Ganón

Francisco Rodriguez / Índice Político

Hay una general coincidencia a la hora de calificar los debates entre los candidatos presidenciales como encorsetados, carentes de agilidad y escasamente atractivos en su contenido. Da la impresión de que los candidatos tenían tanto temor a posibles preguntas o sugerencias incómodas que decidieron reducir el papel de los moderadores al de meros controladores del paso del tiempo. Como me decía un buen amigo tras el primer debate, en lugar de una periodista podían haber puesto un semáforo y asunto concluido.

El cada vez menor protagonismo de los periodistas-reporteros en el ámbito de la información política ha ido acompañado de una creciente notoriedad de los periodistas-tertulianos. Es como si la imposibilidad de dar cobertura informativa a la actividad de los partidos desde una perspectiva atractiva e independiente tratara de compensarse con un mayor alcance de los espacios dedicados a la opinión.

Pero la campaña que ahora toca a su fin ha ido incluso más allá, dejándonos como herencia un nuevo género periodístico: el debate post-debate. Se trata de originales espacios radiofónicos o televisivos en los que profesionales de distintos medios se han batido el cobre como auténticos fans, defendiendo la posición ganadora de uno u otro candidato tras la conclusión del debate.

Y en esos post-debates del debate quien más menciones ha recibido es Andrés Manuel López Obrador, merced a su propuesta de aplicar 800 mil millones de pesos al desarrollo nacional a través de la aplicación de medidas de austeridad y sobre todo honestidad.

Bastó con ello para, como se dice en lenguaje vernáculo, “prenderles un cuete en la cola” a sus opositores, que no han dejado de hablar negativamente del tema desde la misma noche del domingo cuando, inopinada e ilegalmente, Felipe Calderón se entrometió en el debate y, al través de un tweet, intentó desmentir las cifras del candidato presidencial de la coalición de las izquierdas.

¿Se acuerda alguien, a estas alturas, de alguna de las propuestas del priísta Peña Nieto o de la panista Vázquez Mota?
Esa de López Obrador, en cambio, ha sido material para conferencia de prensa dictada por el ocupante en turno de la SHCP, para que Calderón mismo borde con ella discursos y responda preguntas de los reporteros, y por supuesto para que los locutores-tertulianos den espacios a los paniaguados de Peña Nieto y de Vázquez Mota refuten los números –pero no la austeridad ni la honradez-- de AMLO.

Hay quienes, como José Merino, catedrático del ITAM, afirman que López Obrador ganó el segundo debate, pues “logró presentarse como un candidato mesurado y viable (dado su desempeño en la Ciudad de México), pero sin perder la claridad de su agenda de gobierno.”

Va ganando también el post-debate, sostiene este escribidor, pues sus propuestas son las únicas que se ventilan, analizan y discuten… ¡hasta por el ocupante mismo de Los Pinos!

“Le han hecho el caldo gordo a Andrés Manuel”, decía hace un par de días un comentarista radiofónico identificado con el oficialismo.

Y así es. Ha sido el único de los candidatos que le ha puesto verdadero sabor al caldo, para seguir con la alegoría.
Ganó el debate. Va ganando el post-debate.

Ganancioso…

Índice Flamígero: Escribió Carlos Fernández-Vega en su columna México SA que le publica La Jornada: “… en 2012 el pago por servicios personales del sector público federal (es decir, lo que a los mexicanos cuesta mantener aceitada esa maquinaria perfecta y resultona que es la burocracia nacional) se eleva a un billón de pesos, sin considerar prestaciones (alrededor de 250 mil millones adicionales), y el dato no proviene de la calentura de la oposición, sino del presupuesto de egresos de la federación 2012, autorizado por la Cámara de Diputados. Y ese monto equivale a una tercera parte del presupuesto autorizado para el presente año, es decir, que de cada peso presupuestal 33 centavos se destinan al pago de dicha nómina.” ¿Quién miente? ¿López Obrador? ¿Calderón y sus secuaces? + + + Más mentiras: la escisión del #YoSoy132 que devino en un raquítico y pagado “Generación MX”, ligado al PRI y al sindicato patronal conocido como Coparmex, y el “ataque” a la caravana de camionetas blindadas en las que, por Puebla, se transportaban Peña Nieto y su entourage, en realidad protagonizada por “paleros” del tricolor. + + + Y a esta trágica historia de mentiras que se presentan como verdades sólo le quedan poco más de cinco capítulos (meses) y medio, repartidos en 170 días.

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