Logros de #YoSoy132

Jesús Cantú

La semana fue redonda para el naciente y creciente movimiento juvenil #YoSoy132: primero, el duopolio televisivo anunció que transmitiría el segundo debate por sus canales insignia (el 2 y el 13); después, la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), controlada por Televisa, solicitó al presidente Felipe Calderón licitar una tercera cadena; y, finalmente, destruyó la imagen de lo inevitable e invencible que las televisoras habían logrado construir en torno a la candidatura del tricolor Enrique Peña Nieto.

La encuesta difundida por el diario Reforma el jueves 31 de mayo, que muestra un empate técnico entre el abanderado priista y el del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, modifica radicalmente las campañas electorales, pues antes de aquélla parecía que inevitablemente el triunfador de la contienda sería Peña Nieto. Hoy es evidente que la disputa volvió a centrarse en dos candidatos (tal como sucedió en 1988, 1994, 2000 y 2006), en este caso –como en 1988– del PRI y del PRD.

La inconformidad juvenil le permitió a López Obrador subir, en un mes, 7 puntos porcentuales en su preferencia electoral, de los cuales 5 provienen de los electores que se autodenominan independientes, es decir, que manifiestan no tener simpatía por partido alguno; y sus mayores incrementos se dieron en las zonas centro-occidente (10 puntos porcentuales más en esa región respecto a la encuesta anterior), sur (8) y centro (7), lo cual es consistente con el hecho de que las principales manifestaciones juveniles se han producido en el Distrito Federal y Guadalajara.

Todo indica que el resultado electoral será más similar al del año 2006 que al del 2000, es decir, la diferencia entre el primero y el segundo lugares será muy pequeña, pues no se ve ya mucho margen para que Peña Nieto o AMLO sumen votos a costa de alguno de los otros dos candidatos. Josefina Vázquez Mota parece estar llegando al piso del sufragio por el PAN, pues el porcentaje de electores que dice que votará por ella representa 1 punto menos que el que tienen los candidatos a senadores y diputados; mientras, Gabriel Quadri presenta apenas 1 punto más que los candidatos a diputados, y el mismo 5% que tienen los aspirantes a senadores.

En estas circunstancias, lo único que moverá las diferencias entre los candidatos más fuertes serán los votos que intercambien, lo que de acuerdo con las tendencias favorecería a López Obrador, ya que mientras Peña Nieto ha perdido en los dos meses de campaña 7 puntos porcentuales de preferencia electoral, AMLO ha ganado 12. Y cuando se revisa la preferencia de los electores que se declaran sin afinidad partidaria se puede observar claramente ese flujo de votos del tricolor al perredista, pues mientras el primero perdió en este grupo 16 puntos porcentuales, el segundo ganó 17.

Dado que es en este segmento donde más se movieron las preferencias, es previsible que una parte del 26% que todavía afirma que votará por Peña Nieto pase a engrosar las filas de los indecisos o claramente se manifieste a favor del exjefe de Gobierno capitalino, dado que una vez que se derrumbó la imagen de invencible del exgobernador del Estado de México, muchos se cuestionarán el sentido de su voto.

En las últimas dos elecciones presidenciales (2000 y 2006), el candidato que encabezaba las preferencias al inicio de las campañas perdió los comicios, ya que en las dos ocasiones el aspirante blanquiazul logró remontar la diferencia y rebasar. En ambas oportunidades los punteros cometieron errores que les costaron una buena cantidad de votos.

Del 2000, son memorables las recriminaciones del candidato tricolor, Francisco Labastida, al finalmente ganador, Vicente Fox, en el primer debate; del 2006, lo son el calificativo de “chachalaca” que AMLO le asestó al presidente y su ausencia en el primer debate presidencial.

En esta ocasión Peña Nieto se equivocó al cancelar sus visitas a las universidades (Proceso 1852) para recluirse en su “burbuja aséptica”; en la Universidad Iberoamericana cometió varios errores (Proceso 1856) que detonaron la inconformidad de los jóvenes; e incluso puede considerarse un equívoco también el hecho de cancelar la coalición con el Partido Nueva Alianza, pues hoy debe estar añorando esos 5 puntos porcentuales que tiene Quadri y que hoy difícilmente, incluso si el candidato presidencial del Panal declinara a su favor, podría captar, pues entre 2 y 3 puntos porcentuales (de los 5) son de personas que buscan una opción diferente a los partidos políticos tradicionales.

Todavía quedan 25 días de campañas, pero es muy claro que desde que éstas iniciaron las tendencias al alza son de AMLO y Quadri; mientras que las declinantes son de Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto. Vázquez Mota desaprovechó la oportunidad que tuvo al inicio de la campaña de posicionarse en el segundo lugar y ya se desplomó a un tercero, con lo cual se le dificulta todavía más revertir la tendencia.

Hoy la moneda está en el aire, y los antecedentes favorecen a López Obrador, además de que en una competencia reñida seguramente Peña Nieto evidenciará todavía más claramente sus debilidades y limitaciones. Así que, a pesar de los bajos porcentajes de preferencia electoral con los que AMLO inició la campaña, ahora tiene tantas posibilidades de ganar como las que tenía hace seis años, con la diferencia de que en esta etapa viene al alza y no ha cometido los errores del pasado. Otra vez será un final de fotografía.

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