Jorge Diaz
Se acerca la hora de la verdad electoral, todo está en juego, hasta el segundo lugar es importante. Los temores rodean al puntero y la ansiedad, coraje e impotencia hacen presa de quienes lo ven desde muy abajo.
Poco a poco se desvanece el México de los que aderezaron las campañas desde sus computadoras. Las redes sociales fueron un accesorio novedoso y ciertamente valioso, pero no determinante. Dadas las desigualdades que imperan en nuestro país, existen otros factores que influyen en la mayoría que saldrá a votar el 1 de Julio.
También los medios de comunicación pasan a segundo plano, ellos ya cumplieron lo que su línea editorial y sus intereses les dictaron. Bien o mal, pero ya hicieron su trabajo. La ganancia inmediata en el corte de caja será el rating, la venta de periódicos y la colocación de publicidad a precios exorbitantes. Ya tendrán tiempo de ver si quien gane las elecciones les ofrece aun mayores ganancias que las que acabo de describir.
Si todo eso se va, lo que empieza a aflorar en esta recta final, es el México políticamente incorrecto, el que nadie quiere mencionar, pero del que todos echan mano. El México corruptible que a cambio de unos pesos vota por quien le digan. El que está sujeto de manos y pies por el crimen organizado que ha superado por mucho al Estado, en sus poblaciones. El México agraviado, que tomará la boleta electoral como la única arma que posee para castigar al cínico gobernante en quien algún día depositó su confianza y otra vez lo defraudó, para votar por otro que (la historia lo demuestra) le hará lo mismo que el anterior.
También llega el México del desinteresado que dejará la decisión en manos de otros. El del que se deja llevar por la corriente, sin retar a su intelecto para saber por qué cruza la boleta en un sentido o en otro. El México del temor, el México del conformismo, el México borrego de los sindicatos, el de las telenovelas, el del clasismo, el de la rabia, etc.
Y después de todo eso… el México de siempre.
Se acerca la hora de la verdad electoral, todo está en juego, hasta el segundo lugar es importante. Los temores rodean al puntero y la ansiedad, coraje e impotencia hacen presa de quienes lo ven desde muy abajo.
Poco a poco se desvanece el México de los que aderezaron las campañas desde sus computadoras. Las redes sociales fueron un accesorio novedoso y ciertamente valioso, pero no determinante. Dadas las desigualdades que imperan en nuestro país, existen otros factores que influyen en la mayoría que saldrá a votar el 1 de Julio.
También los medios de comunicación pasan a segundo plano, ellos ya cumplieron lo que su línea editorial y sus intereses les dictaron. Bien o mal, pero ya hicieron su trabajo. La ganancia inmediata en el corte de caja será el rating, la venta de periódicos y la colocación de publicidad a precios exorbitantes. Ya tendrán tiempo de ver si quien gane las elecciones les ofrece aun mayores ganancias que las que acabo de describir.
Si todo eso se va, lo que empieza a aflorar en esta recta final, es el México políticamente incorrecto, el que nadie quiere mencionar, pero del que todos echan mano. El México corruptible que a cambio de unos pesos vota por quien le digan. El que está sujeto de manos y pies por el crimen organizado que ha superado por mucho al Estado, en sus poblaciones. El México agraviado, que tomará la boleta electoral como la única arma que posee para castigar al cínico gobernante en quien algún día depositó su confianza y otra vez lo defraudó, para votar por otro que (la historia lo demuestra) le hará lo mismo que el anterior.
También llega el México del desinteresado que dejará la decisión en manos de otros. El del que se deja llevar por la corriente, sin retar a su intelecto para saber por qué cruza la boleta en un sentido o en otro. El México del temor, el México del conformismo, el México borrego de los sindicatos, el de las telenovelas, el del clasismo, el de la rabia, etc.
Y después de todo eso… el México de siempre.
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