México, el liderazgo internacional y los candidatos...

José Carreño Figueras

México “perdió” su liderazgo internacional y ahora el tema es cómo vamos a recuperarlo…

Así pudo haberse llamado el segundo segmento del “debate” realizado el domingo pasado entre los aspirantes a la presidencia de México.

Pero al margen de mencionar el tema, en términos reales los cuatro candidatos le dieron la vuelta en el marco de un segmento en el que supuestamente abordarían el tema “México en el Mundo”.

Los cuatro hablaron de generalidades para luego, aunque con la aceptable excusa de que la política exterior debe pasar por soluciones de problemas internos, referirse a sus propuestas genéricas sobre economía y comercio.

Pero tratados de libre comercio no hacen una política exterior. Ni pronunciamientos tampoco.

En términos de política exterior, hay que decirlo, el único que presentó propuestas novedosas fue Gabriel Quadri, que se pronunció por la creación de un ente de ayuda internacional enfocado en asistir a los centroamericanos y un instituto cultural para aprovechar el “poder blando” de la cultura mexicana.

Ambos tienen sentido en cuanto a geopolítica y proyección de poder, dos puntos indispensables para cualquier política exterior. La pregunta real es, sin embargo, si México, sus políticos y los mexicanos estamos dispuestos a pagar el precio necesario para que México aspire otra vez a un liderazgo internacional, ahora con mas base en virtudes y logros propios y menos. como en el pasado, en los defectos y las limitaciones de los demás.

Un liderazgo no llega por delegación ni como investidura. Se trabaja, se busca y luego se ejerce.

Para empezar, debemos definirnos. Y a gustar o no, somos Norteamérica -por economía y crecientemente por sociedad y población- aunque por cultura y afectos seamos Latinoamérica.

Y parte de esa definición implica llegar a acuerdos generales de nación, incluso las doctrinas complementarias de política exterior y de seguridad nacional.

Pero también pasa por invertir en esa política exterior: la Cancillería mexicana tiene un presupuesto que de hecho equivale a menos de 500 millones de dólares al cambio actual y ningún mecanismo real de asistencia externa. Brasil, el “rival” mas citado, duplica por lo menos ese presupuesto y tiene además un instituto de ayuda internacional y una “rama” representada por sus institutos culturales. Y de paso, por cierto, ha hecho los cambios estructurales y las reformas legales que le facilitan el camino.

Y sí, con todo el afecto que podamos tener por América Latina, los intereses mexicanos hoy por hoy -y en el futuro- están en Norteamérica, Centroamérica y el Caribe.

Ninguno de los candidatos abordó los problemas fundamentales de la política externa de México y ni siquiera el muy elemental, pero real, de la falta de acuerdos nacionales, algo que incide además en el clima de antagonismo que rodea la actual campaña electoral. Peor aún, puede decirse que la diplomacia mexicana trabaja actualmente sin marcos de referencia, sin una doctrina de política exterior y frecuentemente en condiciones de desventaja.

Pero como en tantos otros temas, los candidatos se han quedado en generalidades.

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