A diferencia de hace 44 años, el movimiento estudiantil actual surge en la escuela privada. Una clase que poco a poco perdió privilegios y seguridad.
Adela Navarro Bello
Durante las últimas cuatro décadas, los estudiantes mexicanos estuvieron ahí, pero no salieron de ahí. Se caracterizaron por su apatía social. Se concentraron en las aulas en un periodo de hibernación político-social. Fueron siempre una fuerza latente.
Los acontecimientos de los años 1968, 1970 y 1971, movimientos estudiantiles a partir de la escuela pública, dejaron una huella profunda y una herida que tomó más de 40 años superar.
Hoy día, los mexicanos atestiguamos el despertar de los universitarios, su sonora presencia en el ámbito intelectual de la política. Y a diferencia de hace 44 años, el movimiento surge en la escuela privada. Una clase que poco a poco perdió privilegios y seguridad.
A partir de la manifestación de estudiantes que recibió a Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, en la Universidad Iberoamericana en el Distrito Federal, el movimiento estudiantil surgió.
Lo que en un principio fue una muestra de inconformidad estudiantil hacia un candidato por las acciones que realizó siendo gobernador del Estado de México, se convirtió en un movimiento ciudadano que hoy día dicta conciencia en la intención del voto y en la organización social de la elección del próximo primero de julio.
Fue debido a la intolerancia de miembros del equipo de campaña de Peña y a la parcialidad de algunos medios para dar a conocer u ocultar dicha información.
Luego del desaguisado del equipo peñista al catalogar a los estudiantes de la Ibero como manifestantes manipulados por la izquierda mexicana, los jóvenes alzaron la voz a partir de los medios que encontraron en Internet.
Facebook, Twitter y YouTube fueron los canales utilizados para dar a conocer lo que televisoras, radiodifusoras y periódicos intentaron ocultar.
Los proclamados como #YoSoy132 se han convertido en un movimiento nacional, en activistas de la política que poco a poco han ido concentrando a más, mucho más estudiantes en escuelas privadas, y hacen el llamado a las públicas.
#YoSoy132 logró, a base de petición y presión, la transmisión en cadena nacional del segundo debate entre los candidatos a la Presidencia.
También están en pláticas para convertirse en observadores el día de la elección. Y aunque el origen del movimiento es el antipeñismo, no proclaman a algún otro candidato, ni piden el voto a favor de otro.
El movimiento estudiantil, al que se suman personas de otros sectores, ha logrado influir en las encuestas de intensión del voto.
No es casual que justo después de que se diera a conocer el grupo anti-Enrique Peña Nieto, la imagen del candidato comenzara a decaer, no solo en los medios de comunicación que se vieron obligados a transmitir la crítica, sino también en foros públicos y debates ciudadanos. Y ni hablar de las redes sociales, donde el movimiento encuentra su principal foro y aforo.
No es casualidad que, en este contexto, las encuestas nacionales, las serias y las locales, en el mismo rango de responsabilidad, den a conocer resultados que ya no le son favorables al candidato del PRI.
De ser presentado como el puntero inalcanzable con una distancia arriba de los 20 puntos de su más cercano competidor, a un mes de la elección se encuentra a un dígito de distancia a favor, en lo general, y por debajo en ciertos casos y regiones.
Encuestas como la de María de las Heras ubican a Andrés Manuel López Obrador a 9 puntos de Enrique Peña Nieto; y la del diario Reforma del jueves 31 de mayo posicionó al tabasqueño en un virtual empate técnico con el mexiquense.
En el Semanario Zeta, en la edición del viernes 1 de junio, damos a conocer la II Encuesta Electoral 2012 en el estado de Baja California. Los resultados: López Obrador, 39 por ciento; Peña Nieto, 29 por ciento; Vázquez Mota, 21 por ciento; Quadri de la Torre, 4 por ciento; indecisos, 7 por ciento.
Al analizar el surgimiento del movimiento estudiantil, así como los recientes y determinantes resultados de las encuestas, es harto probable que movimiento e intención del voto reflejada vayan de la mano.
Los estudiantes mexicanos, a partir de la academia privada, están recobrando la voz de los jóvenes en la era de la comunicación social en Internet. A ver hasta dónde llegan, y si, como se augura, logran cambiar lo que se daba por cierto, como la crónica de un triunfo anunciado.
Adela Navarro Bello
Durante las últimas cuatro décadas, los estudiantes mexicanos estuvieron ahí, pero no salieron de ahí. Se caracterizaron por su apatía social. Se concentraron en las aulas en un periodo de hibernación político-social. Fueron siempre una fuerza latente.
Los acontecimientos de los años 1968, 1970 y 1971, movimientos estudiantiles a partir de la escuela pública, dejaron una huella profunda y una herida que tomó más de 40 años superar.
Hoy día, los mexicanos atestiguamos el despertar de los universitarios, su sonora presencia en el ámbito intelectual de la política. Y a diferencia de hace 44 años, el movimiento surge en la escuela privada. Una clase que poco a poco perdió privilegios y seguridad.
A partir de la manifestación de estudiantes que recibió a Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, en la Universidad Iberoamericana en el Distrito Federal, el movimiento estudiantil surgió.
Lo que en un principio fue una muestra de inconformidad estudiantil hacia un candidato por las acciones que realizó siendo gobernador del Estado de México, se convirtió en un movimiento ciudadano que hoy día dicta conciencia en la intención del voto y en la organización social de la elección del próximo primero de julio.
Fue debido a la intolerancia de miembros del equipo de campaña de Peña y a la parcialidad de algunos medios para dar a conocer u ocultar dicha información.
Luego del desaguisado del equipo peñista al catalogar a los estudiantes de la Ibero como manifestantes manipulados por la izquierda mexicana, los jóvenes alzaron la voz a partir de los medios que encontraron en Internet.
Facebook, Twitter y YouTube fueron los canales utilizados para dar a conocer lo que televisoras, radiodifusoras y periódicos intentaron ocultar.
Los proclamados como #YoSoy132 se han convertido en un movimiento nacional, en activistas de la política que poco a poco han ido concentrando a más, mucho más estudiantes en escuelas privadas, y hacen el llamado a las públicas.
#YoSoy132 logró, a base de petición y presión, la transmisión en cadena nacional del segundo debate entre los candidatos a la Presidencia.
También están en pláticas para convertirse en observadores el día de la elección. Y aunque el origen del movimiento es el antipeñismo, no proclaman a algún otro candidato, ni piden el voto a favor de otro.
El movimiento estudiantil, al que se suman personas de otros sectores, ha logrado influir en las encuestas de intensión del voto.
No es casual que justo después de que se diera a conocer el grupo anti-Enrique Peña Nieto, la imagen del candidato comenzara a decaer, no solo en los medios de comunicación que se vieron obligados a transmitir la crítica, sino también en foros públicos y debates ciudadanos. Y ni hablar de las redes sociales, donde el movimiento encuentra su principal foro y aforo.
No es casualidad que, en este contexto, las encuestas nacionales, las serias y las locales, en el mismo rango de responsabilidad, den a conocer resultados que ya no le son favorables al candidato del PRI.
De ser presentado como el puntero inalcanzable con una distancia arriba de los 20 puntos de su más cercano competidor, a un mes de la elección se encuentra a un dígito de distancia a favor, en lo general, y por debajo en ciertos casos y regiones.
Encuestas como la de María de las Heras ubican a Andrés Manuel López Obrador a 9 puntos de Enrique Peña Nieto; y la del diario Reforma del jueves 31 de mayo posicionó al tabasqueño en un virtual empate técnico con el mexiquense.
En el Semanario Zeta, en la edición del viernes 1 de junio, damos a conocer la II Encuesta Electoral 2012 en el estado de Baja California. Los resultados: López Obrador, 39 por ciento; Peña Nieto, 29 por ciento; Vázquez Mota, 21 por ciento; Quadri de la Torre, 4 por ciento; indecisos, 7 por ciento.
Al analizar el surgimiento del movimiento estudiantil, así como los recientes y determinantes resultados de las encuestas, es harto probable que movimiento e intención del voto reflejada vayan de la mano.
Los estudiantes mexicanos, a partir de la academia privada, están recobrando la voz de los jóvenes en la era de la comunicación social en Internet. A ver hasta dónde llegan, y si, como se augura, logran cambiar lo que se daba por cierto, como la crónica de un triunfo anunciado.
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