La silla vacía

Marco A. Flota / Grillotina

Enrique Peña Nieto se negó a asistir al debate del martes, porque no quiso enfrentar a 134 adversarios: Josefina, Andrés Manuel López Obrador y los muchachos que son 132. Y para resaltar más su ausencia, los organizadores tuvieron la orginalísima idea de colocar en el sitio que hubiera ocupado el candidato una silla vacía.

¿Dijimos originalísima idea? Perdón:
Fue lo mismo que hicieron hace 6 años Roberto Madrazo, Roberto Campa Cifrián, Patricia Mercado y Felipe Calderón cuando fue Andrés Manuel Lopez Obrador el que se negó a asistir al prime debate, argumentando que se enfrentarán los otros para que de entre ellos surgiera un retador a su nivel.

Pero con ese detalle de la silla, le dejaron a Peña Nieto la mesa puesta para una buena réplica:
Usted seguramente vio en la televisión el spot del mexiquense por el día del padre, con la voz quebrada y los ojos llorosos, recordando a su progenitor, que en paz descanse. Si los inteligentes publicistas del PRI Peña Nieto fueran un poco más sagaces, sacarían de nuevo el comercial al aire, pero con el Gelboy recitando el texto de “La Silla Vacía”, plañidero poema de principios del siglo pasado, dedicado al padre ausente.

(Paréntesis para añorar a los poetas románticos de antaño que producían aquellas joyas de la cursilería, recopiladas en “El Declamador sin Maestro”. Por ejemplo, “El Brindis del Bohemio”, cuyo máximo mérito fue darle título a la insustituible columna del Maestro Monsiváis. O “Mamá, soy Paquito, no haré travesuras”, que hora podría declamar el candidato perredista balconeado en el You-Tube emulando a Bill Clitnton, pero en la Delegación Tláhuac, no en la Casa Blanca.O “Por qué me quité del vicio”, que el diputado Noroña recomendaría a importantísimo político mexicano)
Dudamos, sin embargo, que los estrategas del esposo de la Gaviota adopten la sugerencia. Pero los organizadores del debate por internet desdeñado por Peña Nieto también perdieron una preciosa oportunidad para ridiculizarlo. Ya que no asistió, hubieran formulado las preguntas que tenían preparadas para el candidato....a su silla vacía.

Por ejemplo, cuáles son sus libros preferidos. Y la silla quizá hubiera respondido que “Pinocho”, porque también es de madera. O “¡Dios mío, hazme viuda por favor”, porque un ejemplar de esa obra de doña Josefina le pusieron como cuña la vez que se le rompió una pata.

Si le hubieran preguntado a la silla si prefiere su cojín relleno de hule espuma o de plumas de ganso, pudo responder que, mejor, de plumas de Gaviota.

El caso fue que mientras Josefina, López Obrador, Quadri y la silla vacía perdían el tiempo en ese debate, Peña Nieto puede haber estado haciendo méritos para ganar otra silla.

Perdón: Silla con mayúscula. O sea la que no usó Fox, porque le quedaba chica y tenía que estar con las piernas dobladas y la cedió a Martita a quien, por el contrario, le colgaban las patitas.

Por cierto, el ex Presidente ha vuelto a tomar la palabra para declarar que “este arroz ya se coció” y es no paella sino pa él. Incluso, acuñó Fox una frase que puede pasar a la historia:
“México no puede ser Venezuela, en México no queremos un López-Chávez”.

Ya no lo dijo, pero quizó pensó que, en su oinión, a López le quedan 7 días de vida, hasta el 1 de julio. A Chávez un poco más.

¡RRIINNGG!
-Bueno, Registro Nacional de Electores...
-¿Es cierto que el año próximo cambiarán las credenciales de elector por otras con más candados?
-Exacto: candados resistentes hasta a la llave Maestra del SNTE...

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