“Rápido y Furioso”, un escándalo político...

José Carreño Figueras

El escándalo de “Rápido y Furioso” parece regresar a la atención pública gracias a la investigación desarrollada por el diputado republicano Darrell Issa, presidente del Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes (diputados) del Congreso estadounidense.

Pero que no haya engaño. La indagación no está hecha para tener resultados, sino para crear escándalo. Mientras mas ruido, mejor, y si el escándalo se prolonga hasta las elecciones de noviembre próximo, es aún mas deseable.

Y de hecho, al menos según la queja de los demócratas, lo que menos preocupa a Issa es si hubo armas que pasaron a México ilegalmente o que tipo de solución pudiera encontrarse para el tráfico ilegal de armas en Estados Unidos. Lo que desea es poder acusar de algún delito al Procurador General Eric Holder, al que ya ha denunciado como “desdeñoso del Congreso”, un pecado político mayor en Estados Unidos.

Pero la idea de un buen escándalo político no es tanto obtener resultados -aunque si los hay y eso lleva a acusaciones judiciales, modificaciones de política o cosas por el estilo, antes de los comicios del seis de noviembre, maravilloso- sino específicamente hacer ruido. Que se note y que los votantes escuchen y se den cuenta de lo malos que son “los otros”.

Después de todo, en el caso de “Rápido y Furioso” el escándalo lleva mas de un año y ha sido debidamente preservado para durar mas allá de mediados de agosto, cuando el congreso entre en receso hasta mediados de noviembre, y los republicanos -en este caso- puedan alegar durante la campaña electoral que el gobierno de Barack Obama está sujeto a una investigación legislativa, como efectivamente lo estará.

Si la indagación tiene algún futuro o no, es otra cosa.

Los republicanos están en el proceso de acumular armamento político contra Obama. Tienen ciertamente la parte de la economía, pero nunca está de mas tener municiones extra, sobre todo si se trata de exhibir al régimen como deshonesto, inmoral, abusivo, que trata de ocultar información al Congreso. Y si permite además la posibilidad de acusar judicialmente a algún funcionario, preferentemente de tan alto nivel como el Procurador Holder, es una maravilla.

Y si no, al menos puede hacerse ruido para motivar a los propios partidarios.

Pero los republicanos están en su papel. Son la oposición política. Cuando los demócratas estaban en la mayoría la responsabilidad de ese tipo de investigaciones -y ataques- estaba en manos de Henry Waxman, antecesor de Issa, y tan políticamente agresivo y partisano como él en los temas que le interesaban.

Ahora bien, está por verse si la indagación de “Rápido y Furioso” llega a algún resultado efectivo, mas allá de un reporte que puede o no provocar cambios legales o políticos… aunque en términos reales lo mas probable es que las causas y los efectos de “Rápido y Furioso” no se vean afectados-

Pero al margen de la conclusión a que llegue el Congreso, el momento en que termine la legislatura estadounidense deberá ser el momento político adecuado cuando el gobierno mexicano podrá y deberá plantear sus propias exigencias y demandar soluciones de las autoridades estadounidenses, con base a las propias indagaciones de ellas.

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