Apro
De acuerdo con el semanario inglés The Economist, el candidato priista, Enrique Peña Nieto, es la opción “menos peor” para ocupar la presidencia de México.
A pesar de esa afirmación, el editorial pone en duda la veracidad de las encuestas de opinión y perfila a Peña Nieto como “un hombre telegénico, fresco, rodeado de un grupo de tecnócratas salidos de las mejores universidades del mundo”.
Sin embargo, apunta el semanario, Peña Nieto es “heredero de la más retrógrada maquinaria política del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sus aliados incluyen antiguos caudillos y sus opositores lo involucran en prácticas sospechosas, tales como la compra de cobertura televisiva”.
El artículo, publicado el día de hoy, cuestiona: “¿Por qué México está apunto de dar un paso hacía atrás?”.
The Economist atribuye el regreso del priismo a “la decepción de 12 años de gobiernos panistas golpeados por la competencia china, la recesión estadunidense y la baja tasa de crecimiento apenas de 1.8 por ciento entre 2000 y 2011. Asimismo el aumento de la pobreza, la capacidad de negociación y la incapacidad presidencial por lograr las reformas estructurales”.
Y resume los sexenios de Fox y Calderón: “El legado del PRI se mantuvo intacto, los monopolios públicos y privados asfixian la economía y el sistema educativo”.
También menciona que Calderón volvió la guerra contra las drogas pieza central de su presidencia.
Sin embargo, The Economist es optimista: “México es una mejor opción que Brasil para el crecimiento económico; además hay señales tentativas de que la violencia criminal está disminuyendo. Los mexicanos tienen mayor libertad política y tienen mayor acceso a una clase media.”
Y atiza: “Si los votantes se deciden por el PRI, es porque las alternativas son débiles”.
“La campaña de la panista, Vázquez Mota, es un caos; y Andrés Manuel López Obrador se quedó empantanado en su discurso contra las instituciones democráticas”, dice el texto.
“Este año le debió tocar turno a la izquierda”, dice el artículo. “Si Marcelo Ebrard hubiera sido el candidato, un moderno socialdemócrata y alcalde de la ciudad de México, hubiera tenido el voto de The Economist”.
De acuerdo con el semanario inglés The Economist, el candidato priista, Enrique Peña Nieto, es la opción “menos peor” para ocupar la presidencia de México.
A pesar de esa afirmación, el editorial pone en duda la veracidad de las encuestas de opinión y perfila a Peña Nieto como “un hombre telegénico, fresco, rodeado de un grupo de tecnócratas salidos de las mejores universidades del mundo”.
Sin embargo, apunta el semanario, Peña Nieto es “heredero de la más retrógrada maquinaria política del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sus aliados incluyen antiguos caudillos y sus opositores lo involucran en prácticas sospechosas, tales como la compra de cobertura televisiva”.
El artículo, publicado el día de hoy, cuestiona: “¿Por qué México está apunto de dar un paso hacía atrás?”.
The Economist atribuye el regreso del priismo a “la decepción de 12 años de gobiernos panistas golpeados por la competencia china, la recesión estadunidense y la baja tasa de crecimiento apenas de 1.8 por ciento entre 2000 y 2011. Asimismo el aumento de la pobreza, la capacidad de negociación y la incapacidad presidencial por lograr las reformas estructurales”.
Y resume los sexenios de Fox y Calderón: “El legado del PRI se mantuvo intacto, los monopolios públicos y privados asfixian la economía y el sistema educativo”.
También menciona que Calderón volvió la guerra contra las drogas pieza central de su presidencia.
Sin embargo, The Economist es optimista: “México es una mejor opción que Brasil para el crecimiento económico; además hay señales tentativas de que la violencia criminal está disminuyendo. Los mexicanos tienen mayor libertad política y tienen mayor acceso a una clase media.”
Y atiza: “Si los votantes se deciden por el PRI, es porque las alternativas son débiles”.
“La campaña de la panista, Vázquez Mota, es un caos; y Andrés Manuel López Obrador se quedó empantanado en su discurso contra las instituciones democráticas”, dice el texto.
“Este año le debió tocar turno a la izquierda”, dice el artículo. “Si Marcelo Ebrard hubiera sido el candidato, un moderno socialdemócrata y alcalde de la ciudad de México, hubiera tenido el voto de The Economist”.
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