Jorge Diaz
Con la excepción de Josefina Vázquez Mota, que debido al tercer lugar que ocupa entre las preferencias de los mexicanos no bajará la guardia para intentar remontar, los candidatos Peña Nieto y López Obrador se replegaron en el segundo debate y parecen querer dejar su campaña en manos de terceros.
Mientras las estructuras de los partidos de izquierda y el recién nacido movimiento #YoSoy132 trabajan ferozmente por hacer conciencia entre los ciudadanos, Andrés Manuel trabajará en no exponer su imagen y traer a la memoria de los electores la mala fama que sus contrincantes le han cultivado desde hace seis años y él se ha ganado a pulso. Su apuesta: remontar a un Peña Nieto muy lejano en pocos días y sin ponerse los guantes, la tiene difícil.
Si bien la intención de Peña Nieto es la de administrar la ventaja, la estrategia apunta en la misma dirección que la del tabasqueño. Dejará a sus operadores que hagan el trabajo de contención y promoción del voto a ras de suelo. Lo suyo será dejar correr el tiempo y que su presencia en medios sea regida por los spots para posicionar su mensaje central.
Serán los medios de comunicación formales quienes quizá le pongan la sal y la pimienta a la recta final de los comicios. Algún trabajo de investigación serio; o bien una bomba informativa causada por una de esas filtraciones comunes en tiempos de campaña, acaso logre poner suspenso o en un escenario más dramático, le dé un giro a la historia.
A decir verdad, la mayoría de los mexicanos ha tomado ya la decisión y la expresará en breve, ahí se despejará la incógnita sobre encuestas, descalificaciones, rumores y guerra sucia.
Con la excepción de Josefina Vázquez Mota, que debido al tercer lugar que ocupa entre las preferencias de los mexicanos no bajará la guardia para intentar remontar, los candidatos Peña Nieto y López Obrador se replegaron en el segundo debate y parecen querer dejar su campaña en manos de terceros.
Mientras las estructuras de los partidos de izquierda y el recién nacido movimiento #YoSoy132 trabajan ferozmente por hacer conciencia entre los ciudadanos, Andrés Manuel trabajará en no exponer su imagen y traer a la memoria de los electores la mala fama que sus contrincantes le han cultivado desde hace seis años y él se ha ganado a pulso. Su apuesta: remontar a un Peña Nieto muy lejano en pocos días y sin ponerse los guantes, la tiene difícil.
Si bien la intención de Peña Nieto es la de administrar la ventaja, la estrategia apunta en la misma dirección que la del tabasqueño. Dejará a sus operadores que hagan el trabajo de contención y promoción del voto a ras de suelo. Lo suyo será dejar correr el tiempo y que su presencia en medios sea regida por los spots para posicionar su mensaje central.
Serán los medios de comunicación formales quienes quizá le pongan la sal y la pimienta a la recta final de los comicios. Algún trabajo de investigación serio; o bien una bomba informativa causada por una de esas filtraciones comunes en tiempos de campaña, acaso logre poner suspenso o en un escenario más dramático, le dé un giro a la historia.
A decir verdad, la mayoría de los mexicanos ha tomado ya la decisión y la expresará en breve, ahí se despejará la incógnita sobre encuestas, descalificaciones, rumores y guerra sucia.
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