Oswaldo Zavala / Apro
El miedo al regreso de las peores prácticas políticas del PRI con un probable triunfo de Enrique Peña Nieto, posibles irregularidades durante la jornada electoral del 1 de julio y un “largo y hostil verano” son algunos de los vaticinios y análisis de varios de los principales medios de comunicación del mundo a tres días de los comicios presidenciales.
Alan Riding, quien fuera corresponsal de The New York Times en México durante las décadas de los 70 y 80, escribió hoy en una columna en ese diario que, aunque probable, la victoria de Peña Nieto podría explicarse en un país donde la “corrupción todavía está desenfrenada, la pobreza extendida, el crecimiento económico se ha detenido y una ‘guerra contra las drogas’ que ha resultado en una impensable cifra de muertes de alrededor de 60 mil en menos de seis años”.
“¿Se ha instalado la amnesia?”, se pregunta Riding, también autor del libro de análisis sobre México Vecinos distantes. “¿Ha fracasado la democracia multipartidista? ¿En verdad quiere el país dar marcha atrás al reloj? ¿O ha cambiado el PRI como fuertemente proclama?”.
Para Riding, en el escenario más probable –el triunfo del PRI–, “el señor Peña Nieto tratará de complacer a todos y decepcionará a muchos. Y si gobierna sólo para sus viejos amigos del PRI, entonces puede esperar oír (un reclamo) de la calle mexicana de nuevo”.
Por su parte, Mary Anastasia O’Grady, en un texto publicado en The Wall Street Journal el pasado lunes 25, califica de “inquietante” el regreso del PRI y “su oscuro pasado autoritario y su gusto por el estatismo”.
Escribe O’Grady: “En su cuidadosa campaña –recientemente prometiendo reformas laborales que no afectarían los privilegios de los sindicatos– (Peña Nieto) se ha creado una imagen de político hábil, no el arriesgado reformista que México necesita”.
En la edición que ya circula con fecha adelantada del 2 de julio –un día después de la elección presidencial– la influyente revista The New Yorker publica un largo texto titulado “The Kingpins” (“Los Capos”) de William Finnegan.
En su crónica por un país devastado por la violencia del narcotráfico, el reportero afirma que los mexicanos con frecuencia le refieren la palabra “pantalla”, para describir los juegos políticos del país: “ilusiones detrás de las cuales hay otras pantallas, todas creadas para oscurecer los hechos”.
Así, escribe Finnegan, “Peña Nieto es descrito, en cartones (políticos), como una máscara de carnaval detrás de la cual se ríe Carlos Salinas de Gortari, un expresidente, que todavía se observa como enormemente poderoso”.
Al final de su texto, sus fuentes indican que el probable regreso del PRI al poder reconfigurará un orden sobre todo en los aspectos mediáticos de la vida política y que, según el texto, se manifestará con un mayor control de las noticias en el país.
Concluye Finnegan: “Era verdad: el PRI, en el poder, le pagaba a algunos periodistas de forma extravagante, y apoyaba a muchos periódicos y otros medios a cambio de cobertura que sirviera a sus propósitos”.
En su columna de análisis publicada este miércoles en el periódico ABC color de Paraguay –donde recientemente se registró una crisis política que culminó con el derrocamiento del presidente y la instalación de un nuevo régimen– Andrés Oppenheimer advierte sobre los riesgos antidemocráticos que implicaría la probable elección de Peña Nieto.
“Durante casi un siglo, el PRI ha sido privilegiado de los grandes negocios con sus amigos –que dieron lugar a muchas de las grandes fortunas mexicanas de hoy–, la compra de votos, el fraude electoral y el soborno y la intimidación para controlar los medios”, escribe Oppenheimer en su texto “México: La tentación del pasado”.
Y añade: “Aunque el equipo de Peña Nieto incluye algunas caras nuevas, la mayoría pertenece al viejo PRI, dicen sus críticos”.
Oppenheimer se refirió a la conocida opinión del escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien llamó a la maquinaria priista que gobernó en México por 71 años como una “dictadura perfecta”.
“Una victoria de Peña Nieto probablemente no convierta a México en la ‘dictadura perfecta’ que fue en los gobiernos del PRI durante gran parte del siglo pasado –muchas cosas han cambiado–”, escribe Oppenheimer, “pero probablemente convierta al país en una democracia más imperfecta de la que ha sido durante la última década”.
Pero los más oscuros intereses ya están operando para influir en la elección, como es el caso del “pacto” entre la campaña de Peña Nieto y Elba Esther Gordillo, la lideresa del Sindicato Nacional para los Trabajadores de la Educación (SNTE), según escribe Rodrigo Camarena en la edición del 26 de junio de The Guardian, el periódico inglés que recientemente confirmó los pagos de Peña Nieto a Televisa para proteger y promover su imagen.
Al PRI, escribe, lo distinguen “acusaciones de lavado de dinero, peculado y vínculos al crimen organizado”.
“Aunque ningún partido político está libre de acusaciones de delitos o corrupción, los males endémicos del PRI, combinados con la probabilidad de que recobre la presidencia el 1 de julio, han comprensiblemente producido un alto escrutinio”, escribe Camarena.
Por ello, anota, un acuerdo entre el SNTE es una táctica “altamente reconocida como crucial para el éxito de cualquier campaña presidencial mexicana”, como fue el caso de la elección de 2006.
Y advierte desde The Guardian que el pacto de civilidad promovido por el IFE no detendrá la posibilidad de una convulsa elección presidencial: “A pesar del pacto de civilidad, si las elecciones mexicanas previas ofrecen un indicador de la probabilidad de disputas poselectorales, entonces debemos esperar un muy largo y hostil verano”.
El miedo al regreso de las peores prácticas políticas del PRI con un probable triunfo de Enrique Peña Nieto, posibles irregularidades durante la jornada electoral del 1 de julio y un “largo y hostil verano” son algunos de los vaticinios y análisis de varios de los principales medios de comunicación del mundo a tres días de los comicios presidenciales.
Alan Riding, quien fuera corresponsal de The New York Times en México durante las décadas de los 70 y 80, escribió hoy en una columna en ese diario que, aunque probable, la victoria de Peña Nieto podría explicarse en un país donde la “corrupción todavía está desenfrenada, la pobreza extendida, el crecimiento económico se ha detenido y una ‘guerra contra las drogas’ que ha resultado en una impensable cifra de muertes de alrededor de 60 mil en menos de seis años”.
“¿Se ha instalado la amnesia?”, se pregunta Riding, también autor del libro de análisis sobre México Vecinos distantes. “¿Ha fracasado la democracia multipartidista? ¿En verdad quiere el país dar marcha atrás al reloj? ¿O ha cambiado el PRI como fuertemente proclama?”.
Para Riding, en el escenario más probable –el triunfo del PRI–, “el señor Peña Nieto tratará de complacer a todos y decepcionará a muchos. Y si gobierna sólo para sus viejos amigos del PRI, entonces puede esperar oír (un reclamo) de la calle mexicana de nuevo”.
Por su parte, Mary Anastasia O’Grady, en un texto publicado en The Wall Street Journal el pasado lunes 25, califica de “inquietante” el regreso del PRI y “su oscuro pasado autoritario y su gusto por el estatismo”.
Escribe O’Grady: “En su cuidadosa campaña –recientemente prometiendo reformas laborales que no afectarían los privilegios de los sindicatos– (Peña Nieto) se ha creado una imagen de político hábil, no el arriesgado reformista que México necesita”.
En la edición que ya circula con fecha adelantada del 2 de julio –un día después de la elección presidencial– la influyente revista The New Yorker publica un largo texto titulado “The Kingpins” (“Los Capos”) de William Finnegan.
En su crónica por un país devastado por la violencia del narcotráfico, el reportero afirma que los mexicanos con frecuencia le refieren la palabra “pantalla”, para describir los juegos políticos del país: “ilusiones detrás de las cuales hay otras pantallas, todas creadas para oscurecer los hechos”.
Así, escribe Finnegan, “Peña Nieto es descrito, en cartones (políticos), como una máscara de carnaval detrás de la cual se ríe Carlos Salinas de Gortari, un expresidente, que todavía se observa como enormemente poderoso”.
Al final de su texto, sus fuentes indican que el probable regreso del PRI al poder reconfigurará un orden sobre todo en los aspectos mediáticos de la vida política y que, según el texto, se manifestará con un mayor control de las noticias en el país.
Concluye Finnegan: “Era verdad: el PRI, en el poder, le pagaba a algunos periodistas de forma extravagante, y apoyaba a muchos periódicos y otros medios a cambio de cobertura que sirviera a sus propósitos”.
En su columna de análisis publicada este miércoles en el periódico ABC color de Paraguay –donde recientemente se registró una crisis política que culminó con el derrocamiento del presidente y la instalación de un nuevo régimen– Andrés Oppenheimer advierte sobre los riesgos antidemocráticos que implicaría la probable elección de Peña Nieto.
“Durante casi un siglo, el PRI ha sido privilegiado de los grandes negocios con sus amigos –que dieron lugar a muchas de las grandes fortunas mexicanas de hoy–, la compra de votos, el fraude electoral y el soborno y la intimidación para controlar los medios”, escribe Oppenheimer en su texto “México: La tentación del pasado”.
Y añade: “Aunque el equipo de Peña Nieto incluye algunas caras nuevas, la mayoría pertenece al viejo PRI, dicen sus críticos”.
Oppenheimer se refirió a la conocida opinión del escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien llamó a la maquinaria priista que gobernó en México por 71 años como una “dictadura perfecta”.
“Una victoria de Peña Nieto probablemente no convierta a México en la ‘dictadura perfecta’ que fue en los gobiernos del PRI durante gran parte del siglo pasado –muchas cosas han cambiado–”, escribe Oppenheimer, “pero probablemente convierta al país en una democracia más imperfecta de la que ha sido durante la última década”.
Pero los más oscuros intereses ya están operando para influir en la elección, como es el caso del “pacto” entre la campaña de Peña Nieto y Elba Esther Gordillo, la lideresa del Sindicato Nacional para los Trabajadores de la Educación (SNTE), según escribe Rodrigo Camarena en la edición del 26 de junio de The Guardian, el periódico inglés que recientemente confirmó los pagos de Peña Nieto a Televisa para proteger y promover su imagen.
Al PRI, escribe, lo distinguen “acusaciones de lavado de dinero, peculado y vínculos al crimen organizado”.
“Aunque ningún partido político está libre de acusaciones de delitos o corrupción, los males endémicos del PRI, combinados con la probabilidad de que recobre la presidencia el 1 de julio, han comprensiblemente producido un alto escrutinio”, escribe Camarena.
Por ello, anota, un acuerdo entre el SNTE es una táctica “altamente reconocida como crucial para el éxito de cualquier campaña presidencial mexicana”, como fue el caso de la elección de 2006.
Y advierte desde The Guardian que el pacto de civilidad promovido por el IFE no detendrá la posibilidad de una convulsa elección presidencial: “A pesar del pacto de civilidad, si las elecciones mexicanas previas ofrecen un indicador de la probabilidad de disputas poselectorales, entonces debemos esperar un muy largo y hostil verano”.
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