Alrededor de 150 personas se dan cita en frente del inmueble para conmemorar la tragedia
El Informador
Rosas blancas, lilys y pétalos rodean un corazón de aerosol que conduce a la entrada del lugar que, hasta hace cuatro años, recibía a decenas de jóvenes que iban a bailar y a divertirse, cuyo recuerdo quedó ahí, entre empujones, calor y asfixia.
En el inmueble, en la Delegación Gustavo A. Madero, se dieron cita madres de ojos cansados, jóvenes con mohicanos y flecos, tíos y primos de los nueve adolescentes que murieron el 20 de junio de 2008 en un operativo policiaco en la discoteca New’s Divine, tragedia por la cual tiene solamente a una persona en la cárcel: el dueño.
Cerca de 150 personas acudieron a la misa que se ofició frente a la discoteca para rendir homenaje, y con el fin de solicitar a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) investigar el caso pues, afirman, hay omisión y encubrimiento de las autoridades involucradas.
Leticia Morales colocó en la puerta grafiteada una cruz blanca con el nombre de su hijo, Rafa, como todos le decían, quien tenía 18 años cuando lo encontraron sin vida, tirado en el piso junto a otros que horas antes bailaban adentro. Retratos de los jóvenes fueron colocados en el enrejado naranja del camellón de Eduardo Molina. Mantas con los rostros de Leonardo, Isis y Danny se acompañaron de reclamos escritos con negro y rojo, en los que las palabras “justicia” y “culpables” aparecían como una constante.
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Rosas blancas, lilys y pétalos rodean un corazón de aerosol que conduce a la entrada del lugar que, hasta hace cuatro años, recibía a decenas de jóvenes que iban a bailar y a divertirse, cuyo recuerdo quedó ahí, entre empujones, calor y asfixia.
En el inmueble, en la Delegación Gustavo A. Madero, se dieron cita madres de ojos cansados, jóvenes con mohicanos y flecos, tíos y primos de los nueve adolescentes que murieron el 20 de junio de 2008 en un operativo policiaco en la discoteca New’s Divine, tragedia por la cual tiene solamente a una persona en la cárcel: el dueño.
Cerca de 150 personas acudieron a la misa que se ofició frente a la discoteca para rendir homenaje, y con el fin de solicitar a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) investigar el caso pues, afirman, hay omisión y encubrimiento de las autoridades involucradas.
Leticia Morales colocó en la puerta grafiteada una cruz blanca con el nombre de su hijo, Rafa, como todos le decían, quien tenía 18 años cuando lo encontraron sin vida, tirado en el piso junto a otros que horas antes bailaban adentro. Retratos de los jóvenes fueron colocados en el enrejado naranja del camellón de Eduardo Molina. Mantas con los rostros de Leonardo, Isis y Danny se acompañaron de reclamos escritos con negro y rojo, en los que las palabras “justicia” y “culpables” aparecían como una constante.
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