Se llama “TV” y es el megayate de Azcárraga Jean

Jenaro Villamil

En los mismos días que miles de jóvenes universitarios coreaban en las calles de la Ciudad de México consignas como “¡Fuera Televisa!” o “¡Televisa jodida, la prole no es tu amiga!”, en las costas del mar de Célebes, cerca del archipiélago de Filipinas, navegaba un lujoso yate, con un valor cercano a los 180 millones de dólares, equipado con helipuerto, seis suites de lujo, sala de cine, jacuzzi, gimnasio, sistema avanzado de telecomunicaciones, spa para 16 personas, así como un exclusivo salón de masajes y un espacio para fastuosas fiestas.

Se trata del yate “TV”, propiedad del presidente y director general de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, quien mantiene en total hermetismo la propiedad de esta lujosa embarcación. Cuando no recorre el Caribe o los mares del Océano Pacífico, el “TV” está anclado en un puerto del Sudeste Asiático. Las fuentes consultadas por Proceso indicaron que Azcárraga Jean no lo traerá a las costas mexicanas ni a las de Estados Unidos hasta que pase la temporada electoral del 2012.

En el “TV” sólo viajan sus amigos empresarios, familiares y ejecutivos más allegados a Azcárraga Jean y a los vicepresidentes de Televisa, Alfonso de Angoitia, Bernardo Gómez y José Bastón. Ellos mismos se autodenominan “los Cuatro Fantásticos” desde que se encumbraron en abril de 1997 al tomar el control financiero del imperio televisivo fundado por su abuelo Emilio Azcárraga Vidaurreta.

La embarcación de Azcárraga Jean, cuyo nombre original fue “Mad Summer” (Verano Loco) está considerada en la lista de los 57 yates más caros y lujosos del mundo, comparable al “Eclipse”, del multimillonario ruso Roman Abramovich, o a los yates del emir de Dubai o del sultán de Omán o al “Octopus”, el barco de recreo de Paul Allen, uno de los fundadores del imperio de Microsoft, según el registro del sitio especializado SuperYatchts.com

El “TV” tiene una longitud total de 78.5 metros (257 pies), navega con la bandera de las islas Cayman y su primera clasificación en el Lloyd’s Register data de 2008 y fue la siguiente: Maltese Cross 100 A1 SSC Yacht mono G6, LMC, UMS, MCA standard, de acuerdo a la información de los propios fabricantes.

Desde finales de 2010, bajo estrictas medidas de confidencialidad, Azcárraga Jean adquirió el yate manufacturado por la empresa alemana Lurssen, con más de 135 años de experiencia en la fabricación de embarcaciones para multimillonarios. Su precio original es de 178 millones de dólares, es decir, casi 2 mil 500 millones de pesos, superior al valor del Mayan Queen IV, propiedad de otro multimillonario mexicano, Alberto Bailleres.

Lurssen presume en su página web la “orgullosa historia” de fabricar desde botes de vela hasta “auténticos acorazados”. El Mad Summer, en 2008, fue considerado como un “nuevo concepto en la hermandad de los propietarios de súper yates”. Sus diseñadores fueron Espin Oeino y Alberto Pinto, dos de los más reconocidos especialistas en el mundo de las embarcaciones de lujo.

En el sitio www.yachtmadsummer.com los fabricantes describieron así su super yate: “Mad Summer está concebido para ser un mundo en sí mismo… Lanzado en 2008 vivió su primer ‘verano loco’ en el Caribe”.

“Considere estos atributos extraordinarios del glamoroso Mad Summer: aparte de su propia cubierta, con terraza, solárium, y piscina, posee seis suites para los invitados, cada una con una decoración diferente; más sala de cine, jacuzzi y spa para 16 personas, sala de buceo, salón de masajes, gimnasio…

“Equipado con los últimos adelantos tecnológicos en telecomunicación y en navegación marítima, Mad Summer está equipado para ir a cualquier parte del mundo en total confidencialidad”.

La embarcación está construida para “respirar total serenidad”. Esto no excluye la posibilidad de “arribar en helicóptero para disfrutar de fastuosas fiestas en una terraza al aire libre para bailar”. “Está equipado con magnificencia y refleja el amplio conocimiento de Lurssen para satisfacer al más sofisticado trotamundo”, subrayan los fabricantes.

Su propietario anterior fue Jeff Soffer, el multimillonario norteamericano de la empresa de bienes raíces Fontainebleau, de Miami, involucrado también en la industria del espectáculo y de las apuestas en Las Vegas. Tras la crisis financiera de 2009, Soffer se declaró en bancarrota y puso a “producir” a su megayate: cobraba 1 millón de dólares a la semana por viajar en la glamorosa embarcación.

“Se trata de un barco que usted no quiere en los alrededores del Golfo de Adén, para evitar que los piratas secuestren a su masajista”, advertía una nota publicada el 8 de julio de 2009 en un sitio online para empresarios del jet set norteamericano.

The New York Times lo “Ventanea”

La primera nota periodística que mencionó a Azcárraga Jean como propietario de esta embarcación fue publicada el 21 de enero de 2011 por The New York Times. La reportera Geraldine Fabrikant afirma que el Mad Summer, de 257 pies de longitud dos jacuzzis, una sala de cine y otros lujos, “fue comprado a inicios del año pasado”.

El precio original nunca fue revelado, pero algunas fuentes indicaron que fue de 179 millones de dólares (135 millones de euros). La reportera de The New York Times consultó a distintos brokers, quienes señalaron a Emilio Azcárraga Jean, “el billionario líder de Grupo Televisa”, como el nuevo dueño del Mad Summer, rebautizado como “TV”. “Lourdes Dusssage, vocera del señor Azcárraga, rechazó hacer cualquier comentario”, anotó Fabrikant.

Personajes que han sido invitados a viajar en el “TV” mencionaron a Proceso que Azcárraga Jean mantiene un total hermetismo público sobre esta lujosa embarcación y confirmaron que al cuidado de esta embarcación están 25 personas, entre el capitán y la tripulación.

El principal accionista de Grupo Televisa sabe que en estos momentos hacer ostentación de una embarcación de este tipo es contraproducente para la empresa que aspira a expandirse en el área de telecomunicaciones y no convertirse en el centro de las críticas por su cobertura informativa y su condición monopólica.

Las acciones de Grupo Televisa han registrado continuas bajas en la Bolsa Mexicana de Valores, a raíz de que 3 de los 5 comisionados integrantes de la Comisión Federal de Competencia, el organismo encargado de combatir las prácticas monopólicas, decidieron en enero de 2012 negar la fusión de la televisora con Grupo Iusacell, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, accionista de TV Azteca.

La decisión final de autorizar o rechazar la adquisición del 50 por ciento de la telefónica Iusacell, por parte de Televisa, se conocerá el 5 de junio, cuando vuelvan a deliberar los integrantes del pleno de la CFC.

En Estados Unidos tampoco se ve con buenos ojos la ostentación de Azcárraga Jean, quien aspira a concretar la operación de compra de la deuda de Univisión, anunciada en diciembre de 2010, y prolongar el acuerdo de intercambio de programación hasta 2025 con la cadena de televisión más importante de habla hispana en el país vecino.

Delirio por los Yates

El yate de Azcárraga Jean opaca, con mucho, la famosa embarcación “Eco”, donde su padre Emilio Azcárraga Milmo falleció el 16 de abril de 1997. “El Tigre” solía pasar en esta embarcación la mayor parte del tiempo en sus últimos días. Ahí concretaba los negocios más importantes de una empresa a la que dejó en bancarrota, según su propio heredero.

“Eco” se convirtió en el símbolo de la expansión de Azcárraga Milmo y de Grupo Televisa hacia el mercado de televisión de habla hispana en Estados Unidos. Se llamó igual que el fallido intento de una cadena de noticias latinoamericana fundada por “El Tigre”.

Según relatan Claudia Fernández y Andrew Paxman, autores de la biografía El Tigre, Emilio Azcárraga y su Imperio Televisa, el empresario “adoraba pasar el tiempo descalzo y en pantaloncillos, en sus yates, bien recibiendo a sus amigos, observando a las ballenas o sencillamente relajándose”.

El 5 de enero de 1997, cuatro meses antes de fallecer, Azcárraga Milmo invitó al cantante español Julio Iglesias a su yate y también a Emilio y Gloria Estefan, los productores musicales más influyentes en Miami.

Según relató Julio Iglesias a Fernández y Paxman, luego de la cena en su lujoso yate, Azcárraga Milmo despidió al cantante y le dijo: “Qué pena que los leones tenemos que luchar hasta el final”.

El yate “Eco” tenía 40 pies de eslora, fue diseñado por Martin Francis, ondeaba con bandera británica y fue considerado uno de los más modernos de su tiempo. Su costo empalidece frente al megayate de su heredero: 2 millones de dólares frente a los 178 millones de dólares actuales, y un pago de 50 mil pesos al mes para pagar los servicios del Club de Yates de Acapulco (Proceso, No. 1438), frente a los cerca de 200 mil dólares mensuales que su Azcárraga Jean tiene que destinar al mantenimiento de “TV”.

Otro integrante de la dinastía Azcárraga, Alejandro Burillo, dueño del Grupo Pegaso, propietario del equipo de futbol Atlante, accionista de Telefónica de México y licitante frustrado de una “tercera cadena” de televisión durante este sexenio, adquirió a mediados de 2011 otro ostentoso yate, construido en el astillero vigués de Freyre, según los periódicos españoles El Mundo y La Voz de Galicia.

Bautizado como “Pegaso”, el yate de Burillo Azcárraga tiene 73 metros de longitud total, 13 metros de manga (ancho de estribor a babor) y capacidad para llevar a bordo a 30 personas, entre tripulantes y pasajeros. Posee también un helipuerto, seis camarotes de lujo para invitados y su precio oficial fue de 80 millones de euros, menor a los 135 millones de euros del “TV” de su primo.

La revista Quién publicó en agosto de 2011 una fotografía del “Pegaso” y anotó:

“La particularidad del yate por el que Burillo podría pagar hasta 84 millones de euros, según el portal español (El Mundo), es que no sólo es un barco lujoso, sino también un laboratorio para desarrollar a bordo misiones científicas.

“’Quería un camarote con vistas privilegiadas al laboratorio oceanográfico flotante más avanzado del mundo y ya lo tiene’, escribió el reportero Antonino García.

Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca, también posee un megayate, “El Azteca”, de 50 metros de longitud que ha sido motivo de polémica en la prensa beliceña.

El 17 de mayo de 2009, Proceso informó que Salinas Pliego se negó a pagar los 787 mil dólares de sanción que le impuso el Departamento de Ecología de Belice por haber dañado un arrecife de coral vivo en la zona de San Pedro Town.

El “accidente” del yate de Salinas Pliego ocurrió el 7 de abril de 2009 cuando se dirigía al balneario de San Pedro, Belice, cerca de Xcalac, Quintana Roo. Al momento de acercarse al muelle de Cayo Ambergris, una cuerda se enredó en la propela de la embarcación y “para evitar un daño mayor” el capitán Salvador Villeras Eckart decidió arrojar las anclas para frenar el yate, provocando la devastación de casi 400 metros cuadrados de arrecife.

El periódico San Pedro Sun publicó fotos donde se observa el daño ocasionado por las anclas del megayate de Salinas Pliego, en el cual viajaban 25 invitados del propietario también de las tiendas Elektra, de Grupo Iusacell y de Banco Azteca.

Martín Alegría, jefe del Departamento de Ecología beliceño, expidió una prohibición para que el Azteca volviera a navegar, en tanto el grupo técnico de la dependencia fue enviado a observar el daño y calcular el costo de de la sanción. Desde el 12 de abril, el megayate de Salinas Pliego “desapareció” y se negó al pago de los 787 mil dólares de multa. Volvió a aparecer en las costas de la isla de Cozumel, navegando sin problema alguno y con apoyo del Resguardo Marítimo Federal.

En las listas de los yates más lujosos del mundo también aparece el “Mayan Queen IV” de 93 metros de longitud, fabricado por la empresa alemana Blohm & Voss, y propiedad del magante mexicano Alberto Bailleres.

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