Eduardo Ibarra Aguirre
A sólo 20 días de la cita más trascendente que tienen los ciudadanos con las urnas, aunque una porción demasiado importante no acuda a ella, y transcurrido el segundo debate entre los candidatos presidenciales, quedó demostrado que la invencibilidad de Enrique Peña es un tema para la historia, hecho que puso en evidencia el 18 de mayo, movimiento que dio vida y proyección al ascendente y diverso #YoSoy132.
Algunos de los más renombrados intelectuales al servicio de Emilio Azcárraga Jean -el dueño del yate Tv, valuado en 2 mil 500 millones de pesos-, pretendieron vender el escenario de que sólo estaba por dirimirse si el Revolucionario Institucional conquistaba la mayoría absoluta de los escaños del Congreso.
Literalmente frotándose las manos y con gestos de felicidad mal disimulados en la pantalla televisiva, anunciaban la mala y vieja noticia de una cierta vuelta presuntamente moderna y por supuestas vías democráticas, al carácter invencible del otrora partidazo, el prácticamente único, como lo bautizó Carlos Salinas, el “modernizador” que en 1988 “se robó” la Presidencia de la República (y mucho más), como estiman aún millones de ciudadanos. Hazaña que en 2012 repitió Felipe Calderón, de acuerdo a la tercera parte de los electores.
Si no fuera suficiente lo aportado por los universitarios en las redes sociales y las calles, para denunciar la sobreexposición de Peña Nieto en los canales de Televisa a lo largo de seis años, y enarbolar la exigencia de la democratización de los medios de comunicación, especialmente el consorcio de Emilio III, el día 7 The Guardian exhibió la colusión de la segunda con el primero al venderle una “cobertura favorable” en su principal noticiario y programas de entretenimiento. A la vez, la televisora utilizó esos mismos espacios para desprestigiar a Andrés Manuel López Obrador, reveló el diario británico, por medio de su corresponsal Jo Truckman, quien tuvo acceso a archivos que documentan esos tratos.
Como era más que previsible, Televisa desmintió la nota publicada por The Guardian, porque “le falta rigor periodístico” y “se exhibe que la reportera usa ocho veces la palabra aparentemente, pero ésta no figura en el título. Todo son apariencias”. Así es: Las apariencias que padece la ciudadanía desde que el gigante televisivo somete a buena parte de la institucionalidad democrática a sus intereses monopólicos, pero eso sí, sin formalmente “mandar al diablo a las instituciones”.
En tanto que el nativo de Atlacomulco e integrante del grupo conocido como “Atracomulco”, desde Tampico, Tamaulipas, lugar de residencia formal de Tomás Yarrington, se deslindó de su compañero de partido y tampoco permitió que lo acompañara Manuel Cavazos Lerma, porque dijo: “De ninguna manera encubriré ni me prestaré a la complicidad con quienes falten a la legalidad. México demanda políticos eficaces, pero que actúen apegados a las instituciones”. Pero eso sí, Cavazos será senador, como el enriquecido cacique petrolero Carlos Romero, Emilio Gamboa y una larga lista que tiene algunos pares en los partidos de enfrente.
Con todo, Peña encabeza buena parte de las encuestas que oscilan en darle una ventaja de 4 hasta un escandaloso 19 por ciento. Ello explica la pérdida de credibilidad de la llamada encuestocracia y sus productos.
Mas lo que no se corresponde con lo anterior es que los estrategas del mexiquense privilegien la propaganda de contraste o guerra sucia, armen costosas alianzas con políticos muy desgastados y provenientes del panismo y del perredismo, empiecen a confrontar físicamente a sus impugnadores, como sucedió el viernes 8 en el Estadio Azteca...
A sólo 20 días de la cita más trascendente que tienen los ciudadanos con las urnas, aunque una porción demasiado importante no acuda a ella, y transcurrido el segundo debate entre los candidatos presidenciales, quedó demostrado que la invencibilidad de Enrique Peña es un tema para la historia, hecho que puso en evidencia el 18 de mayo, movimiento que dio vida y proyección al ascendente y diverso #YoSoy132.
Algunos de los más renombrados intelectuales al servicio de Emilio Azcárraga Jean -el dueño del yate Tv, valuado en 2 mil 500 millones de pesos-, pretendieron vender el escenario de que sólo estaba por dirimirse si el Revolucionario Institucional conquistaba la mayoría absoluta de los escaños del Congreso.
Literalmente frotándose las manos y con gestos de felicidad mal disimulados en la pantalla televisiva, anunciaban la mala y vieja noticia de una cierta vuelta presuntamente moderna y por supuestas vías democráticas, al carácter invencible del otrora partidazo, el prácticamente único, como lo bautizó Carlos Salinas, el “modernizador” que en 1988 “se robó” la Presidencia de la República (y mucho más), como estiman aún millones de ciudadanos. Hazaña que en 2012 repitió Felipe Calderón, de acuerdo a la tercera parte de los electores.
Si no fuera suficiente lo aportado por los universitarios en las redes sociales y las calles, para denunciar la sobreexposición de Peña Nieto en los canales de Televisa a lo largo de seis años, y enarbolar la exigencia de la democratización de los medios de comunicación, especialmente el consorcio de Emilio III, el día 7 The Guardian exhibió la colusión de la segunda con el primero al venderle una “cobertura favorable” en su principal noticiario y programas de entretenimiento. A la vez, la televisora utilizó esos mismos espacios para desprestigiar a Andrés Manuel López Obrador, reveló el diario británico, por medio de su corresponsal Jo Truckman, quien tuvo acceso a archivos que documentan esos tratos.
Como era más que previsible, Televisa desmintió la nota publicada por The Guardian, porque “le falta rigor periodístico” y “se exhibe que la reportera usa ocho veces la palabra aparentemente, pero ésta no figura en el título. Todo son apariencias”. Así es: Las apariencias que padece la ciudadanía desde que el gigante televisivo somete a buena parte de la institucionalidad democrática a sus intereses monopólicos, pero eso sí, sin formalmente “mandar al diablo a las instituciones”.
En tanto que el nativo de Atlacomulco e integrante del grupo conocido como “Atracomulco”, desde Tampico, Tamaulipas, lugar de residencia formal de Tomás Yarrington, se deslindó de su compañero de partido y tampoco permitió que lo acompañara Manuel Cavazos Lerma, porque dijo: “De ninguna manera encubriré ni me prestaré a la complicidad con quienes falten a la legalidad. México demanda políticos eficaces, pero que actúen apegados a las instituciones”. Pero eso sí, Cavazos será senador, como el enriquecido cacique petrolero Carlos Romero, Emilio Gamboa y una larga lista que tiene algunos pares en los partidos de enfrente.
Con todo, Peña encabeza buena parte de las encuestas que oscilan en darle una ventaja de 4 hasta un escandaloso 19 por ciento. Ello explica la pérdida de credibilidad de la llamada encuestocracia y sus productos.
Mas lo que no se corresponde con lo anterior es que los estrategas del mexiquense privilegien la propaganda de contraste o guerra sucia, armen costosas alianzas con políticos muy desgastados y provenientes del panismo y del perredismo, empiecen a confrontar físicamente a sus impugnadores, como sucedió el viernes 8 en el Estadio Azteca...
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