Apro
El 90% de cocaína que ingresa a Estados Unidos llega a través del corredor México-Centroamérica, y eso lo convierte en el “vector principal de amenaza” de tráfico de drogas al país del norte, aseguraron cuatro funcionarios de Seguridad a la Cámara de Representantes.
De acuerdo con el director de la Fuerza de Tarea Interagencial Conjunta Sur (JIATF Sur), almirante Charles Michel, la amenaza “más insidiosa” es el uso de botes “semi-sumergibles” difíciles de detectar en ese corredor, incluidas aguas del océano Pacifico Oriental y del Caribe.
Detalló que en 2006 se detectó el primer bote y para 2009 se localizaron 60 que movían más de 330 toneladas de drogas al año.
Ante un panel del Comité de Seguridad Nacional, Michel señaló que el masivo movimiento por mar, y con frecuencia a través de los países de América Central, “está contribuyendo a la inestabilidad y corrupción que se ve en Centroamérica, México y a lo largo de la frontera suroeste”.
En la audiencia, el director de Investigaciones de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), James Dinkins, coincidió con el director de la JIATF Sur en que las organizaciones criminales transnacionales están usando de manera creciente rutas marítimas para entrar a Estados Unidos.
Entre los métodos más usados destacó las lanchas rápidas o “pangas”, que con frecuencia son empleadas durante la noche para evitar su detección.
“Debido a un aumento del patrullaje de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y de la Guardia Costera, las organizaciones de tráfico se están moviendo más a ultramar y más al norte de la costa para descargar su contrabando ilegal”, puntualizó Dinkins.
Por su parte, el almirante William Lee, subdirector de Operaciones de la Guardia Costera, reveló que su institución realiza de manera trimestral la operación “Serpiente del Mar” en la costa de Texas, en coordinación con la Marina y Ejército mexicanos.
“Estas operaciones están en marcha y hay intención de continuarlas”, dijo en alusión al octavo sector de la Guardia Costera.
A su vez, la comisionada adjunta de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Donna Buccella, manifestó que las organizaciones criminales mexicanas usan además botes de placer para hacer contrabandos a plena luz del día, e hizo notar el uso de barcos pequeños de pesca comercial, específicamente de camarón.
“Seguimos preocupados por la violencia de los cárteles de las drogas que ocurre en México y estamos vigilantes contra la posibilidad de efectos de diseminación hacia Estados Unidos”, destacó.
El 90% de cocaína que ingresa a Estados Unidos llega a través del corredor México-Centroamérica, y eso lo convierte en el “vector principal de amenaza” de tráfico de drogas al país del norte, aseguraron cuatro funcionarios de Seguridad a la Cámara de Representantes.
De acuerdo con el director de la Fuerza de Tarea Interagencial Conjunta Sur (JIATF Sur), almirante Charles Michel, la amenaza “más insidiosa” es el uso de botes “semi-sumergibles” difíciles de detectar en ese corredor, incluidas aguas del océano Pacifico Oriental y del Caribe.
Detalló que en 2006 se detectó el primer bote y para 2009 se localizaron 60 que movían más de 330 toneladas de drogas al año.
Ante un panel del Comité de Seguridad Nacional, Michel señaló que el masivo movimiento por mar, y con frecuencia a través de los países de América Central, “está contribuyendo a la inestabilidad y corrupción que se ve en Centroamérica, México y a lo largo de la frontera suroeste”.
En la audiencia, el director de Investigaciones de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), James Dinkins, coincidió con el director de la JIATF Sur en que las organizaciones criminales transnacionales están usando de manera creciente rutas marítimas para entrar a Estados Unidos.
Entre los métodos más usados destacó las lanchas rápidas o “pangas”, que con frecuencia son empleadas durante la noche para evitar su detección.
“Debido a un aumento del patrullaje de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y de la Guardia Costera, las organizaciones de tráfico se están moviendo más a ultramar y más al norte de la costa para descargar su contrabando ilegal”, puntualizó Dinkins.
Por su parte, el almirante William Lee, subdirector de Operaciones de la Guardia Costera, reveló que su institución realiza de manera trimestral la operación “Serpiente del Mar” en la costa de Texas, en coordinación con la Marina y Ejército mexicanos.
“Estas operaciones están en marcha y hay intención de continuarlas”, dijo en alusión al octavo sector de la Guardia Costera.
A su vez, la comisionada adjunta de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Donna Buccella, manifestó que las organizaciones criminales mexicanas usan además botes de placer para hacer contrabandos a plena luz del día, e hizo notar el uso de barcos pequeños de pesca comercial, específicamente de camarón.
“Seguimos preocupados por la violencia de los cárteles de las drogas que ocurre en México y estamos vigilantes contra la posibilidad de efectos de diseminación hacia Estados Unidos”, destacó.
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