Luis Cárdenas
Serán miles en las calles de Reforma, del Eje Central, de Juárez y Madero por citar algunas. Es muy probable que se abarrote el Zócalo capitalino y, desde ahí, millares de ojos y oídos se harán testigos del principio del final de esta campaña presidencial.
Hablo, por supuesto, de la marcha que #YoSoy132 convoca para el próximo domingo 10 de junio cuando también, irónicamente, conmemoramos 41 años de la matanza del jueves de Corpus, ordenada por Echeverría contra estudiantes en el 71.
El fantasma del movimiento estudiantil del 68 se posará sobre las calles de la Ciudad de México, hacía décadas que no teníamos un movimiento estudiantil respaldado por la clase media mexicana, hacía mucho que la esperanza no se fijaba en el estudiante universitario y se le veía, de nuevo, como el salvador, como el nuevo guía de la nación.
El domingo marcharán hombres y mujeres que sobrevivieron a los asesinos del viejo PRI, estarán juntos viejos y muchachos coreando las consignas de finales de los sesenta y principios de los setenta, le cantarán al Che, le cantarán a Lucio Cabañas, le cantarán, organizados por twitter y facebook en la era de internet, al viejo comunismo con un cierta nostalgia y darán discursos donde quizá citen la cárcel de Lecumberri y le mienten la madre, merecido lo tienen, a Echeverría y a Díaz Ordaz, pero también le gritarán a Televisa y le gritarán a Peña Nieto, también exigirán la democratización de los medios y el derecho al acceso de todos a las redes sociales.
Y después, en fiesta democrática, de una débil democracia, los viejos y los muchachos verán el que quizá sea el último debate presidencial entre todos los candidatos, lo harán en pantallas gigantes del Zócalo.
A partir del domingo la consigna del PRI será tirar a matar políticamente a López Obrador, la consigna del PAN será negociar un aliado para comprarse la supervivencia de los próximos seis años y en el PRD tendrán que echar toda la carne al asador, sólo pueden apostarle a ganar.
Temen ya los seguidores de Andrés Manuel, y él mismo, un probable fraude, no dan pruebas, solo lo temen y de ahí el país entero alimenta el pavor de que nadie acepte una derrota ante un escenario de resultados estrechos.
La división del país sería una buena nueva para las sanguijuelas mierdas que nos chupan, literalmente, la sangre con violencia, pobreza y corrupción.
En el debate habrá ídolos de varios colores y muchos, ingenuos, pensarán que un solo hombre o una sola mujer pueden cambiar el rumbo de un país que tiene ya un pie al abismo.
A partir del domingo usted y yo seremos presa de una batalla enmarcada en campañas negras, hay que divertirnos y abstenernos de comprarles división.
Hay que quitarse la camiseta de colores y ponerlos la camiseta de ciudadanos, de otra forma seremos usados, de nuevo, como a nuestros abuelos los usaron.
El país cambiará solo cuando cambiemos nosotros y, el domingo, puede que comience una nueva historia…
Puede también que repitamos la historia...
Puede que nos olvidemos de todo en seis años.
Balas Perdidas
Tamaulipas es un campo de guerra, el Ex Director de Gobierno de Eugenio Hernández pide clemencia y ayuda en Youtube. Nadie sabe en dónde está y lo peor es que nadie sabe si aún respira.
Pero, dicen, lo importante ahora es el palenque electorero, total, ya nos acostumbramos a los muertos, ya no son nota.
Serán miles en las calles de Reforma, del Eje Central, de Juárez y Madero por citar algunas. Es muy probable que se abarrote el Zócalo capitalino y, desde ahí, millares de ojos y oídos se harán testigos del principio del final de esta campaña presidencial.
Hablo, por supuesto, de la marcha que #YoSoy132 convoca para el próximo domingo 10 de junio cuando también, irónicamente, conmemoramos 41 años de la matanza del jueves de Corpus, ordenada por Echeverría contra estudiantes en el 71.
El fantasma del movimiento estudiantil del 68 se posará sobre las calles de la Ciudad de México, hacía décadas que no teníamos un movimiento estudiantil respaldado por la clase media mexicana, hacía mucho que la esperanza no se fijaba en el estudiante universitario y se le veía, de nuevo, como el salvador, como el nuevo guía de la nación.
El domingo marcharán hombres y mujeres que sobrevivieron a los asesinos del viejo PRI, estarán juntos viejos y muchachos coreando las consignas de finales de los sesenta y principios de los setenta, le cantarán al Che, le cantarán a Lucio Cabañas, le cantarán, organizados por twitter y facebook en la era de internet, al viejo comunismo con un cierta nostalgia y darán discursos donde quizá citen la cárcel de Lecumberri y le mienten la madre, merecido lo tienen, a Echeverría y a Díaz Ordaz, pero también le gritarán a Televisa y le gritarán a Peña Nieto, también exigirán la democratización de los medios y el derecho al acceso de todos a las redes sociales.
Y después, en fiesta democrática, de una débil democracia, los viejos y los muchachos verán el que quizá sea el último debate presidencial entre todos los candidatos, lo harán en pantallas gigantes del Zócalo.
A partir del domingo la consigna del PRI será tirar a matar políticamente a López Obrador, la consigna del PAN será negociar un aliado para comprarse la supervivencia de los próximos seis años y en el PRD tendrán que echar toda la carne al asador, sólo pueden apostarle a ganar.
Temen ya los seguidores de Andrés Manuel, y él mismo, un probable fraude, no dan pruebas, solo lo temen y de ahí el país entero alimenta el pavor de que nadie acepte una derrota ante un escenario de resultados estrechos.
La división del país sería una buena nueva para las sanguijuelas mierdas que nos chupan, literalmente, la sangre con violencia, pobreza y corrupción.
En el debate habrá ídolos de varios colores y muchos, ingenuos, pensarán que un solo hombre o una sola mujer pueden cambiar el rumbo de un país que tiene ya un pie al abismo.
A partir del domingo usted y yo seremos presa de una batalla enmarcada en campañas negras, hay que divertirnos y abstenernos de comprarles división.
Hay que quitarse la camiseta de colores y ponerlos la camiseta de ciudadanos, de otra forma seremos usados, de nuevo, como a nuestros abuelos los usaron.
El país cambiará solo cuando cambiemos nosotros y, el domingo, puede que comience una nueva historia…
Puede también que repitamos la historia...
Puede que nos olvidemos de todo en seis años.
Balas Perdidas
Tamaulipas es un campo de guerra, el Ex Director de Gobierno de Eugenio Hernández pide clemencia y ayuda en Youtube. Nadie sabe en dónde está y lo peor es que nadie sabe si aún respira.
Pero, dicen, lo importante ahora es el palenque electorero, total, ya nos acostumbramos a los muertos, ya no son nota.
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