Alejandro Navarrete
El 23 de junio de 2005, el programa “No Manches”, conducido por Omar Chaparro en el Canal 5 de Televisa, dedicó media hora a la propaganda abierta a favor de Enrique Peña Nieto, quien era entonces candidato a Gobernador del Estado de México.
Esa noche, Chaparro, vestido de mujer, interpretando a su personaje, la “Licenciada Pamela Juanjo”, le dijo textualmente al aire al candidato priísta: “Ojalá Enrique que seas Gobernador”.
En la “entrevista” que Chaparro le hizo a Peña Nieto, el comediante se veía nervioso y parecía estar repitiendo preguntas de un guión o que le indicaban por el apuntador. Esa impresión aumentó cuando llamó al candidato “Rubén” (como se llamaba su contrincante del PAN) cuando le pedía precisamente al priísta hablar sobre las “diferencias” con los otros candidatos.
La producción del programa tampoco ocultó la “línea”. Mientras Peña hablaba, se transmitían imágenes de su campaña en donde era saludado y vitoreado por cientos de personas. Además, de repente casi todo el público en el foro apareció con banderines con los nombres de los municipios del Estado de México y también el de Peña Nieto.
No era la primera vez, no obstante, que la “Licenciada Pamela Juanjo” se mostraba al aire, en Televisa, como una fan descarada del candidato del PRI. Anteriormente, en el mismo programa ya habían transmitido “sketches” donde Chaparro, vestido así, asistía a mitines de Peña Nieto y al candidato se le presentaba como galán y sexy.
Previamente también, en el programa matutino “Vida TV”, precursor de Hoy y que conducía Galilea Montijo, en el Canal 2, se había tenido una emisión especial para apoyar la campaña de Peña Nieto, privilegio que no tuvieron los otros candidatos.
Además, se anunciaba la presencia de los conductores del programa en los mitines de Peña Nieto el fin de semana, por ejemplo unos que tuvo en Ciudad Nezahualcóyotl. Los anuncios se hacían incluso en otros programas de Televisa como en la emisión de chismes del espectáculo “Con Todo”.
Nunca, sin embargo, se precisó a la audiencia si esas “transmisiones”, sketches, “entrevistas” y frases de apoyo de los conductores eran pagadas. Ni antes ni después de las mismas se mostraba alguna explicación.
Peña Nieto ganó la gubernatura y desde entonces se veía que sería allí, con Televisa, como el priísta gobernaría y construiría una imagen que le permitiera aspirar a la Presidencia.
Después, por supuesto, las mismas “coincidencias” de cobertura editorial comenzarían a pasar en otros medios impresos y electrónicos durante el sexenio, reforzando la imagen que se había comenzado a impulsar desde las pantallas de Chapultepec y San Ángel.
Para 2007 y 2008, los monitoreos de medios electrónicos mostraban que invariablemente en “El Noticiero con Joaquín López Dóriga” en Televisa todos los días había al menos una nota de Peña Nieto, por irrelevante que hubiera sido la información o el acto en el que participó.
Inclusive, la nota diaria de Peña Nieto en muchas ocasiones se transmitía antes de la propia información del Presidente de la República, el panista Felipe Calderón, quien era la única otra persona que gozaba de esa cobertura diaria casi sin excepción.
Sin embargo, el “interés informativo” de la televisora por el Gobernador priísta excedía, tal como desde el principio, los espacios de información política.
Así, por ejemplo, un buen día era posible ver a conductores deportivos como Enrique Burak, en el programa “La Jugada”, presentar la información de los supuestos logros de Peña Nieto en materia de apoyo al deporte como otro se podía oír menciones del priísta en un programa de espectáculos, como si se tratara de un artista.
Peña Nieto gobernó de la mano de Televisa en cuestión de su imagen pública. Sus campañas de promoción de logros de gobierno se hicieron con la televisora e incluso el periódico Reforma documentó cómo su quinto informe de gobierno en 2010, por ejemplo, fue producido por la empresa, que incluso, mandó tapar con papel su logotipo en las camionetas que estaban afuera del evento.
En cuanto, a su campaña de logros, Televisa incluyó, por ejemplo, a Lucero, la cantante estrella que la televisora siempre ponía en el cierre de su Teletón anual. Previamente, había sido Angélica Rivera, la ex protagonista de la telenovela “Destilando Amor” de Televisa la que apareció públicamente como imagen de su gobierno y, después, como su pareja sentimental.
“La propuso Televisa, con la que tenemos un convenio de publicidad, como con otros medios. El acuerdo decía que podíamos incorporar a uno de sus actores para apoyar la comunicación. Me propusieron a Angélica y yo dije que estaba bien. ‘Me gusta que sea Angélica’”, contó Peña Nieto a la periodista Katia D’Artigues en el programa Shalala de TV Azteca.
Por supuesto, fue en Televisa donde se transmitió antes que en cualquier otro lado el video donde el candidato Peña Nieto le daba la “exclusiva” al Papa Benedicto XVI de que él y Rivera se iban a casar.
Por ese tiempo, el periodista español José María Siles denunció públicamente que Televisa lo había contratado para cubrir las actividades del priísta de visita por Turquía para la televisora, pero que la misma empresa le había dicho que sería el gobierno del Estado de México quien le pagaría y que Peña Nieto sería el próximo presidente de México.
Con situaciones como esas, así, durante 7 años, la imagen de Peña Nieto ha sido ampliamente difundida en Televisa, como ha sido evidente en la pantalla.
Además, la cobertura de Peña Nieto ha sido mayoritariamente favorable para el ahora candidato presidencial (salvo en contadas excepciones donde la televisora permitió más crítica por parte de sus periodistas, como en algunos momentos del caso Paulette y las inundaciones en parte del Estado de México).
Durante el último sexenio, hay que decirlo, el modelo Peña Nieto de promoción en televisión tuvo eco y muchos otros gobernadores y políticos, parecieron aprender la lección y, súbitamente, los vimos también aparecer, por ejemplo, cocinando con el chef Oropeza, en notas de espectáculos o cultura o en programas en vivo transmitidos en sus Estados.
Entre algunos de ellos, se puede mencionar a Marcelo Ebrard, Angel Aguirre y Mario Delgado, del PRD, Emilio González Márquez, del PAN. e Ivonne Ortega y Rodrigo Medina del PRI.
Ante los reclamos de usuarios de Twitter por el apoyo de su programa al Gobernador de Nuevo León, la conductora Andrea Legarreta contestó así.
Sin embargo, nadie como Peña Nieto, parece haber desarrollado en la política mexicana una ascendente carrera política, basada más en la imagen que en la trayectoria personal o experiencia real. En ese intento, no hay duda de que su promoción, a través de las pantallas de Televisa ha sido fundamental y palpable desde hace 7 años.
Por supuesto, un tema fundamental en esta promoción es el dinero. A juzgar por como Televisa y TV Azteca reaccionaron ante los temas de los spots del IFE e incluso la transmisión del primer debate presidencial, es obvio que no les gusta regalar su tiempo aire a nadie.
Por lo mismo, los gastos que el gobierno del Estado de México reporta en este rubro, y que han sido debatidos de nueva cuenta en las últimas semanas a raíz del debate presidencial, parecen no ser nada creíbles.
Otro tema, igual de relevante, sin embargo, es la honestidad, la transparencia y la ética no sólo en cuánto se gasta, sino en qué se gasta.
¿Se vale que en los medios, propaganda política, se disfrace de contenido imparcial de entretenimiento o de noticias periodísticas? ¿Se vale que los políticos se gasten los impuestos de los ciudadanos en eso y así?
¿Cuántas “noticias” o “menciones” en estos años sobre Peña Nieto habrán sido simplemente incluidas por ser propaganda pagada y cuántas realmente ameritaban su lugar al medirse con un criterio periodístico?
¿Deben los medios, sus noticiarios, sus periodistas y sus conductores de televisión especificar claramente qué parte de su contenido es pagado? ¿Qué podría hacer válido o justificable no hacerlo?
El punto, pues, no es sólo el dinero, el punto es el engaño, o el intento de engaño, aspecto que es precisamente el que parece haber molestado a los jóvenes del movimiento #Yosoy132 que reclamaron imparcialidad en los medios, tras la cobertura de las protestas contra Peña Nieto (precisamente) en la Ibero.
En ese sentido, el caso Peña Nieto-Televisa, sin duda pinta de cuerpo entero la situación actual de las relaciones entre la clase política y los medios y se erige como un ejemplo (para bien o para mal) del manejo de imagen mediática (durante 7 años) para construir una carrera política. Ya veremos si el 2012 rompe, modifica o perpetúa ese modelo.
El 23 de junio de 2005, el programa “No Manches”, conducido por Omar Chaparro en el Canal 5 de Televisa, dedicó media hora a la propaganda abierta a favor de Enrique Peña Nieto, quien era entonces candidato a Gobernador del Estado de México.
Esa noche, Chaparro, vestido de mujer, interpretando a su personaje, la “Licenciada Pamela Juanjo”, le dijo textualmente al aire al candidato priísta: “Ojalá Enrique que seas Gobernador”.
En la “entrevista” que Chaparro le hizo a Peña Nieto, el comediante se veía nervioso y parecía estar repitiendo preguntas de un guión o que le indicaban por el apuntador. Esa impresión aumentó cuando llamó al candidato “Rubén” (como se llamaba su contrincante del PAN) cuando le pedía precisamente al priísta hablar sobre las “diferencias” con los otros candidatos.
La producción del programa tampoco ocultó la “línea”. Mientras Peña hablaba, se transmitían imágenes de su campaña en donde era saludado y vitoreado por cientos de personas. Además, de repente casi todo el público en el foro apareció con banderines con los nombres de los municipios del Estado de México y también el de Peña Nieto.
No era la primera vez, no obstante, que la “Licenciada Pamela Juanjo” se mostraba al aire, en Televisa, como una fan descarada del candidato del PRI. Anteriormente, en el mismo programa ya habían transmitido “sketches” donde Chaparro, vestido así, asistía a mitines de Peña Nieto y al candidato se le presentaba como galán y sexy.
Previamente también, en el programa matutino “Vida TV”, precursor de Hoy y que conducía Galilea Montijo, en el Canal 2, se había tenido una emisión especial para apoyar la campaña de Peña Nieto, privilegio que no tuvieron los otros candidatos.
Además, se anunciaba la presencia de los conductores del programa en los mitines de Peña Nieto el fin de semana, por ejemplo unos que tuvo en Ciudad Nezahualcóyotl. Los anuncios se hacían incluso en otros programas de Televisa como en la emisión de chismes del espectáculo “Con Todo”.
Nunca, sin embargo, se precisó a la audiencia si esas “transmisiones”, sketches, “entrevistas” y frases de apoyo de los conductores eran pagadas. Ni antes ni después de las mismas se mostraba alguna explicación.
Peña Nieto ganó la gubernatura y desde entonces se veía que sería allí, con Televisa, como el priísta gobernaría y construiría una imagen que le permitiera aspirar a la Presidencia.
Después, por supuesto, las mismas “coincidencias” de cobertura editorial comenzarían a pasar en otros medios impresos y electrónicos durante el sexenio, reforzando la imagen que se había comenzado a impulsar desde las pantallas de Chapultepec y San Ángel.
Para 2007 y 2008, los monitoreos de medios electrónicos mostraban que invariablemente en “El Noticiero con Joaquín López Dóriga” en Televisa todos los días había al menos una nota de Peña Nieto, por irrelevante que hubiera sido la información o el acto en el que participó.
Inclusive, la nota diaria de Peña Nieto en muchas ocasiones se transmitía antes de la propia información del Presidente de la República, el panista Felipe Calderón, quien era la única otra persona que gozaba de esa cobertura diaria casi sin excepción.
Sin embargo, el “interés informativo” de la televisora por el Gobernador priísta excedía, tal como desde el principio, los espacios de información política.
Así, por ejemplo, un buen día era posible ver a conductores deportivos como Enrique Burak, en el programa “La Jugada”, presentar la información de los supuestos logros de Peña Nieto en materia de apoyo al deporte como otro se podía oír menciones del priísta en un programa de espectáculos, como si se tratara de un artista.
Peña Nieto gobernó de la mano de Televisa en cuestión de su imagen pública. Sus campañas de promoción de logros de gobierno se hicieron con la televisora e incluso el periódico Reforma documentó cómo su quinto informe de gobierno en 2010, por ejemplo, fue producido por la empresa, que incluso, mandó tapar con papel su logotipo en las camionetas que estaban afuera del evento.
En cuanto, a su campaña de logros, Televisa incluyó, por ejemplo, a Lucero, la cantante estrella que la televisora siempre ponía en el cierre de su Teletón anual. Previamente, había sido Angélica Rivera, la ex protagonista de la telenovela “Destilando Amor” de Televisa la que apareció públicamente como imagen de su gobierno y, después, como su pareja sentimental.
“La propuso Televisa, con la que tenemos un convenio de publicidad, como con otros medios. El acuerdo decía que podíamos incorporar a uno de sus actores para apoyar la comunicación. Me propusieron a Angélica y yo dije que estaba bien. ‘Me gusta que sea Angélica’”, contó Peña Nieto a la periodista Katia D’Artigues en el programa Shalala de TV Azteca.
Por supuesto, fue en Televisa donde se transmitió antes que en cualquier otro lado el video donde el candidato Peña Nieto le daba la “exclusiva” al Papa Benedicto XVI de que él y Rivera se iban a casar.
Por ese tiempo, el periodista español José María Siles denunció públicamente que Televisa lo había contratado para cubrir las actividades del priísta de visita por Turquía para la televisora, pero que la misma empresa le había dicho que sería el gobierno del Estado de México quien le pagaría y que Peña Nieto sería el próximo presidente de México.
Con situaciones como esas, así, durante 7 años, la imagen de Peña Nieto ha sido ampliamente difundida en Televisa, como ha sido evidente en la pantalla.
Además, la cobertura de Peña Nieto ha sido mayoritariamente favorable para el ahora candidato presidencial (salvo en contadas excepciones donde la televisora permitió más crítica por parte de sus periodistas, como en algunos momentos del caso Paulette y las inundaciones en parte del Estado de México).
Durante el último sexenio, hay que decirlo, el modelo Peña Nieto de promoción en televisión tuvo eco y muchos otros gobernadores y políticos, parecieron aprender la lección y, súbitamente, los vimos también aparecer, por ejemplo, cocinando con el chef Oropeza, en notas de espectáculos o cultura o en programas en vivo transmitidos en sus Estados.
Entre algunos de ellos, se puede mencionar a Marcelo Ebrard, Angel Aguirre y Mario Delgado, del PRD, Emilio González Márquez, del PAN. e Ivonne Ortega y Rodrigo Medina del PRI.
Ante los reclamos de usuarios de Twitter por el apoyo de su programa al Gobernador de Nuevo León, la conductora Andrea Legarreta contestó así.
Sin embargo, nadie como Peña Nieto, parece haber desarrollado en la política mexicana una ascendente carrera política, basada más en la imagen que en la trayectoria personal o experiencia real. En ese intento, no hay duda de que su promoción, a través de las pantallas de Televisa ha sido fundamental y palpable desde hace 7 años.
Por supuesto, un tema fundamental en esta promoción es el dinero. A juzgar por como Televisa y TV Azteca reaccionaron ante los temas de los spots del IFE e incluso la transmisión del primer debate presidencial, es obvio que no les gusta regalar su tiempo aire a nadie.
Por lo mismo, los gastos que el gobierno del Estado de México reporta en este rubro, y que han sido debatidos de nueva cuenta en las últimas semanas a raíz del debate presidencial, parecen no ser nada creíbles.
Otro tema, igual de relevante, sin embargo, es la honestidad, la transparencia y la ética no sólo en cuánto se gasta, sino en qué se gasta.
¿Se vale que en los medios, propaganda política, se disfrace de contenido imparcial de entretenimiento o de noticias periodísticas? ¿Se vale que los políticos se gasten los impuestos de los ciudadanos en eso y así?
¿Cuántas “noticias” o “menciones” en estos años sobre Peña Nieto habrán sido simplemente incluidas por ser propaganda pagada y cuántas realmente ameritaban su lugar al medirse con un criterio periodístico?
¿Deben los medios, sus noticiarios, sus periodistas y sus conductores de televisión especificar claramente qué parte de su contenido es pagado? ¿Qué podría hacer válido o justificable no hacerlo?
El punto, pues, no es sólo el dinero, el punto es el engaño, o el intento de engaño, aspecto que es precisamente el que parece haber molestado a los jóvenes del movimiento #Yosoy132 que reclamaron imparcialidad en los medios, tras la cobertura de las protestas contra Peña Nieto (precisamente) en la Ibero.
En ese sentido, el caso Peña Nieto-Televisa, sin duda pinta de cuerpo entero la situación actual de las relaciones entre la clase política y los medios y se erige como un ejemplo (para bien o para mal) del manejo de imagen mediática (durante 7 años) para construir una carrera política. Ya veremos si el 2012 rompe, modifica o perpetúa ese modelo.
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