Francisco Rodriguez / Índice Político
Durante los últimos tres meses creo haber recibido entre cuatro y cinco correos electrónicos del remitente “Luis Videgaray, Peña Nieto”. Sí, así como lo lee usted aquí. El coordinador de la campaña, por delante. Y separado apenas por una coma, el candidato presidencial priísta. El último de esos e-mails, la noche del martes. Y, como en cada ocasión que estos mensajes han “aparecido” en la llamada bandeja de entrada, han despertado mi recuerdo y provocado mi sonrisa.
Cada una de esas veces recuerdo a mi abuela María Zarco cuando, en alguna conversación de mi infancia, este ahora escribidor recibía su sarcástica reprimenda por anteponer mi primera persona a las de aquellos que eran objeto del relato. Apenas empezaba con el “yo y…”, cuando ella me soltaba un “¡ajá, el burro por delante!”.
Por eso es que el sender o remitente “Luis Videgaray, Peña Nieto” me provoca sonreír. Ni modo, lo que veo es ¡el burro, por delante!
Y, claro, sigo sonriendo frente al monitor cuando también me pregunto si, subliminalmente, el todavía coordinador de campaña de quien va en segundo lugar, me estará enviando un mensaje subliminal que va más allá de su propia vanidad y egolatría –a la que, quienes lo han tratado, suman pedantería--, diciéndome desde el ciberespacio que sí, que desde ahora mismo ya está decidido que quien sigue es él y que, por tal, es que coloca “el burro por delante”.
Tan seguros están los tricolores de ganar las elecciones este próximo domingo, que –sigo imaginando-- Luis Videgaray ya hasta está pensando en las que, si nada excepcional ocurre en los próximos años, van a celebrarse en julio de 2018.
Y ahora soy yo quien suelta el “¡ajá!” de la abuela paterna. Por eso es que pone “el burro por delante”.
Si es así, de una vez adelanto que si para entonces aún no se me ha extendido el acta de defunción, yo voy a votar por Luis Videgaray –ahora que está de moda que los escribanos y amanuenses publiquen “sus” preferencias electorales-- para que gobierne al país de 2018 a 2024, lamentándome a un tiempo de que el PRI no se haya percatado desde ahora en todas las cualidades que, escuchándolo en debates radiofónicos, le reconozco a quien debió ser su candidato en las elecciones de este próximo domingo.
¡Caray! ¿Cuánto de nuestro incierto futuro nos hubiésemos ahorrado, si Videgaray hubiera sido el candidato y, bueno, por darle alguna chamba, Peña Nieto el coordinador de la campaña en alguna entidad facilita?
Porque se nota que Videgaray, por ejemplo, sí ha leído más de tres libros y que muchos de ellos sí han influido en su vida. Tiene discurso. Sabe polemizar. No se enreda. Y además, para delicia del Banco Mundial, el FMI y demás organismos multilaterales del capitalismo salvaje, don Luis es un tecnócrata redomado.
¡Y tan joven él –nació en 1968--!, ya es maestro a punto de doctorarse en las viejas prácticas priístas del acarreo, la mapachería, el engaño, la retórica, ¿el fraude electoral?
Reúne pues mi candidato para el 2018 lo mejor de ambos mundos. El viejo y el nuevo –jejeje-- PRI.
Pero, por si fuera poco, él si habla, entiende, lee y hasta escribe en el idioma inglés. Sabe cuando menos cuantas letras “ese” lleva Massachusetts y dónde hay que colocarlas, pues su bio nos dice que estudió en el em-ai-ti de Cambridge, apenitas cruzando el Charles River a través del Harvard Bridge.
Videgaray retrata bien. Lo atestiguan hasta sus contrincantes partidistas, como la panista Gabriela Cuevas, quien embelesada lo miraba hace unos meses, una tarde en la que ambos tomaban café en un restaurante de su vecindario. Si acaso, dicen los “expertos en imagen” habría que cuidar su temprana alopecia, pero tiempo no le va a faltar. En seis años, algo se descubrirá o los trasplantes capilares podrían ser un último y desesperado –aconsejo paulatino-- recurso.
Veo otra vez el último e-mail que me envía “Luis Videgaray, Peña Nieto”. El mensaje es lo de menos. Lo omito.
Lo que veo es, ya en serio, “el burro por delante”…
Ahora, ¿Peña?
Después… ¿Luis Videgaray?
Índice Flamígero: Fuentes bien informadas me aseguran que Vicente Fox, su actual cónyuge y la prole de ambos no votarán este domingo. “… salen el sábado sigilosamente, con el pretexto de festejar al susodicho papá su cumpleaños, el 2 de julio. Obviamente no van a EUA porque Manuel Bribiesca tiene una orden de aprehensión pendiente girada por la fiscalía de nuestros vecinos”. No los vamos a extrañar, eso es seguro. + + + Y usted, por favor, acuda a votar. Entre mayor es la participación ciudadana, menor es la posibilidad de que los partidos defrauden la voluntad popular. Si le dan dinero por su voto, recíbalo; pero sufrague en libertad, convencido de que el valor de su decisión vale más, muchísimo más, que unos cuantos pesos. + + + Aunque algunos aseguran que el sexenio del “procu” (jejeje) Felipe Calderón concluye, en los hechos, el próximo lunes, la verdad es que aún faltan larguísimos 156 días.
Durante los últimos tres meses creo haber recibido entre cuatro y cinco correos electrónicos del remitente “Luis Videgaray, Peña Nieto”. Sí, así como lo lee usted aquí. El coordinador de la campaña, por delante. Y separado apenas por una coma, el candidato presidencial priísta. El último de esos e-mails, la noche del martes. Y, como en cada ocasión que estos mensajes han “aparecido” en la llamada bandeja de entrada, han despertado mi recuerdo y provocado mi sonrisa.
Cada una de esas veces recuerdo a mi abuela María Zarco cuando, en alguna conversación de mi infancia, este ahora escribidor recibía su sarcástica reprimenda por anteponer mi primera persona a las de aquellos que eran objeto del relato. Apenas empezaba con el “yo y…”, cuando ella me soltaba un “¡ajá, el burro por delante!”.
Por eso es que el sender o remitente “Luis Videgaray, Peña Nieto” me provoca sonreír. Ni modo, lo que veo es ¡el burro, por delante!
Y, claro, sigo sonriendo frente al monitor cuando también me pregunto si, subliminalmente, el todavía coordinador de campaña de quien va en segundo lugar, me estará enviando un mensaje subliminal que va más allá de su propia vanidad y egolatría –a la que, quienes lo han tratado, suman pedantería--, diciéndome desde el ciberespacio que sí, que desde ahora mismo ya está decidido que quien sigue es él y que, por tal, es que coloca “el burro por delante”.
Tan seguros están los tricolores de ganar las elecciones este próximo domingo, que –sigo imaginando-- Luis Videgaray ya hasta está pensando en las que, si nada excepcional ocurre en los próximos años, van a celebrarse en julio de 2018.
Y ahora soy yo quien suelta el “¡ajá!” de la abuela paterna. Por eso es que pone “el burro por delante”.
Si es así, de una vez adelanto que si para entonces aún no se me ha extendido el acta de defunción, yo voy a votar por Luis Videgaray –ahora que está de moda que los escribanos y amanuenses publiquen “sus” preferencias electorales-- para que gobierne al país de 2018 a 2024, lamentándome a un tiempo de que el PRI no se haya percatado desde ahora en todas las cualidades que, escuchándolo en debates radiofónicos, le reconozco a quien debió ser su candidato en las elecciones de este próximo domingo.
¡Caray! ¿Cuánto de nuestro incierto futuro nos hubiésemos ahorrado, si Videgaray hubiera sido el candidato y, bueno, por darle alguna chamba, Peña Nieto el coordinador de la campaña en alguna entidad facilita?
Porque se nota que Videgaray, por ejemplo, sí ha leído más de tres libros y que muchos de ellos sí han influido en su vida. Tiene discurso. Sabe polemizar. No se enreda. Y además, para delicia del Banco Mundial, el FMI y demás organismos multilaterales del capitalismo salvaje, don Luis es un tecnócrata redomado.
¡Y tan joven él –nació en 1968--!, ya es maestro a punto de doctorarse en las viejas prácticas priístas del acarreo, la mapachería, el engaño, la retórica, ¿el fraude electoral?
Reúne pues mi candidato para el 2018 lo mejor de ambos mundos. El viejo y el nuevo –jejeje-- PRI.
Pero, por si fuera poco, él si habla, entiende, lee y hasta escribe en el idioma inglés. Sabe cuando menos cuantas letras “ese” lleva Massachusetts y dónde hay que colocarlas, pues su bio nos dice que estudió en el em-ai-ti de Cambridge, apenitas cruzando el Charles River a través del Harvard Bridge.
Videgaray retrata bien. Lo atestiguan hasta sus contrincantes partidistas, como la panista Gabriela Cuevas, quien embelesada lo miraba hace unos meses, una tarde en la que ambos tomaban café en un restaurante de su vecindario. Si acaso, dicen los “expertos en imagen” habría que cuidar su temprana alopecia, pero tiempo no le va a faltar. En seis años, algo se descubrirá o los trasplantes capilares podrían ser un último y desesperado –aconsejo paulatino-- recurso.
Veo otra vez el último e-mail que me envía “Luis Videgaray, Peña Nieto”. El mensaje es lo de menos. Lo omito.
Lo que veo es, ya en serio, “el burro por delante”…
Ahora, ¿Peña?
Después… ¿Luis Videgaray?
Índice Flamígero: Fuentes bien informadas me aseguran que Vicente Fox, su actual cónyuge y la prole de ambos no votarán este domingo. “… salen el sábado sigilosamente, con el pretexto de festejar al susodicho papá su cumpleaños, el 2 de julio. Obviamente no van a EUA porque Manuel Bribiesca tiene una orden de aprehensión pendiente girada por la fiscalía de nuestros vecinos”. No los vamos a extrañar, eso es seguro. + + + Y usted, por favor, acuda a votar. Entre mayor es la participación ciudadana, menor es la posibilidad de que los partidos defrauden la voluntad popular. Si le dan dinero por su voto, recíbalo; pero sufrague en libertad, convencido de que el valor de su decisión vale más, muchísimo más, que unos cuantos pesos. + + + Aunque algunos aseguran que el sexenio del “procu” (jejeje) Felipe Calderón concluye, en los hechos, el próximo lunes, la verdad es que aún faltan larguísimos 156 días.
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