El éxito del G20 dependerá de lo que haga Europa a partir de ahora

La declaración final de la cumbre contiene un amplio abanico de reformas que podría implementar una autoridad financiera de la eurozona, pero le corresponderá a Europa definir los detalles.

AFP


Los líderes del G20 terminaron el martes su cumbre anual esperando desesperadamente que Europa esté lista para adoptar las medidas que necesita para evitar un catastrófico desastre económico, según estimaron analistas.

Los observadores que viajaron a México para el encuentro de los mandatarios más poderosos del mundo fueron unánimes al advertir que el tiempo se acaba para que los líderes europeos salven del precipicio al bloque de la eurozona.

"Europa todavía está al borde de un colapso sistémico. Todo gira en torno a cómo no caer al precipicio", dijo Yves Tiberghien, de la Universidad de la Columbia Británica.

"Si la eurozona se desmorona (...) sería la crisis definitoria del siglo. Sería una catástrofe. Pero resolver la crisis es muy difícil, porque para eso habría que construir las instituciones que faltan", agregó.

"Esto llevará años y ahí es donde entra el G20. Los europeos básicamente lo que necesitan es tiempo, mantener apartados a los mercados un poco", afirmó el politólogo francés.

Los gobernantes europeos apenas tendrán tiempo a su regreso del G20 para digerir el mensaje adoptado en el balneario mexicano de Los Cabos antes de su próxima reunión en el Consejo de Europa de la semana que viene en Bruselas, donde se espera que acuerden un plan de acción.

En México, los socios de Europa fueron claros sobre lo que debería suceder ahora: un sistema unificado de regulación bancaria, soberanía económica mancomunada y una mayor voluntad del Banco Central Europeo para apoyar a los Estados miembro con problemas.

Pero muchas de estas medidas son un anatema para los gobiernos europeos y algunas implicarían cambios en los tratados europeos o en las legislaciones de los Estados.

Sin embargo, como han advertido insistentemente los socios internacionales de Europa, no hay tiempo que perder.

"En algunos aspectos fue una cumbre del G20, en otros fue una reunión preparatoria para la cumbre europea", apuntó David Shorr, un especialista estadounidense en política exterior de la Fundación Stanley, la cual estudia gobernanza global.

"Consistió en líderes de fuera de Europa manifestando sus preocupaciones sobre cómo la crisis puede desbordarse sobre ellos. Los nuevos recursos para el FMI son un cortafuegos para protegerse contra eso", señaló.

Las potencias emergentes, lideradas por China, India, Rusia y Brasil, se pusieron de acuerdo en México para reforzar la capacidad financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 456.000 millones de dólares, con la clara condición de que Europa ponga su casa en orden.

"Hay una amenaza de acción rápida, un contagio financiero que lleve casi inmediatamente a una congelación del crédito", advirtió Shorr.

"Pero hay otra amenaza de acción más lenta, que es el segundo peor escenario posible: una grave doble recesión en Europa que arrastre al resto de la economía global con ella", comentó.

La declaración final de la cumbre contiene un amplio abanico de reformas que podría implementar una autoridad financiera de la eurozona, pero le corresponderá a Europa definir los detalles.

"La crisis del euro es una crisis de instituciones inacabadas", considera Tiberghien.

En opinión del analista, el proyecto de construcción europea "era muy audaz, pero como sabemos ahora, está incompleto, es muy peligroso, no funciona. No es funcional hacer una unión monetaria sin unión bancaria y fiscal y, por lo tanto, sin una mayor integración política".

Algunos funcionarios que fueron a Los Cabos dijeron que incluso Alemania estaba ahora dándole vueltas a la idea de una mayor integración fiscal dentro de la eurozona y de permitir al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera comprar bonos a los miembros con problemas de deuda.

La cuestión ahora es si el G20 proporcionará el ímpetu suficiente para salir del punto muerto político.

"Yo creo que agilizará los procesos", aseveró Alan Alexandroff, del Munk School of Global Affairs de la Universidad de Toronto, quien puso como ejemplo las discusiones sobre la integración bancaria.

Ésta "era percibida como una salida para un futuro lejano. Y ahora parecería que incluso los funcionarios de la UE la contemplan a un plazo de entre seis meses y un año", afirmó.

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