Samuel R. García / @samuelrgarcia
El viernes 8 de junio de 2012 debe ser recordado como el día en que Enrique Peña Nieto, candidato-actor del PRI y Televisa a la presidencia de México, se atrevió a enviar al Estadio Azteca cientos de camiones con miles de "porros" para reprimir a un grupo de jóvenes que protestaron en su contra en el marco del partido de eliminatoria mundialista, entre la selección mexicana (propiedad de Televisa) y el representativo de Guyana.
Del partido de fútbol solamente puedo mencionar que ganaron los futbolistas al servicio de la selección que controla la televisora 3-1 a los de Guyana, jugaron -como ya es costumbre- de forma asquerosa, mostrando un fútbol tibio y mediocre. En ese sentido no hubo novedad. El partido en realidad no era lo que interesaba.
Lo que sucedió desde antes de que la gente ingresara al estadio, eso sí que es relevante. Cientos de camiones provinientes de distintos puntos del Estado de México fueron enviados con gente acarreada al Estadio Azteca. De manera burda y cínica los vistieron con la playera roja del PRI, les entregaron su boleto para "ver el partido" y ¡vaya usted a saber qué tantas cosas más les dieron a cambio "del favor" de ir a "hacer bola" a favor de Peña Nieto!
El resultado lo conocemos, pero por si todavía no se han enterado de los detalles de lo que ocurrió en el Azteca, pueden consultar los tuits de RMX (twitter.com/revolucionesmx). Básicamente lo que ocurrió fue un acto de represión por parte de un grupo que aspira a tener el control de la presidencia de México y cuya representación recae en estos momentos en Enrique Peña Nieto.
La campaña-telenovela del abreviado EPN ha estado llena de pifias, trampas y pendejadas (para decirlo de manera coloquial), todo esto junto a manifestaciones varias de un poder que no es poder, pero que en esa intención de serlo se quiere imponer a como de lugar sobre el interés colectivo y las necesidades reales de nuestro país. Si bien es cierto el viernes "negro" 11 de mayo es un punto de quiebre en la actual coyuntura de las elecciones presidenciales en México, ya desde antes Peña estaba condenado al fracaso y a vivir una campaña sombría, sin vida.
Sin poder hilar ideas propias, sin saber argumentar y responder a preguntas sencillas, Peña Nieto y los que lo impulsan se han ido acorralando ellos solitos en un callejón sin salida y ahora están demostrando que, así sea a madrazos (sin que te ofendas Roberto), buscan imponerse al precio que sea.
Es grave que Televisa se preste una vez más para seguir el juego al PRI peñanietista, que no es otro PRI sino ese mismo tricolor diazordacista y echeverrista, ambos iconos de la represión estudiantil en México. Bajo un contexto y circunstancias totalmente diferentes, los fantasmas de la represión comienzan a aparecer y diera la impresión que a Peña Nieto ya no le interesa argumentar (pues como ya dijimos no puede, no sabe, no es capaz de ello) y mucho menos querrá escuchar el justo reclamo, que no solamente emana del sector estudiantil sino prácticamente de todos los sectores de la sociedad mexicana. Su respuesta ha sido hasta hoy la violencia, la represión y el autoritarismo.
El viernes 8 de junio de 2012 debe ser recordado como el día en que Enrique Peña Nieto, candidato-actor del PRI y Televisa a la presidencia de México, se atrevió a enviar al Estadio Azteca cientos de camiones con miles de "porros" para reprimir a un grupo de jóvenes que protestaron en su contra en el marco del partido de eliminatoria mundialista, entre la selección mexicana (propiedad de Televisa) y el representativo de Guyana.
Del partido de fútbol solamente puedo mencionar que ganaron los futbolistas al servicio de la selección que controla la televisora 3-1 a los de Guyana, jugaron -como ya es costumbre- de forma asquerosa, mostrando un fútbol tibio y mediocre. En ese sentido no hubo novedad. El partido en realidad no era lo que interesaba.
Lo que sucedió desde antes de que la gente ingresara al estadio, eso sí que es relevante. Cientos de camiones provinientes de distintos puntos del Estado de México fueron enviados con gente acarreada al Estadio Azteca. De manera burda y cínica los vistieron con la playera roja del PRI, les entregaron su boleto para "ver el partido" y ¡vaya usted a saber qué tantas cosas más les dieron a cambio "del favor" de ir a "hacer bola" a favor de Peña Nieto!
El resultado lo conocemos, pero por si todavía no se han enterado de los detalles de lo que ocurrió en el Azteca, pueden consultar los tuits de RMX (twitter.com/revolucionesmx). Básicamente lo que ocurrió fue un acto de represión por parte de un grupo que aspira a tener el control de la presidencia de México y cuya representación recae en estos momentos en Enrique Peña Nieto.
La campaña-telenovela del abreviado EPN ha estado llena de pifias, trampas y pendejadas (para decirlo de manera coloquial), todo esto junto a manifestaciones varias de un poder que no es poder, pero que en esa intención de serlo se quiere imponer a como de lugar sobre el interés colectivo y las necesidades reales de nuestro país. Si bien es cierto el viernes "negro" 11 de mayo es un punto de quiebre en la actual coyuntura de las elecciones presidenciales en México, ya desde antes Peña estaba condenado al fracaso y a vivir una campaña sombría, sin vida.
Sin poder hilar ideas propias, sin saber argumentar y responder a preguntas sencillas, Peña Nieto y los que lo impulsan se han ido acorralando ellos solitos en un callejón sin salida y ahora están demostrando que, así sea a madrazos (sin que te ofendas Roberto), buscan imponerse al precio que sea.
Es grave que Televisa se preste una vez más para seguir el juego al PRI peñanietista, que no es otro PRI sino ese mismo tricolor diazordacista y echeverrista, ambos iconos de la represión estudiantil en México. Bajo un contexto y circunstancias totalmente diferentes, los fantasmas de la represión comienzan a aparecer y diera la impresión que a Peña Nieto ya no le interesa argumentar (pues como ya dijimos no puede, no sabe, no es capaz de ello) y mucho menos querrá escuchar el justo reclamo, que no solamente emana del sector estudiantil sino prácticamente de todos los sectores de la sociedad mexicana. Su respuesta ha sido hasta hoy la violencia, la represión y el autoritarismo.
Y más grave es que la FEMEXFUT -curiosamente también controlada por Televisa- se haya prestado a que fueran entregados miles de boletos para ser repartidos a gente (muy probablemente) ajena al fútbol e incitada únicamente a participar de un acto represivo, cuyo saldo afortunadamente hasta el momento se reporta "en blanco", pero que pudo terminar en una terrible tragedia.
Dicho capítulo aún no se cierra, ya que los jóvenes del movimiento #YoSoy132, tanto en la capital del país, como en distintos puntos de la república mexicana, marcharán el próximo 10 de junio (que invoca a la historia y aquel otro episodio negro del "Halconazo" de 1971) para repudiar la candidatura de Peña Nieto, en el marco de la celebración del segundo debate de candidatos a la presidencia.
Hay ingredientes de sobra para pensar -dada la actitud ya asumida por parte de Peña Nieto y los que lo promueven- que los próximos días serán de una lucha intensa y de un "cara a cara", entre la mafia que quiere seguir en la cima del poder y un movimiento social cada vez más creciente y mejor organizado, que no busca otra cosa sino ceder el poder al pueblo, literalmente, cueste lo que cueste.
Los jóvenes se ven decididos a luchar, la actitud asumida luego de la represión en el Estadio Azteca merece el reconocimiento de todos, fácil los chavos se pudieron haber enganchado (que esa era seguramente la intención) y dar elementos a que los pseudoperiodistas repitieran hasta el cansancio que los #YoSoy132 son "violentos". Eso no sucedió, hubo provocación, los priístas agredieron a varios jóvenes, pero la respuesta, tanto en el estadio como en las redes sociales, fue la de "ya habrá oportunidad de saldar cuentas y no necesariamente a golpes".
Hay inteligencia y cálculo entre los jóvenes, ya se están sumando maestros, gente adulta, se está fortaleciendo el movimiento y de los objetivos a corto plazo, está como prioridad enfrentar a Peña Nieto y todo lo que representa. El episodio de este otro viernes negro de Peña Nieto (auspiciado por él mismo y su televisora aliada), simplemente pone sobre aviso a toda la sociedad mexicana, a toda la clase política, a los medios de comunicación e incluso al mundo en general.
Algo grande en México está a punto de ocurrir, no permitamos que el verdadero peligro para la nación impida la transformación de nuestro país. Hay que estar unánimes y unidos, no caer en la provocación y emprender acciones bien organizadas para poner en jacque, no a Peña, sino a todo el sistema.
Peña Nieto se ha ganado a pulso el título de "es un peligro para México", no midió él y sus "estrategas" que al estadio de fútbol también asisten familias completas, con niños pequeños y personas mayores. Suficiente con la violencia desatada por el calderonato, como para que venga este hijo de puta Peña Nieto a querer incendiar más al país, a él y a todo el aparato que lo rodea les decimos: ¡ni nos vamos a dejar, ni nos vamos a rajar, nos vemos en las urnas el próximo 1 de julio o antes si es necesario y las circunstancias lo ameritan!
Todos al Zócalo capitalino a las 12 PM a la Marcha Nacional Anti Peña Nieto.
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