Jorge Diaz
Yo no creo que no haya pasado nada, lo que comentaré se refiere a lo que los encuestadores (la mayoría), están dando a entender con los resultados que presentan.
Tal parece que todo lo que ha surgido en las campañas no ha servido para cambiar un ápice de la fotografía tomada al principio de las mismas. Según las encuestas, los mexicanos están adormilados o definieron su preferencia antes que las campañas iniciaran. Probablemente un punto o dos han variado, pero en síntesis, las cosas siguen igual de acuerdo a lo presentado por la mayor parte de las casas encuestadoras del país hasta hoy.
Bombas periodísticas, movimientos juveniles, acusaciones graves, historiales infames, condiciones nacionales no muy halagüeñas, pobreza, desempleo, violencia y demás joyas nacionales, no mueven la intención de los mexicanos, o al menos, esa es la versión de las encuestas contratadas por lo medios de comunicación. Me declaro sorprendido de la nula reacción frente a los estímulos propagandísticos que se han disparado. Quizá nada le importa a un ciudadano concentrado en sus problemas y sumido en un individualismo tal, que no le permite contemplar una circunstancia de solución a las dificultades en un sentido de grupo, que lo ayude a animarse a formar parte de esta decisión.
Acaso será (lo digo con todo respeto) que las muestras donde se levantan las encuestas, son zonas muy definidas en sus preferencias y con nulas posibilidades de variar, o que las interpretaciones estadísticas son erróneas o que todas sean un puñado de patrañas. Aunque dudo que sean patrañas, dudo más que la gente no modifique ni un poco ¿todo igual?
Es muy importante que el día de las elecciones se refleje lo más posible lo que las encuestas nos vienen diciendo, ya que de resultar lo contrario con una amplia diferencia, las autoridades electorales deberán cuestionar y en todo caso regular la utilización de estos mecanismos con fines distintos a los informativos.
Ahora bien, de confirmarse lo dicho por las encuestas, lo que debe contemplarse es el recorte de los enormes recursos que se destinan para las campañas, ya que comprobarían la inutilidad de éstos para modificar en algo los resultados de una ciudadanía, insisto, carente de capacidad de asombro, un tanto apática o adormilada o simplemente, muy segura de lo que quiere.
Yo no creo que no haya pasado nada, lo que comentaré se refiere a lo que los encuestadores (la mayoría), están dando a entender con los resultados que presentan.
Tal parece que todo lo que ha surgido en las campañas no ha servido para cambiar un ápice de la fotografía tomada al principio de las mismas. Según las encuestas, los mexicanos están adormilados o definieron su preferencia antes que las campañas iniciaran. Probablemente un punto o dos han variado, pero en síntesis, las cosas siguen igual de acuerdo a lo presentado por la mayor parte de las casas encuestadoras del país hasta hoy.
Bombas periodísticas, movimientos juveniles, acusaciones graves, historiales infames, condiciones nacionales no muy halagüeñas, pobreza, desempleo, violencia y demás joyas nacionales, no mueven la intención de los mexicanos, o al menos, esa es la versión de las encuestas contratadas por lo medios de comunicación. Me declaro sorprendido de la nula reacción frente a los estímulos propagandísticos que se han disparado. Quizá nada le importa a un ciudadano concentrado en sus problemas y sumido en un individualismo tal, que no le permite contemplar una circunstancia de solución a las dificultades en un sentido de grupo, que lo ayude a animarse a formar parte de esta decisión.
Acaso será (lo digo con todo respeto) que las muestras donde se levantan las encuestas, son zonas muy definidas en sus preferencias y con nulas posibilidades de variar, o que las interpretaciones estadísticas son erróneas o que todas sean un puñado de patrañas. Aunque dudo que sean patrañas, dudo más que la gente no modifique ni un poco ¿todo igual?
Es muy importante que el día de las elecciones se refleje lo más posible lo que las encuestas nos vienen diciendo, ya que de resultar lo contrario con una amplia diferencia, las autoridades electorales deberán cuestionar y en todo caso regular la utilización de estos mecanismos con fines distintos a los informativos.
Ahora bien, de confirmarse lo dicho por las encuestas, lo que debe contemplarse es el recorte de los enormes recursos que se destinan para las campañas, ya que comprobarían la inutilidad de éstos para modificar en algo los resultados de una ciudadanía, insisto, carente de capacidad de asombro, un tanto apática o adormilada o simplemente, muy segura de lo que quiere.
Comentarios