El problema de las identidades

Andy Novell F.

¿Es o no es? Esa es la pregunta que se hacen casi la mayoría de mexicanos en las últimas horas. ¿Es o no es el hijo de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”?, considerado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como el narcotraficante más poderoso del mundo.

Jesús Alfredo Guzmán Salazar, alias el “Gordo” es el hijo mayor del matrimonio entre el “Chapo” y Alejandrina María Salazar Hernández. Este personaje de acuerdo a las autoridades federales es considerado como uno de los principales dirigentes del cártel de Sinaloa y elemento clave dentro de la organización criminal por ser presumiblemente el encargado del manejo de los bienes de su padre Joaquín Guzmán Loera.

Eso es lo que dicen las autoridades federales, pero desde ayer por la tarde surgió otra versión, así como de la defensa de la familia del detenido, el detenido se llama Félix Beltrán León. Entonces, ¿es o no es?

Es tal la fuerza de la pregunta que las propias autoridades encargadas de realizar las investigaciones correspondientes que la PGR salió a señalar que están investigando, no aseguran nada, simplemente investigan y en su tiempo darán a conocer los resultados.

Eso sí, aseguran que la detención se llevó a cabo por el intercambio de información con el gobierno de Estados Unidos, quienes supuestamente sostienen que el detenido sí es hijo del “Chapo” Guzmán.

Ahora es solo cuestión de esperar a que la PGR determine con pruebas de ADN, huellas dactilares y comparación de fotografías si es o no el hijo del narco más buscado de todo el mundo.

Esa espera será determinante para que los políticos se le echen encima al presidente Felipe Calderón, por el supuesto teatro electoral que se fabricó con esta detención tan cantada por la Armada de México; lo que es un hecho es que serán largas horas de angustia que tendrá Felipe Calderón, que de acuerdo a colabores cercanos esta que no lo calienta el sol por todo el relajo del ¿es o no es?

Autoridades militares, de la Marina, Gobernación y en sí de todo el gobierno federal, están desesperados y con la angustia para comprobar si el detenido es hijo del narcotraficante. En el caso de que las autoridades se hayan equivocado, como “nunca” lo hacen tendrán dos cosas que hacer.

Una pedir una disculpa pública a los detenidos y resarcir el daño; dos, perder las elecciones contundentemente y cerrarían de manera desastrosa la llamada lucha contra el crimen organizado.

Por lo mientras sigámonos preguntando ¿es o no es?
el hijo de “El Chapo” Guzmán.

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