Carlos Ramírez / Indicador Político
Aunque México ha sido incluido en un juego de seguridad nacional de los Estados Unidos, los candidatos presidenciales mexicanos siguen mostrando que carecen de pensamiento político estratégico. La oficina encargada del operativo en México es el Departamento de Estado, a cargo de la señora Hillary Clinton.
Por lo pronto, algunos especialistas en asuntos de inteligencia han comenzado a articular una serie de hechos recientes que tienen su origen en el área encargada de la política exterior de la Casa Blanca:
1.- El expediente de Tomás Yarrington se preparó y se filtró en los EU, aunque con el argumento de que el Gobierno mexicano estaba dejando pasar un tiempo político adecuado. El ex gobernador de Tamaulipas representa cuando menos dos jugadas: hacia México, mandar el mensaje al PRI, adelantado en las encuestas electorales para llegar a Los Pinos, de quiénes no deben estar con el candidato priísta.
2.- La alerta dentro de los EU del caso Yarrington es el ex presidente republicano George W. Bush, amigo personal de Yarrington en los años en los que el expediente estadunidense registra vinculaciones con el crimen organizado. Y al mismo tiempo, enviarle una alerta al ex presidente y a los republicanos con miras a las próximas elecciones presidenciales en los EU, sobre todo porque las tendencias electorales no benefician al presidente Obama para la reelección.
3.- El gobierno de los EU ha mostrado una especial preocupación por las elecciones presidenciales en México, pero no por el perfil de los candidatos porque en sus análisis de inteligencia escasean las alertas por posibles radicalizaciones, sino por el tema de la infiltración del crimen organizado en las campañas presidenciales o en algunas locales. En Washington existe la percepción de que el Gobierno mexicano se ha visto laxo en perseguir aliados políticos, policiacos y gubernamentales con los cárteles de la droga. En el Departamento de Estado existen expedientes de otros políticos priístas, entre ellos de Veracruz --van tras el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán--, Quintana Roo y Michoacán, algunas de las plazas donde el crimen organizado tejió alianzas de poder.
4.- El expediente de Yarrington en los EU se armó a partir de la información bancaria e inmobiliaria que posee el gobierno estadunidense de su sistema financiero y de real state. Con paciencia, los investigadores estadunidenses han seguido las pistas dentro de los EU de personas mexicanas “políticamente expuestas” al narcotráfico. Por lo pronto, han reabierto algunas que tienen que ver con importantes colaboradores del candidato priísta Enrique Peña Nieto por movimientos “atípicos” en cuentas bancarias y propiedades.
5.- La intención del gobierno de los EU de facilitar la marcha de protesta de Javier Sicilia en los EU en agosto nada tiene que ver con el respeto a los derechos civiles, sino seguir apretándole los espacios políticos a los políticos y funcionarios mexicanos. El tema del narcotráfico se ha convertido en un issue de inteligencia y seguridad nacional de Washington. De ahí que Sicilia haya ascendido a nivel de peón de la estrategia estadunidense.
6.- A través de filtraciones a los grandes periódicos de los EU, Washington ha mandado mensajes de que para la Casa Blanca el tema del narcotráfico enfocará las elecciones presidenciales mexicanas. Hace días, el The New York Times ofreció notas y entrevistas en el sentido de revelar la preocupación de la Casa Blanca sobre el posible cambio en la estrategia de lucha contra los cárteles. No fue gratuita la entrevista con Peña Nieto, el candidato mejor posicionado en las encuestas. A través del NYT envió Washington la señal de alerta.
7.- Por primera vez los grandes periódicos estadunidenses han comenzado a realizar encuestas sobre el proceso electoral mexicano con resultados que nada tienen que ver con tendencias electorales, sino con juegos de poder. Los indicios de que el candidato perredista López Obrador pudiera ganar las elecciones han sido absorbidos con indicios de que no habría ningún cambio en la subordinación a Washington. En este punto hay un rebote estratégico: el retiro de la política del venezolano Hugo Chávez por enfermedad y el deterioro también por enfermedad de Fidel Castro reponen el papel estratégico de México en América Latina, sobre todo porque Chávez y Castro habían abierto las puertas del continente a Irán.
8.- En este escenario cobra importancia la visita del vicepresidente estadunidense Joe Biden a México en marzo pasado para examinar cara-a-cara a los entonces precandidatos presidenciales mexicanos y preguntarles si habría algún cambio en la estrategia de Calderón. El problema es el juego retorcido de Washington: sabe que en México no había otro camino que el de perseguir a los narcos en sus plazas y madrigueras con un alto costo de vidas --la estrategia de Bush-Obama en Irak y Afganistán--, pero al mismo tiempo han usado los muertos como factor de presión política en derechos humanos para doblegar al gobierno.
9.- El Departamento de Estado estaría preparando una nueva ofensiva para aprovechar el resultado electoral y la debilidad de votos del próximo presidente mexicano para volver con la tesis de narcoinsurgencia en México, que permita la puesta en marcha del Plan de Contrainsurgencia del Pentágono y los EU aumenten su presencia militar en México.
Aunque México ha sido incluido en un juego de seguridad nacional de los Estados Unidos, los candidatos presidenciales mexicanos siguen mostrando que carecen de pensamiento político estratégico. La oficina encargada del operativo en México es el Departamento de Estado, a cargo de la señora Hillary Clinton.
Por lo pronto, algunos especialistas en asuntos de inteligencia han comenzado a articular una serie de hechos recientes que tienen su origen en el área encargada de la política exterior de la Casa Blanca:
1.- El expediente de Tomás Yarrington se preparó y se filtró en los EU, aunque con el argumento de que el Gobierno mexicano estaba dejando pasar un tiempo político adecuado. El ex gobernador de Tamaulipas representa cuando menos dos jugadas: hacia México, mandar el mensaje al PRI, adelantado en las encuestas electorales para llegar a Los Pinos, de quiénes no deben estar con el candidato priísta.
2.- La alerta dentro de los EU del caso Yarrington es el ex presidente republicano George W. Bush, amigo personal de Yarrington en los años en los que el expediente estadunidense registra vinculaciones con el crimen organizado. Y al mismo tiempo, enviarle una alerta al ex presidente y a los republicanos con miras a las próximas elecciones presidenciales en los EU, sobre todo porque las tendencias electorales no benefician al presidente Obama para la reelección.
3.- El gobierno de los EU ha mostrado una especial preocupación por las elecciones presidenciales en México, pero no por el perfil de los candidatos porque en sus análisis de inteligencia escasean las alertas por posibles radicalizaciones, sino por el tema de la infiltración del crimen organizado en las campañas presidenciales o en algunas locales. En Washington existe la percepción de que el Gobierno mexicano se ha visto laxo en perseguir aliados políticos, policiacos y gubernamentales con los cárteles de la droga. En el Departamento de Estado existen expedientes de otros políticos priístas, entre ellos de Veracruz --van tras el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán--, Quintana Roo y Michoacán, algunas de las plazas donde el crimen organizado tejió alianzas de poder.
4.- El expediente de Yarrington en los EU se armó a partir de la información bancaria e inmobiliaria que posee el gobierno estadunidense de su sistema financiero y de real state. Con paciencia, los investigadores estadunidenses han seguido las pistas dentro de los EU de personas mexicanas “políticamente expuestas” al narcotráfico. Por lo pronto, han reabierto algunas que tienen que ver con importantes colaboradores del candidato priísta Enrique Peña Nieto por movimientos “atípicos” en cuentas bancarias y propiedades.
5.- La intención del gobierno de los EU de facilitar la marcha de protesta de Javier Sicilia en los EU en agosto nada tiene que ver con el respeto a los derechos civiles, sino seguir apretándole los espacios políticos a los políticos y funcionarios mexicanos. El tema del narcotráfico se ha convertido en un issue de inteligencia y seguridad nacional de Washington. De ahí que Sicilia haya ascendido a nivel de peón de la estrategia estadunidense.
6.- A través de filtraciones a los grandes periódicos de los EU, Washington ha mandado mensajes de que para la Casa Blanca el tema del narcotráfico enfocará las elecciones presidenciales mexicanas. Hace días, el The New York Times ofreció notas y entrevistas en el sentido de revelar la preocupación de la Casa Blanca sobre el posible cambio en la estrategia de lucha contra los cárteles. No fue gratuita la entrevista con Peña Nieto, el candidato mejor posicionado en las encuestas. A través del NYT envió Washington la señal de alerta.
7.- Por primera vez los grandes periódicos estadunidenses han comenzado a realizar encuestas sobre el proceso electoral mexicano con resultados que nada tienen que ver con tendencias electorales, sino con juegos de poder. Los indicios de que el candidato perredista López Obrador pudiera ganar las elecciones han sido absorbidos con indicios de que no habría ningún cambio en la subordinación a Washington. En este punto hay un rebote estratégico: el retiro de la política del venezolano Hugo Chávez por enfermedad y el deterioro también por enfermedad de Fidel Castro reponen el papel estratégico de México en América Latina, sobre todo porque Chávez y Castro habían abierto las puertas del continente a Irán.
8.- En este escenario cobra importancia la visita del vicepresidente estadunidense Joe Biden a México en marzo pasado para examinar cara-a-cara a los entonces precandidatos presidenciales mexicanos y preguntarles si habría algún cambio en la estrategia de Calderón. El problema es el juego retorcido de Washington: sabe que en México no había otro camino que el de perseguir a los narcos en sus plazas y madrigueras con un alto costo de vidas --la estrategia de Bush-Obama en Irak y Afganistán--, pero al mismo tiempo han usado los muertos como factor de presión política en derechos humanos para doblegar al gobierno.
9.- El Departamento de Estado estaría preparando una nueva ofensiva para aprovechar el resultado electoral y la debilidad de votos del próximo presidente mexicano para volver con la tesis de narcoinsurgencia en México, que permita la puesta en marcha del Plan de Contrainsurgencia del Pentágono y los EU aumenten su presencia militar en México.
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