Jorge Diaz
Amén de todo el repertorio de declaraciones que nos receten los interesados en el poder esta semana, todo parece indicar que la recta final de las campañas estará marcada por las tragedias y los excesos de confianza, ya por lo que se hizo o por lo que se está haciendo.
Trágica la manera en que se encontraron con la muerte los simpatizantes perredistas y petistas en Guerrero.
Tragedia la de confundir a un muchacho (delincuente o no, está por verse) con el hijo de quien se ha convertido en la obsesión de los gobiernos mexicano y estadounidense, sujeto que se hizo grande, gracias a ellos mismos. Papelón.
Tragedia será si prolifera la práctica de la compra y coacción del voto por parte de los partidos políticos durante los comicios, sería la reivindicación de nuestra anti-democracia.
Exceso de confianza por parte del consejero presidente del IFE al declarar que no ve focos rojos para el día de las elecciones. Acaso ignora el consejero presidente las amplias zonas de nuestro territorio controlados por el crimen organizado, donde por fuerza la población se sentirá amenazada en de participar o no, en un sentido o en otro ¿No es eso un foco rojo? Comprobados están los usos y costumbres electorales de los gobiernos estatales -gran pendiente de nuestra democracia- donde los recursos y amenazas por parte de los gobernadores caciques, obliga a una parte de los ciudadanos a votar de cierta manera y donde el clientelismo miserable es ley durante las elecciones ¿No es eso un foco rojo que debería estarse vigilando ya? Fue el IFE quien recientemente declaró: “Estamos listos para un conteo voto por voto de ser necesario” ¿No es eso un foco rojo en sí mismo, puesto que reconoce ser sujeto de desconfianza por parte de algunos?
Tragedia será para AMLO si en esta ocasión no se lleva el triunfo. Haber tenido (como tuvo) seis años para planear y modernizar estrategia y discurso, en lugar de haberlos perdido con la cantaleta de siempre, lo puede llevar posiblemente al olvido y estará lejos del liderazgo moral de las izquierdas que muchos le auguran como premio de consolación. Para él es ganar o desaparecer; es decir, irse a la “chingada”.
Exceso de confianza comprobada fue la de Felipe Calderón. Actuando como si tuviera seis años para cometer cuanta irresponsabilidad se le ocurriera sin que eso fuera a tener consecuencias en la elección por venir, tiene a la abanderada blanquiazul de cara al sol. Los resultados están a la vista, su daño colateral: Josefina Vázquez Mota.
La mayor incógnita es si la actitud de Peña Nieto se convierta en exceso de confianza y por tanto, en tragedia. No se sabe bien a bien si las encuestas están en lo correcto, sus actos y los de su equipo de campaña dan a entender que no la tienen segura y que sus puntos de ventaja no son tantos; no obstante, sus jilgueros ya le gritan porras, pero hay una franja muy grande de indecisos y es difícil imaginar a un México resignado a que regrese el PRI al poder, los jóvenes están muy participativos, vigilantes y contagian, los otros partidos también tienen sus mañas (muchas), la psique deportiva siempre se inclina a preferir a quien va abajo por considerar al que va ganando como una especie de aprovechado, abusivo o favorecido, por lo que puede darse un voto a favor de AMLO o Vázquez Mota, sólo por quitarle la cuchara de la boca al tricolor. En fin que definitivamente, la elección de 2012 estará marcada por tragedias y excesos de confianza.
Amén de todo el repertorio de declaraciones que nos receten los interesados en el poder esta semana, todo parece indicar que la recta final de las campañas estará marcada por las tragedias y los excesos de confianza, ya por lo que se hizo o por lo que se está haciendo.
Trágica la manera en que se encontraron con la muerte los simpatizantes perredistas y petistas en Guerrero.
Tragedia la de confundir a un muchacho (delincuente o no, está por verse) con el hijo de quien se ha convertido en la obsesión de los gobiernos mexicano y estadounidense, sujeto que se hizo grande, gracias a ellos mismos. Papelón.
Tragedia será si prolifera la práctica de la compra y coacción del voto por parte de los partidos políticos durante los comicios, sería la reivindicación de nuestra anti-democracia.
Exceso de confianza por parte del consejero presidente del IFE al declarar que no ve focos rojos para el día de las elecciones. Acaso ignora el consejero presidente las amplias zonas de nuestro territorio controlados por el crimen organizado, donde por fuerza la población se sentirá amenazada en de participar o no, en un sentido o en otro ¿No es eso un foco rojo? Comprobados están los usos y costumbres electorales de los gobiernos estatales -gran pendiente de nuestra democracia- donde los recursos y amenazas por parte de los gobernadores caciques, obliga a una parte de los ciudadanos a votar de cierta manera y donde el clientelismo miserable es ley durante las elecciones ¿No es eso un foco rojo que debería estarse vigilando ya? Fue el IFE quien recientemente declaró: “Estamos listos para un conteo voto por voto de ser necesario” ¿No es eso un foco rojo en sí mismo, puesto que reconoce ser sujeto de desconfianza por parte de algunos?
Tragedia será para AMLO si en esta ocasión no se lleva el triunfo. Haber tenido (como tuvo) seis años para planear y modernizar estrategia y discurso, en lugar de haberlos perdido con la cantaleta de siempre, lo puede llevar posiblemente al olvido y estará lejos del liderazgo moral de las izquierdas que muchos le auguran como premio de consolación. Para él es ganar o desaparecer; es decir, irse a la “chingada”.
Exceso de confianza comprobada fue la de Felipe Calderón. Actuando como si tuviera seis años para cometer cuanta irresponsabilidad se le ocurriera sin que eso fuera a tener consecuencias en la elección por venir, tiene a la abanderada blanquiazul de cara al sol. Los resultados están a la vista, su daño colateral: Josefina Vázquez Mota.
La mayor incógnita es si la actitud de Peña Nieto se convierta en exceso de confianza y por tanto, en tragedia. No se sabe bien a bien si las encuestas están en lo correcto, sus actos y los de su equipo de campaña dan a entender que no la tienen segura y que sus puntos de ventaja no son tantos; no obstante, sus jilgueros ya le gritan porras, pero hay una franja muy grande de indecisos y es difícil imaginar a un México resignado a que regrese el PRI al poder, los jóvenes están muy participativos, vigilantes y contagian, los otros partidos también tienen sus mañas (muchas), la psique deportiva siempre se inclina a preferir a quien va abajo por considerar al que va ganando como una especie de aprovechado, abusivo o favorecido, por lo que puede darse un voto a favor de AMLO o Vázquez Mota, sólo por quitarle la cuchara de la boca al tricolor. En fin que definitivamente, la elección de 2012 estará marcada por tragedias y excesos de confianza.
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