Fraude y "sospechosismo"

Francisco Rodriguez / Índice Político

Podría decirse que, desde su nacimiento en 1930, el doctor en Derecho Raúl Carrancá y Rivas --uno de los constitucionalistas más reconocidos de nuestro país-- ha sido un testigo privilegiado e informado de la vida política de nuestro país, a partir de su “institucionalización”.

Informado, sí; analítico, también, don Raúl ha publicado apenas (en los diarios de la OEM, 21 de junio) que el posible fraude electoral a perpetrarse el próximo domingo “no es un fantasma y quien lo diga desconoce la realidad.

“No importa que se hayan hecho muchos e importantes esfuerzos para robustecer el sistema electoral mexicano. Todo abogado sabe que cualquier persona física o jurídica, llamada moral, no importa su tamaño o relevancia, es susceptible de ser víctima o sujeto pasivo de un fraude. Tan es así que el propio Código Penal Federal contempla esa posibilidad en sus artículos 405 y siguientes, imponiéndosele al infractor penas muy severas. Y otro tanto acontece en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE). Es ingenuo suponer que por aquellos esfuerzos a los que me he referido, no se pueda cometer un fraude.”

Hagamos, pues, las ingenuidades a un lado. Claro que es posible que, al igual que sucediera en el 2006, otra vez haya intervenciones de la Administración, los propios partidos y sus candidatos a través de todo tipo de estratagemas, argucias y hasta verdaderos delitos con el objetivo de impedir, anular o modificar los resultados reales de los comicios de este próximo domingo.

El “sospechosismo” –diría el clásico ahora en el olvido-- se acrecienta por la insistencia ya rayana en la obcecación y hasta terquedad de los consejeros del IFE, los candidatos presidenciales del PRI y del PAN, y de todo tipo de opinadores que niegan lo que, con cinismo, dijera hace algunos años un portavoz priísta: “Desde Guadalupe Victoria, ningún presidente ha llegado a Palacio Nacional limpiamente”.

Son decenas de estudios, videos, análisis los que por estos días circulan en las redes sociales, exhumando de nuestra memoria aquellos aciagos días de hace seis años cuando, con toda desfachatez y cinismo, Luis Carlos Ugalde y sus muchachos, lo mismo que los venales magi$trados de aquel Tribunal Electoral –señaladamente quien por estas fechas lo preside--, asestaron aquél “portazo” a nuestra nonata democracia, fallando a favor de Felipe Calderón... con todo y que, como ellos mismos aceptaron, no había razón alguna para hacerlo.

¿Puede suceder de nueva cuenta? ¿Que el candidato que $egregue más $aliva sea quien llegue a Los Pinoles?
Indicios de que así pueda suceder afloran por todas partes. Los folios duplicados en las boletas de votación encontradas en Oaxaca y Veracruz, pero que cualquiera sospecharía puede haber en otros puntos de nuestra geografía… los hallazgos en bodegas gubernamentales de despensas, cobertores, láminas de asbesto, costales de cemento con el logotipo del Revolucionario Institucional y, claro, la profusión de monederos electrónicos del banco Monex --a donde habrían sido depositados aquellos 56 millones ¡de dólares! que, en una triangulación al estilo Madoff, llegaron “blanqueados” a México de tres distintos países, al amparo de un contrato que algunos de los muñidos de Enrique Peña firmaron con un radiodifusor mexico-estadounidense-- en manos de operadores (léase: mapaches) priístas.

Se cuentan por decenas las triquiñuelas, por no llamarles delitos, que los partidos políticos –reitero, en especial el PRI y el PAN-- ponen en práctica durante todo el proceso comicial, pero muy particularmente el día de las elecciones: “tacos” de boletas electorales, urnas “embarazadas”, compra de votos, carrusel…

Y una de dos, o sus colaboradores no informan a Enrique Peña Nieto de todo lo que hacen para obtener su “triunfo” –encuestas que son realmente propaganda, “tamaladas”, gastos mucho más allá de los llamados “topes” de campaña-- o, de plano, el mexiquense es harto cínico y por tal recién ha declarado que “México ha avanzado y ha crecido en democracia, no obstante haya “quienes creen todavía en modelos del pasado, donde suponen que los mexicanos no deciden libremente”.

De esos modelitos del pasado, con su venia, le platico en la próxima entrega. Porque, “sospechoseo”, están otra vez de moda.

Ya me dirá usted si no es así.

Índice Flamígero: De un lector guanajuatense: “La hociconada de Fox implica que AMLO va adelante. Veo, además, un escenario en tres vertientes: 1) Anulación de las elecciones con sus consecuencias. 2) El triunfo de AMLO, con lo que esto significa. 3) Si EPN no trae arriba de 10 puntos habrá conflictos post-electorales.” + + + Otro lector, éste de fuertes raíces y con sólidos contactos militares me escribe: “Hay una labor de zapa en contra del Ejército. Esta aviesa campaña de desprestigio que sufre nuestra gloriosa Institución, la han apuntalado los gobiernos panistas. Nunca en la historia de México se había denostado tan vilmente a los compañeros que alcanzaron el Generalato. Lo peor de todo es que sus principales instigadores son los esbirros de la Siedo, la PGR y la Secretaría de Seguridad Pública del ojete ese de García Luna, desde luego con la anuencia de los Pinos. De aquella casta de Generales: García Barragán, García Márquez, Gómez Cuevas, Bonifacio Salinas Leal y tantos otros que escapan a la memoria, sólo queda la añoranza del respeto y terror de los pinches políticos (que) ni se atrevían a cruzarse por su camino. Aquellos hombrazos, antes de verse humillados, eran capaces de auto-destruirse, pero nunca sufrirían la indignidad de verse acorralados por estas sabandijas logreras.” + + + Cada vez menos días. A la fallida Administración de Calderón ya sólo le restan 158 días de fracasos.

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