FC, fascinado con el FMI

Mexicanos rescatan Europa
La (nula) memoria de Fox

Carlos Fernández-Vega / México SA


Como si México estuviera en jauja y los escasos recursos públicos no fueran necesarios para impulsar el crecimiento y el desarrollo del país, el gobierno calderonista decidió utilizar el dinero de los mexicanos para (¡sorpresa!) fortalecer la capacidad de respuesta y de maniobra del Fondo Monetario Internacional, y contribuir a una recuperación más rápida de la estabilidad y de la capacidad de crecimiento de la economía mundial. Así, por la libre y con peligrosísima alegría, el inquilino de Los Pinos puso a disposición del FMI 10 mil millones de dólares, monto que nada tiene que ver con el reciente incremento de la cuota mexicana en el citado organismo financiero.

Se supone que la jugada es al revés: los países ricos y los organismos financieros multilaterales (que de multilaterales no tiene nada, porque son dominados por las naciones del primer mundo) deben ayudar a los que están en vías de desarrollo (eufemismo fondomonetarista por pobres y subdesarrollados), y a cambio de esas desinteresadas aportaciones imponen severísimas condiciones y draconianos ajustes (México es un caso ejemplar, porque sirvió de laboratorio para todas las perversidades del modelo neoliberal, con las consecuencias por todos padecidas).

Pero no, porque ahora resulta que, sin condicionamiento alguno, los fregados rescatan a quienes los friegan y contribuyen a que los países ricos libren la zarandeada económico-financiera y salgan a flote. El del sexenio calderonista es el que reporta el peor resultado económico desde Miguel de la Madrid, y de todas perdió todas: la deuda social se incrementó a paso veloz; el país no creció en términos reales, la desocupación es elevada, la informalidad creciente y la pobreza campea la geografía nacional. Espeluznante balance, pero a Felipe Calderón no se le ocurrió mejor idea que aportar 10 mil millones de dólares para que terceras naciones salgan del hoyo, limpien la casa y superen el trance.

El inquilino de Los Pinos está fascinado con el FMI, tanto que decidió, y el Congreso aceptó, destinar algo así como 10 por ciento (14 mil millones de dólares) de las reservas internacionales del país para elevar la cuota mexicana en el fondo y así lograr –según él– empoderarse y aumentar su poder de voto (de 1.47 a 1.8 por ciento) en ese organismo financiero. Eso fue en abril pasado, y dos meses después decide inyectar 10 mil millones adicionales, monto que, como precisa el Banco de México, no es, en modo alguno, un incremento de la citada cuota.

Allá por octubre-noviembre de 2008, cuando el catarrito devino en pulmonía triple, el propio inquilino de Los Pinos rápidamente intentó deslindarse de la sacudida internacional, y una y otra vez repitió: mi gobierno no es responsable de la crisis, porque es externa; nada tiene que ver mi administración. En aquel entonces, el ojo del huracán se localizaba en Estados Unidos, y cuatro años después en Europa, zarandeo este último (en realidad segundo tiempo de la misma crisis) del que también el mismo personaje se hizo a un lado, porque no somos los causantes y la economía mexicana está más sólida que nunca. Pues bien, si supuestamente nada tuvo que ver y la sacudida de la eurozona nos pela los dientes, ¿qué necesidad hay de arriesgar el dinero que no es de él, sino de los mexicanos, para rescatar a los europeos? Y no se trata de una bicoca.

La versión oficial dice así: “mediante un acuerdo de préstamo bilateral, el Banco de México pondría a disposición del FMI hasta 10 mil millones de dólares, recursos a los que la mencionada institución podría acceder durante los siguientes dos años. Dicho plazo podría ser prorrogado por dos años más. De darse el crédito referido, sólo significaría una modificación en la cartera de inversión de los activos internacionales del Banco de México. En efecto, en la eventualidad de que el FMI requiera de dichos recursos, éstos seguirán reportándose como reserva internacional de México, con todos los beneficios que dichas reservas representan para la economía mexicana… Es importante recordar que México se ha visto beneficiado en más de una ocasión de la cooperación internacional articulada a través del FMI”. Esta última frase es de colección, y el Banco de México la celebra alegremente, obviando el espeluznante costo social que dejó cada coperacha fondomonetarista.

Como se ha comentado en este espacio, el gobierno mexicano se ha negado rotundamente a utilizar parte de las sacrosantas reservas internacionales para reactivar la economía nacional, atemperar la pobreza y/o atender la devastación producto de fenómenos naturales. Ni un solo peso, porque el guardadito es intocable. En cambio, sí son utilizables, y rapidito, para fortalecer la capacidad de respuesta y de maniobra del FMI, y contribuir a una recuperación más rápida de la estabilidad y de la capacidad de crecimiento de la economía mundial. Pésimos inquilinos de Los Pinos ha tenido el país, pero el actual se lleva la palma.

Las rebanadas del pastel:

Desfachatado y bocón, como siempre, Vicente Fox se ha puesto la playera tricolor y llama a votar por Enrique Peña Nieto. Pues bien, recordemos algunos pasajes de este personaje de ideas cortas, lengua larga y memoria inexistente: como cada seis años, pasados los efectos más visibles de la crisis sexenal en turno, quieren volver a engañarnos. Quieren borrar de nuestra memoria los errores del pasado. Quieren hacernos creer que el modelo aplicado es un éxito y que al final de tantos problemas ya encontramos el camino adecuado. Tan grande es el engaño que terminaron por engañarse a sí mismos, y hoy el candidato del PRI, del nuevo PRI, del viejo PRI, del PRI de siempre, nos ofrece más de lo mismo. Creen que somos tontos. Creen que no nos damos cuenta de que más de lo mismo significa más desempleo y menor seguridad en nuestras calles, más atraso, más estancamiento, mayor corrupción y mayor impunidad. Hoy se declaran tristes e indignados por la miseria que ellos propiciaron y la corrupción que ellos generaron. Creen que los mexicanos no tenemos memoria. Creen que no nos damos cuenta de que, más allá de las celebraciones de cada seis años y de las pirotecnias estadísticas de todos los sexenios, las cifras oficiales ocultan la realidad de miseria y falta de oportunidades que han dejado las administraciones priístas. Estamos convencidos de que no es con la conducción del PRI como podemos asegurar la inserción exitosa de México en el concierto de las naciones desarrolladas (Cámara Americana de Comercio, noviembre 30, 1999)… a mí se me podrá quitar lo majadero, pero a ustedes (los del PRI), lo malo para gobernar y lo corruptos, nunca (abril 2000, durante el debate presidencial).

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