Francisco Garfias
Vimos a Pedro Joaquín Coldwell horas después del segundo debate entre los candidatos presidenciales. Fue en el hotel Hilton de Guadalajara. Pasaba la medianoche del domingo al lunes.
Se le veía sonriente, contento, aliviado. Peña Nieto había salido bien del “último ejercicio difícil” de la campaña. No ganó el debate. Nadó de muertito. Le convino. El arsenal que llevó a la capital de Jalisco se le quedó casi intacto. No hubo necesidad de utilizarlo.
La preocupación de los tricolores era El Peje, al alza en las últimas encuestas. Lo esperaban más bravo que en Tercer Grado. Pero el tabasqueño venía en uno de esos días intensos de la República amorosa en los que abraza hasta sus peores enemigos.
No se metió con el candidato del PRI. “Le bajó tanto, que hasta descafeinado quedó”, ilustró el presidente nacional del tricolor.
Y contrastó con alivio: “Josefina estuvo bien”.
No es que el presidente del PRI le echara porras a la abanderada del PAN, sino que el cálculo electoral lo hacia sentirse más tranquilo. “Nos conviene que haya estado bien, se estaba desfondando”, manifestó.
Coldwell acababa de ver el posdebate entre los coordinadores de las campañas con Joaquín López-Dóriga. “¿Le viste la cara a Monreal?”, preguntó el presidente del PRI.
Él mismo respondió: “Se le veía desencajado.”
Vázquez Mota defendió por primera vez en la campaña al Presidente de la República. La candidata del PAN habló de avances económicos. Presumió libertad de expresión. Posibilidades de crédito para las familias modestas. Poco le faltó para repetir a Cordero. Bastan seis mil pesos para vivir.
Nada que ver con el minuto de silencio a las víctimas de la guerra al narco que pidió en la Ibero y que fue interpretado como un deslinde con la estrategia de combate al crimen organizado, incluso por algunos panistas. En Guadalajara estuvo todo el tiempo arropada por Margarita Zavala, esposa del primer mandatario.
Felipe le correspondió a la candidata con un polémico tuit que ha servido a los detractores del régimen para alzar la voz y acusarlo de meterse en las elecciones.
El Peje dijo en el debate que ahorraría 300 mil millones de pesos en salarios de la alta burocracia. Felipe lo corrigió: “Si el gobierno despidiera a todos los altos funcionarios, del director al Presidente, ahorraría dos mmp. No 300 mil mmp”.
Fue el tuit más comentado en mucho tiempo. Algunos hasta dijeron que el Presidente violó la Constitución. Coldwell no lo piensa así. “Fue una aclaración de tipo informativo. No una intervención en el proceso electoral”, dijo el priista.
Y por lo visto, tampoco El Peje lo piensa así.
“Respeto, necesitamos la reconciliación, el país lo requiere, tenemos que sacar a México adelante. No voy a polemizar con eso, tengo muy claras mis cuentas. El presupuesto son tres billones 700 mil, el gasto programable es de tres billones 200 mil, de ese dinero el 65% es gasto corriente”, reiteró el tabasqueño.
Ni denuncia presentará en el IFE.
Buscamos una reacción en Los Pinos. La obtuvimos. “(El Presidente) no mencionó partidos ni candidatos. No le entró a las elecciones. Sólo aclaró un dato. Me parece una exageración. Un tuit no es meter a todo el gobierno federal a trabajar en contra de AMLO.”
En la casa de campaña de la panista también festejan. El optimismo desborda. “Es el principio del rebote”, nos aseguran. Saben que hay publicadas cifras que chocan con ese optimismo, pero advierten: “Hay medios que nunca la van a calificar bien”.
El apoyo del Presidente a la candidata del PAN los sorprendió. Juran que no lo tenían previsto. Desde aquella reunión polémica con los consejeros de Banamex, donde habló de una distancia de cuatro puntos entre Peña y Josefina, no lo habían vuelto a ver “tan apostado”.
Justifican la defensa que la candidata azul hizo de la gestión de Felipe. Hablan de la estabilidad que ha logrado México en un mundo sacudido por la crisis en Europa. “Sería absurdo no montarse en eso”, aseveran.
Dicen los maloras que Cuauhtémoc Cárdenas volvió a desaparecer de la campaña de López Obrador. “Está en Galeana, lejos. Fue a esconderse porque lo querían subir a la campaña”, bromeó un cercano al fundador del PRD.
Vimos a Pedro Joaquín Coldwell horas después del segundo debate entre los candidatos presidenciales. Fue en el hotel Hilton de Guadalajara. Pasaba la medianoche del domingo al lunes.
Se le veía sonriente, contento, aliviado. Peña Nieto había salido bien del “último ejercicio difícil” de la campaña. No ganó el debate. Nadó de muertito. Le convino. El arsenal que llevó a la capital de Jalisco se le quedó casi intacto. No hubo necesidad de utilizarlo.
La preocupación de los tricolores era El Peje, al alza en las últimas encuestas. Lo esperaban más bravo que en Tercer Grado. Pero el tabasqueño venía en uno de esos días intensos de la República amorosa en los que abraza hasta sus peores enemigos.
No se metió con el candidato del PRI. “Le bajó tanto, que hasta descafeinado quedó”, ilustró el presidente nacional del tricolor.
Y contrastó con alivio: “Josefina estuvo bien”.
No es que el presidente del PRI le echara porras a la abanderada del PAN, sino que el cálculo electoral lo hacia sentirse más tranquilo. “Nos conviene que haya estado bien, se estaba desfondando”, manifestó.
Coldwell acababa de ver el posdebate entre los coordinadores de las campañas con Joaquín López-Dóriga. “¿Le viste la cara a Monreal?”, preguntó el presidente del PRI.
Él mismo respondió: “Se le veía desencajado.”
Vázquez Mota defendió por primera vez en la campaña al Presidente de la República. La candidata del PAN habló de avances económicos. Presumió libertad de expresión. Posibilidades de crédito para las familias modestas. Poco le faltó para repetir a Cordero. Bastan seis mil pesos para vivir.
Nada que ver con el minuto de silencio a las víctimas de la guerra al narco que pidió en la Ibero y que fue interpretado como un deslinde con la estrategia de combate al crimen organizado, incluso por algunos panistas. En Guadalajara estuvo todo el tiempo arropada por Margarita Zavala, esposa del primer mandatario.
Felipe le correspondió a la candidata con un polémico tuit que ha servido a los detractores del régimen para alzar la voz y acusarlo de meterse en las elecciones.
El Peje dijo en el debate que ahorraría 300 mil millones de pesos en salarios de la alta burocracia. Felipe lo corrigió: “Si el gobierno despidiera a todos los altos funcionarios, del director al Presidente, ahorraría dos mmp. No 300 mil mmp”.
Fue el tuit más comentado en mucho tiempo. Algunos hasta dijeron que el Presidente violó la Constitución. Coldwell no lo piensa así. “Fue una aclaración de tipo informativo. No una intervención en el proceso electoral”, dijo el priista.
Y por lo visto, tampoco El Peje lo piensa así.
“Respeto, necesitamos la reconciliación, el país lo requiere, tenemos que sacar a México adelante. No voy a polemizar con eso, tengo muy claras mis cuentas. El presupuesto son tres billones 700 mil, el gasto programable es de tres billones 200 mil, de ese dinero el 65% es gasto corriente”, reiteró el tabasqueño.
Ni denuncia presentará en el IFE.
Buscamos una reacción en Los Pinos. La obtuvimos. “(El Presidente) no mencionó partidos ni candidatos. No le entró a las elecciones. Sólo aclaró un dato. Me parece una exageración. Un tuit no es meter a todo el gobierno federal a trabajar en contra de AMLO.”
En la casa de campaña de la panista también festejan. El optimismo desborda. “Es el principio del rebote”, nos aseguran. Saben que hay publicadas cifras que chocan con ese optimismo, pero advierten: “Hay medios que nunca la van a calificar bien”.
El apoyo del Presidente a la candidata del PAN los sorprendió. Juran que no lo tenían previsto. Desde aquella reunión polémica con los consejeros de Banamex, donde habló de una distancia de cuatro puntos entre Peña y Josefina, no lo habían vuelto a ver “tan apostado”.
Justifican la defensa que la candidata azul hizo de la gestión de Felipe. Hablan de la estabilidad que ha logrado México en un mundo sacudido por la crisis en Europa. “Sería absurdo no montarse en eso”, aseveran.
Dicen los maloras que Cuauhtémoc Cárdenas volvió a desaparecer de la campaña de López Obrador. “Está en Galeana, lejos. Fue a esconderse porque lo querían subir a la campaña”, bromeó un cercano al fundador del PRD.
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