¿Quién es un peligro para México?

Jorge Fernández Menéndez

Todos sabemos que en una campaña electoral, sobre todo en el tramo final de la misma, las declaraciones grandilocuentes se transforman en consignas y pocas veces tienen relación con la realidad. En los últimos días ha habido muchas declaraciones, muchos juicios terminantes y pocas, muy pocas, confrontaciones con la realidad. Vamos con algunas de esas afirmaciones que no se asientan en la realidad.

¿Quién es un peligro para México? Algunos dicen que López Obrador porque propicia la devaluación del peso frente al dólar (10% sólo en mayo); otros dicen que el regreso del PRI, porque sería el retorno de las crisis. Lo cierto es que ninguna de las dos cosas son verdad, por lo menos no en esos términos. El peso no se ha devaluado por López Obrador, quizás ha tenido una influencia marginal en ese deslizamiento, pero la causa fundamental de la misma reside en Europa y particularmente en Grecia. Todas las divisas internacionales han tenido caídas porque, ante la incertidumbre sobre Grecia, que tiene elecciones el 17 de junio para decidir si continúa o no con el plan de ajuste impuesto y por ende si sigue o no en la Unión Europea, y por el futuro de la zona euro, los mercados han decidido refugiarse en el dólar. En este sentido, la situación del peso no es crítica ni mucho menos, el país tiene las mayores reservas de su historia, será el segundo en crecimiento económico de toda la OCDE y no ha habido, no hay razón para que la haya, una corrida contra el dólar. El número de transacciones ha sido incluso escaso. Todos los precios a futuro del dólar están por debajo de la cotización actual. ¿Influye entonces López Obrador en la cotización del peso? Sólo marginalmente. Ha creado cierto nerviosismo la encuesta publicada por Reforma, y es sólo marginal porque no coincide en nada con todas las demás encuestas serias publicadas hasta el momento. ¿Qué debería preocuparnos económicamente de López Obrador? El protagonismo que le da al Estado en la economía, la cerrazón en el terreno energético, la visión de una reforma fiscal que no impulsará la producción, el rechazo a una reforma laboral, y proyectos sin sentido, como el tren bala Cancún-Palenque, entre otros temas.

Tampoco es un peligro Peña Nieto para México ni su llegada propiciará automáticamente el regreso de las crisis. Sus propuestas económicas son ortodoxas, no se apartarán demasiado de las que se han seguido en las últimas décadas y, en todo caso, Peña apuesta mucho más a la generación de expectativas que detonen inversiones. Es partidario de la apertura del sector energético y de una reforma fiscal. Impulsará, porque sabe que es necesaria, una reforma laboral. ¿Qué puede ser preocupante? Que programas tan atractivos como el de diez puntos que anunció el fin de semana en Tijuana se lancen sin implementar antes o simultáneamente las reformas energética, fiscal y laboral, porque si es así desequilibrarán las finanzas públicas. Pero no se percibe un escenario de crisis porque gane el priismo. En todo caso, las diferencias deben ponerse en la política y en los políticos que podrían acompañar a Peña.

Otra declaración con poco asidero en la realidad es la que se generó en torno a las afirmaciones de Vicente Fox. No dudo que el sentido que quiso darle el ex presidente a sus declaraciones haya sido impulsar la candidatura de Peña Nieto, pero a pesar de lo que se dijo y publicó, el ex presidente nunca dio ese apoyo en forma textual. Sí creo que dijo algo cierto: hay que apoyar, institucionalmente, a quien sea que gane la Presidencia de la República para salir del estancamiento que vivimos en el país desde hace muchos años. Alguien me preguntó en Twitter si diría lo mismo si López Obrador fuera en primer lugar.Con reservas, diría lo mismo, en la medida en que Andrés Manuel no sólo se comprometiera de palabra sino también en los hechos a cumplir con lo que ha prometido, en el sentido de no avanzar en un camino autoritario, no hacer nacionalizaciones y respetar el pluralismo, la libertad de expresión y la Constitución. Si respeta esos principios, podría no estar de acuerdo con él, pero no lo calificaría como un peligro para México. Como por supuesto que no lo sería que Acción Nacional repitiera en el gobierno.

Las declaraciones de Fox no moverán el escenario electoral, como tampoco lo hará en forma significativa el movimiento #YoSoy132. Desde distintas perspectivas, ambos, Fox y el movimiento, están pensando más en el día después de las elecciones que en el primero de julio. Saben que para los comicios difícilmente podrán mover en forma significativa los números. Lo que también saben es que, después de las elecciones, se quieren convertir en interlocutores, en uno u otro sentido, importantes, y apuestan a jugar ese papel, uno desde la derecha, los otros, desde la izquierda.

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