Rafael Correa: la rebelión de #YoSoy132, ejemplo para AL

Stella Calloni / Enviada La Jornada

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, consideró este jueves que los países deben luchar por inaugurar la verdadera libertad de prensa, como parte de un concepto mayor y el derecho de todos los ciudadanos a la libertad de expresión, que intenta privatizar el poder mediático con fines de lucro. En este aspecto, destacó, esperanzado, la rebelión de los estudiantes universitarios de México frente al poder mediático, que calificó en algunos momentos de dictadura.

Asediado por la prensa internacional en relación con el asilo solicitado por el fundador de Wikileaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, sostuvo que independientemente de esa petición el periodista ha dicho que quiere ir a Ecuador para seguir cumpliendo con su misión a favor de la libertad de expresión sin límites, porque nuestro país es un territorio de paz comprometido con la justicia y la verdad. Esto que el señor Assange ha dicho es más cercano a la realidad de Ecuador que las basuras que todos los días publican los dueños del poder mediático.

Durante una entrevista con La Jornada, Carta Mayor (de Brasil) y Página 12 (de Argentina), que se extendió más de una hora, en un hotel de esta capital convertida en el epicentro de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20, comentó que si en Ecuador a alguien se le hubiera hecho la centésima parte de lo que le hicieron a Assange seríamos llamados dictadores y represores, pero como lo que éste divulgó afecta a las grandes potencias y evidencia la doble moral de Estados Unidos, se decide que hay que aplicar todo el peso de la ley contra Assange. Y lo llaman violador.

Agregó que no quería anticipar cuál será su criterio. Hemos recibido la solicitud y analizaremos las causales y tomaremos una decisión cuando sea pertinente. Él está en nuestra embajada en Londres bajo la protección del Estado ecuatoriano.

Descartó que el asunto provoque tensión entre su gobierno y Gran Bretaña. Es lo último que quisiéramos, pero nosotros no vamos a pedir permiso a ningún país para tomar decisiones soberanas. Ecuador hace tiempo dejó de ser colonia. No tenemos alma de vasallos, apuntó.

“Si por dar asilo, refugio, residencia a fugitivos de la justicia se deteriorara la relación, América Latina debería tener deterioradísima su relación con Estados Unidos, porque, como probablemente le pase a Argentina, a Brasil, a México, cualquier fugitivo que viole la justicia, que no es el caso del señor Assange –me estoy refiriendo a corruptos como los banqueros que quebraron a Ecuador en el 99–, huyen a Estados Unidos y allá son recibidos muy bien y gozan de una vida bastante cómoda.”

Sin duda el tema Assange posibilita a Correa analizar la injusticia de aplicar una doble moral. Todos los días hay juicios en países desarrollados contra diarios; allí no hay problema porque eso es civilización, pero enjuiciar en nuestro país a un periódico o un periodista es calificado como barbarie. Y no es que nosotros criminalicemos la opinión, porque en nuestro país todos los días publican y dicen lo que quieren y hablan de falta de libertad de expresión. Cualquiera puede decir que el gobierno es bueno, que es malo, que es un gobierno competente o incompetente. Pero lo que no se puede decir en un medio es que el presidente, o cualquier ciudadano, es un criminal de lesa humanidad y afirmar, por ejemplo, que ha disparado sin previo aviso contra un hospital (como escribieron algunos medios cuando el intento de golpe de 2010 contra Correa), porque eso no es información. Es difamación; eso es delito en cualquier país.

Admitió que hubo un tiempo en el que nos sentimos muy solos, cuando fuimos víctimas de un ataque tremendo por no agachar la cabeza ante un negocio muchas veces corrupto, muchas veces encubierto bajo la capa de la libertad de expresión. Esa es la lucha, no hay lucha mayor.

Consultado sobre la aparición de cables de Wikileaks donde aparecieron periodistas ecuatorianos que eran considerados informantes por la embajada de Estados Unidos, señaló que eso demostró que siempre se derrumban sus mentiras.

“Vemos entidades que financian a estos emporios mediáticos, ciertas organizaciones que en nombre de la sociedad civil nos denuncian ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y encuentran las puertas sospechosamente abiertas, y ahora resulta que esos señores son identificados en Wikileaks como informantes de la embajada (estadunidense). No sólo eso, esa gente es financiada por la USAID con 4.5 millones de dólares que les dan a estos supuestos defensores de la libertad de expresión para supuestamente ‘fortalecer la democracia y fortalecer la acción cívica’; en realidad, a la oposición a los gobiernos progresistas de Latinoamérica. Ante esto tenemos que reaccionar los pueblos de América Latina.”

Respecto a México, afirmó que existen excelentes relaciones, pese a que el gobierno del país “en los actuales momentos es de una tendencia ideológica distinta a la nuestra.

Es un gobierno que representa a un país hermano, y como con muchos gobiernos de centroderecha, mantenemos estrechos lazos. Respecto a la situación interna del país no opino, y sobre elecciones tampoco. Deseo tan sólo el mejor de los éxitos al pueblo mexicano. Pero sí tal vez me refiero a la rebelión de los estudiantes universitarios frente al poder mediático. Ojalá ese ejemplo sea seguido por todos los jóvenes en nuestra América. Tienen que rebelarse. Aquí nos han acusado de que tenemos dictadura donde hay gobiernos progresistas, como en Ecuador, Venezuela, Bolivia y otros. Aquí la única dictadura que se ha intentado implantar es la gran dictadura mediática, y los jóvenes deben rebelarse contra esas dictaduras.

En un largo recorrido por diferentes temas, desde los peligros de la militarización de América Latina y las bases extranjeras hasta las fundaciones y sus trabajos desestabilizadores, Correa ratificó sus buenas relaciones con nuestra América, y dijo que su gobierno quiere tenerlas con todos los países en un marco de mutuo respeto.

Rechazó actitudes como la de la vocera del departamento de Estado Susan Jacob, quien afirmó que iba a defender a la SIP frente a los ataques de Ecuador, porque Correa rechaza la denuncia de la CIDH sobre atropellos de su gobierno y resulta que nosotros reconocemos a esa comisión, mientras Estados Unidos ni siquiera ha firmado el pacto de San José. Entonces esa doble moral no la vamos a aceptar más, y cada vez que nos hagan estos exámenes sobre derechos humanos les haremos también nuestro examen nosotros sobre las torturas en Guantánamo, los falsos juicios, la farsa judicial contra los patriotas cubanos, etcétera. Ecuador dejó de ser colonia hace mucho tiempo, y si hay gobiernos que no hicieron respetar esa independencia, esa soberanía, esa dignidad en nuestro país, ahora sí hay un gobierno que se hace respetar.

Destacó los avances en Unasur y otros mecanismos de integración, aunque admitió que es necesario ir mucho más rápido.

Estimó necesario avanzar en políticas laborales, para que nunca más caigamos en América Latina en la trampa de competir para atraer inversiones deteriorando y precarizando la fuerza laboral. Debemos acordar un salario mínimo regional y así, en lugar de atraer capitales sobre los esfuerzos, las lágrimas y el sudor de los trabajadores, pensamos en otro mundo. Creo que se avanza, pero tenemos que ir mucho más rápido.

Finalmente, con energía, advirtió que no concurrirá a ninguna Cumbre de las Américas en que esté ausente Cuba. Si un país es excluido, entonces que no se llame Cumbre de las Américas, sino conversatorio con el poder hegemónico. Mientras yo sea presidente, Ecuador no asistirá a ninguna Cumbre de las Américas si se excluye a Cuba.

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