Pablo Pérez / AFP
Cerca de 79,5 millones de mexicanos están convocados a elegir el domingo a su presidente para el periodo 2012-2018 en un ambiente enrarecido por la violencia y la visceral oposición de parte de la población al favorito en las encuestas, Enrique Peña Nieto, del ex hegemónico PRI.
Tras tres meses de campaña y tres jornadas de reflexión en las que ha estado prohibido todo tipo de propaganda electoral, el domingo abrirán más de 143.000 mesas de votación en todo el país a partir de las 08H00 hora de Ciudad de México (13H00 GMT).
Todas las encuestas pronosticaron el miércoles, el último día en que se pudieron difundir, una victoria en la elección, que no tiene segunda vuelta, del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), formación que gobernó el país de 1929 a 2000, por una ventaja que variaba entre 10 y 17 puntos.
Asimismo, otorgaban el segundo lugar a Andrés Manuel López Obrador, aspirante de la coalición de izquierda Movimiento Progresista que hace seis años quedó también segundo pero con una diferencia del 0,56% de los votos, y el tercero a Josefina Vázquez Mota, del gobernante Partido de Acción Nacional (PAN, derecha).
Un cuarto candidato, Gabriel Quadri, del minoritario Alianza Nacional (Panal), figura cuarto en los sondeos con entre 2,7% y 4%. Algunas encuestas también han adelantado una abstención en torno al 40%. Estas elecciones serán las más controladas de la historia de México, con 700 observadores internacionales y cerca de un millón de ciudadanos, entre ciudadanos elegidos por sorteo y representantes de los partidos políticos.
Sin embargo, y a pesar de las garantías dadas por el gobierno y las autoridades electorales, persisten muchas suspicacias sobre la limpieza de los comicios.
López Obrador, que en 2006 se negó a reconocer la derrota y denunció un fraude, ha vuelto a plantear algunas dudas sobre el presente proceso electoral.
En los últimos días se han multiplicado las denuncias de los partidos por compra de votos, robo de urnas, reparto de alimentos con fines electorales, promesas de programas sociales condicionados y coacción del sufragio.
Están dirigidas sobre todo contra el PRI, pero también contra el PAN y la coalición Movimiento Progresista. El probable retorno del PRI al poder, del que fue desalojado hace 12 años envuelto en un aura de autoritarismo y corrupción, ha provocado reacciones airadas en algunos sectores de la sociedad mexicana.
Uno de ellos es el movimiento estudiantil YoSoy132, que surgió a mediados de mayo y que acusa a algunos medios de comunicación del país, encabezados por Televisa, el mayor grupo de televisión de habla hispana, de favorecer a Peña Nieto con informaciones sesgadas.
Para la tarde de este sábado YoSoy132 convocó una marcha para reclamar elecciones limpias y ha pedido a los asistentes que no lleven propaganda electoral para respetar la veda electoral, que prohíbe este día manifestarse a favor o en contra de algún candidato.
México llega a estos comicios -en los que también se renovarán las dos cámaras del Congreso y se elegirán seis gobernadores, el jefe de gobierno de la capital, 579 diputados y más de 900 alcaldes- sumido en una ola de violencia generada por los cárteles del narcotráfico que ha dejado más de 50.000 muertos desde diciembre de 2006.
En la campaña electoral la inseguridad sólo se ha manifestado a nivel municipal, aunque en la última semana algunos actos de violencia han sacudido el país. Algunos candidatos a alcaldes han renunciado tras sufrir amenazas, al menos dos han visto sus casas tiroteadas y otro fue secuestrado el pasado lunes por hombres armados y liberado dos días después.
La alcaldesa de una localidad de Veracruz (este) fue igualmente raptada el pasado domingo y apareció muerta cuatro días después; el lunes, tres policías fueron asesinados por compañeros corruptos en pleno aeropuerto de Ciudad de México y el viernes explotó una granada frente al ayuntamiento de la ciudad de Nuevo Laredo (noreste), fronteriza con Estados Unidos, dejando siete heridos.
El ejército, que está encargado de proteger en todas las elecciones el material electoral, los centros de escrutinio de voto y las urnas con los sufragios, anunció que el domingo patrullará las zonas más castigadas por la delincuencia.
Las encuestas a boca de urna serán difundidas a partir de las 20H00 (01H00 GMT del lunes), cuando cierran las últimas mesas, en el estado de Baja California Norte (noroeste). Y a las 23H45, hora de la capital (04H45 GMT), el Instituto Federal Electoral anunciará los resultados de una muestra representativa de centros de votación aunque el escrutinio oficial se prolongará hasta mediados de la próxima semana.
Cerca de 79,5 millones de mexicanos están convocados a elegir el domingo a su presidente para el periodo 2012-2018 en un ambiente enrarecido por la violencia y la visceral oposición de parte de la población al favorito en las encuestas, Enrique Peña Nieto, del ex hegemónico PRI.
Tras tres meses de campaña y tres jornadas de reflexión en las que ha estado prohibido todo tipo de propaganda electoral, el domingo abrirán más de 143.000 mesas de votación en todo el país a partir de las 08H00 hora de Ciudad de México (13H00 GMT).
Todas las encuestas pronosticaron el miércoles, el último día en que se pudieron difundir, una victoria en la elección, que no tiene segunda vuelta, del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), formación que gobernó el país de 1929 a 2000, por una ventaja que variaba entre 10 y 17 puntos.
Asimismo, otorgaban el segundo lugar a Andrés Manuel López Obrador, aspirante de la coalición de izquierda Movimiento Progresista que hace seis años quedó también segundo pero con una diferencia del 0,56% de los votos, y el tercero a Josefina Vázquez Mota, del gobernante Partido de Acción Nacional (PAN, derecha).
Un cuarto candidato, Gabriel Quadri, del minoritario Alianza Nacional (Panal), figura cuarto en los sondeos con entre 2,7% y 4%. Algunas encuestas también han adelantado una abstención en torno al 40%. Estas elecciones serán las más controladas de la historia de México, con 700 observadores internacionales y cerca de un millón de ciudadanos, entre ciudadanos elegidos por sorteo y representantes de los partidos políticos.
Sin embargo, y a pesar de las garantías dadas por el gobierno y las autoridades electorales, persisten muchas suspicacias sobre la limpieza de los comicios.
López Obrador, que en 2006 se negó a reconocer la derrota y denunció un fraude, ha vuelto a plantear algunas dudas sobre el presente proceso electoral.
En los últimos días se han multiplicado las denuncias de los partidos por compra de votos, robo de urnas, reparto de alimentos con fines electorales, promesas de programas sociales condicionados y coacción del sufragio.
Están dirigidas sobre todo contra el PRI, pero también contra el PAN y la coalición Movimiento Progresista. El probable retorno del PRI al poder, del que fue desalojado hace 12 años envuelto en un aura de autoritarismo y corrupción, ha provocado reacciones airadas en algunos sectores de la sociedad mexicana.
Uno de ellos es el movimiento estudiantil YoSoy132, que surgió a mediados de mayo y que acusa a algunos medios de comunicación del país, encabezados por Televisa, el mayor grupo de televisión de habla hispana, de favorecer a Peña Nieto con informaciones sesgadas.
Para la tarde de este sábado YoSoy132 convocó una marcha para reclamar elecciones limpias y ha pedido a los asistentes que no lleven propaganda electoral para respetar la veda electoral, que prohíbe este día manifestarse a favor o en contra de algún candidato.
México llega a estos comicios -en los que también se renovarán las dos cámaras del Congreso y se elegirán seis gobernadores, el jefe de gobierno de la capital, 579 diputados y más de 900 alcaldes- sumido en una ola de violencia generada por los cárteles del narcotráfico que ha dejado más de 50.000 muertos desde diciembre de 2006.
En la campaña electoral la inseguridad sólo se ha manifestado a nivel municipal, aunque en la última semana algunos actos de violencia han sacudido el país. Algunos candidatos a alcaldes han renunciado tras sufrir amenazas, al menos dos han visto sus casas tiroteadas y otro fue secuestrado el pasado lunes por hombres armados y liberado dos días después.
La alcaldesa de una localidad de Veracruz (este) fue igualmente raptada el pasado domingo y apareció muerta cuatro días después; el lunes, tres policías fueron asesinados por compañeros corruptos en pleno aeropuerto de Ciudad de México y el viernes explotó una granada frente al ayuntamiento de la ciudad de Nuevo Laredo (noreste), fronteriza con Estados Unidos, dejando siete heridos.
El ejército, que está encargado de proteger en todas las elecciones el material electoral, los centros de escrutinio de voto y las urnas con los sufragios, anunció que el domingo patrullará las zonas más castigadas por la delincuencia.
Las encuestas a boca de urna serán difundidas a partir de las 20H00 (01H00 GMT del lunes), cuando cierran las últimas mesas, en el estado de Baja California Norte (noroeste). Y a las 23H45, hora de la capital (04H45 GMT), el Instituto Federal Electoral anunciará los resultados de una muestra representativa de centros de votación aunque el escrutinio oficial se prolongará hasta mediados de la próxima semana.
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