Martha Anaya / El Alhajero
Si nos atenemos a lo que ha declarado (y ha hecho) Felipe Calderón en torno a la elección presidencial desde el momento en que iniciaron las campañas hasta ahora, podríamos concluir que en estos cuatro meses de contienda el Presidente vio en la candidata de su partido un mal desempeño y que por ello Josefina Vázquez Mota cayó (o cuando menos no creció) en las preferencias ciudadanas.
En la reunión que sostuvo el Presidente de la República con los banqueros el 23 de febrero pasado, les dijo que los candidatos (se refería al del PRI y a la del PAN) “estaban más cerca de lo que pensaba”. En ese momento, Andrés Manuel López Obrador se veía muy atrás, por lo que el comentario de Calderón parecía decirles a los banqueros que Josefina aún podía alcanzar a Enrique Peña Nieto, aunque la encuestadora Mitofsky la situaba a 16 puntos del priista.
Pasó el primer debate (Josefina se desdibujó) y Calderón mandó reforzar con su gente cercana la campaña de la panista. Aparecieron después encuestas que señalaban el ascenso de López Obrador (Reforma lo situó a cuatro puntos de Peña), mientras Josefina caía a un claro tercer lugar. Entonces sí, desde Los Pinos echaron toda la carne al asador: enviaron asesores de imagen y comunicación a trabajar en serio, lanzaron la guerra sucia y esta vez sí hicieron de lado los reparos del equipo josefinista.
Mientras transcurría el segundo debate, Calderón reapareció y vía su cuenta en Twitter combatió los números que daba López Obrador (no dijo nada de las propuestas del priista). A su pelea contra el tabasqueño sumó al día siguiente al secretario de Hacienda. Y el jefe del Ejecutivo apareció de nuevo la semana pasada para decir que cualquiera de los “punteros” podía ganar, que en algunas encuestas los márgenes entre los tres eran “muy estrechos”.
Si seguimos los dichos de Calderón y los comparamos con su primera declaración de finales de febrero (sin pensar que lo que buscaba era reposicionar al PAN), cabe concluir que: o bien vio caer a Peña Nieto y a Josefina durante la campaña mientras Andrés Manuel subía; o que Peña bajaba, López Obrador subía y Josefina permanecía estática. En cualquier de los casos, su deducción fue que la campaña de la candidata panista no funcionó. Y la culpa, claro, se la echa a ella -así lo platican ya en los pasillos– por no haber defendido su gobierno.
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¡HÁGANLE CASO A FOX!- Ahora el que anda pidiendo que le hagan caso a Vicente Fox en eso de apoyar al puntero es López Obrador. Ayer, ante sus simpatizantes en Mérida, Yucatán, jugó con la idea del ex presidente y la lanzó en pleno mitin porque, aseveró, “su servidor es ahora el puntero”.
Mientras tanto, desde Atlacomulco, la tierra de Enrique Peña Nieto, el gobernador del estado anunciaba ante los miles congregados en derredor de su candidato presidencial, que “este arroz ya se coció”. Eruviel Ávila evidentemente se refería al que llaman “el hijo pródigo”, aunque los aplausos sonoros se los llevó La Gaviota.
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CLOUTHIER CONTRA EL SISTEMA POLÍTICO.- Mientras preparaba ayer un sabrosísimo pescado sarandeado para acompañar el domingo, Manuel Clouthier nos contaba que sigue su lucha por la candidatura presidencial independiente en dos vías: la judicial y la política.
Por lo que toca a la judicial, sus abogados le tendrán lista mañana martes la demanda que interpondrá -probablemente esta misma semana- ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El argumento central va en el sentido de que “es el sistema” político el que viola las garantías de los ciudadanos y les impide competir libremente. En cuanto a la política, el hijo de Maquío nos dijo que estos días que restan de campaña hará “cierres durísimos por todo el estado”, en su tierra, Sinaloa.
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GEMAS: De nueva cuenta un obsequio del ex presidente Fox, quien insiste en llamar a votar por el puntero: “Lo que tenemos que hacer es razonar las cosas, no simple y sencillamente irnos por la pasión o el furor”.
Si nos atenemos a lo que ha declarado (y ha hecho) Felipe Calderón en torno a la elección presidencial desde el momento en que iniciaron las campañas hasta ahora, podríamos concluir que en estos cuatro meses de contienda el Presidente vio en la candidata de su partido un mal desempeño y que por ello Josefina Vázquez Mota cayó (o cuando menos no creció) en las preferencias ciudadanas.
En la reunión que sostuvo el Presidente de la República con los banqueros el 23 de febrero pasado, les dijo que los candidatos (se refería al del PRI y a la del PAN) “estaban más cerca de lo que pensaba”. En ese momento, Andrés Manuel López Obrador se veía muy atrás, por lo que el comentario de Calderón parecía decirles a los banqueros que Josefina aún podía alcanzar a Enrique Peña Nieto, aunque la encuestadora Mitofsky la situaba a 16 puntos del priista.
Pasó el primer debate (Josefina se desdibujó) y Calderón mandó reforzar con su gente cercana la campaña de la panista. Aparecieron después encuestas que señalaban el ascenso de López Obrador (Reforma lo situó a cuatro puntos de Peña), mientras Josefina caía a un claro tercer lugar. Entonces sí, desde Los Pinos echaron toda la carne al asador: enviaron asesores de imagen y comunicación a trabajar en serio, lanzaron la guerra sucia y esta vez sí hicieron de lado los reparos del equipo josefinista.
Mientras transcurría el segundo debate, Calderón reapareció y vía su cuenta en Twitter combatió los números que daba López Obrador (no dijo nada de las propuestas del priista). A su pelea contra el tabasqueño sumó al día siguiente al secretario de Hacienda. Y el jefe del Ejecutivo apareció de nuevo la semana pasada para decir que cualquiera de los “punteros” podía ganar, que en algunas encuestas los márgenes entre los tres eran “muy estrechos”.
Si seguimos los dichos de Calderón y los comparamos con su primera declaración de finales de febrero (sin pensar que lo que buscaba era reposicionar al PAN), cabe concluir que: o bien vio caer a Peña Nieto y a Josefina durante la campaña mientras Andrés Manuel subía; o que Peña bajaba, López Obrador subía y Josefina permanecía estática. En cualquier de los casos, su deducción fue que la campaña de la candidata panista no funcionó. Y la culpa, claro, se la echa a ella -así lo platican ya en los pasillos– por no haber defendido su gobierno.
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¡HÁGANLE CASO A FOX!- Ahora el que anda pidiendo que le hagan caso a Vicente Fox en eso de apoyar al puntero es López Obrador. Ayer, ante sus simpatizantes en Mérida, Yucatán, jugó con la idea del ex presidente y la lanzó en pleno mitin porque, aseveró, “su servidor es ahora el puntero”.
Mientras tanto, desde Atlacomulco, la tierra de Enrique Peña Nieto, el gobernador del estado anunciaba ante los miles congregados en derredor de su candidato presidencial, que “este arroz ya se coció”. Eruviel Ávila evidentemente se refería al que llaman “el hijo pródigo”, aunque los aplausos sonoros se los llevó La Gaviota.
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CLOUTHIER CONTRA EL SISTEMA POLÍTICO.- Mientras preparaba ayer un sabrosísimo pescado sarandeado para acompañar el domingo, Manuel Clouthier nos contaba que sigue su lucha por la candidatura presidencial independiente en dos vías: la judicial y la política.
Por lo que toca a la judicial, sus abogados le tendrán lista mañana martes la demanda que interpondrá -probablemente esta misma semana- ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El argumento central va en el sentido de que “es el sistema” político el que viola las garantías de los ciudadanos y les impide competir libremente. En cuanto a la política, el hijo de Maquío nos dijo que estos días que restan de campaña hará “cierres durísimos por todo el estado”, en su tierra, Sinaloa.
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GEMAS: De nueva cuenta un obsequio del ex presidente Fox, quien insiste en llamar a votar por el puntero: “Lo que tenemos que hacer es razonar las cosas, no simple y sencillamente irnos por la pasión o el furor”.
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