiento que las autoridades civiles y eclesiásticas necesiten para resolver de manera personal, penal y canónicamente, lo que sea necesario.
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