Apro
Familias completas que viven en Baragómachi, municipio de Urique, Chihuahua, dejaron sus casas debido a que desde hace dos días un comando tiene tomado ese poblado.
Según habitantes de la región, quienes solicitaron la intervención de las autoridades, se trata de un mismo grupo que ha estado enfrentando a otras bandas delictivas desde abril pasado, cuando tomaron la cabecera municipal de Chínipas.
No obstante, la Fiscalía Zona Occidente, que desde ayer instrumentó un operativo en coordinación con el Ejército y las policías municipales, negaron que algún pueblo esté tomado por la delincuencia organizada.
De acuerdo con los pobladores, el grupo armado que tomó Baragómachi ha protagonizado enfrentamientos en otras localidades, como Cieneguita de los Trejo y Choix, en el estado de Sinaloa.
El pasado 23 de abril, cuando el pueblo de Chínipas se disponía a disfrutar de una fiesta de cumpleaños de un hombre de apellido Salazar, sobrevolaron helicópteros y avionetas de la Fuerza Aérea y de la Policía Federal, desde los que descendieron agentes hacia los patios de las casas en busca del festejado.
Salazar ya había salido del pueblo, pero los pobladores vivieron momentos de pánico, que cada vez son más frecuentes en esa zona.
Familias completas que viven en Baragómachi, municipio de Urique, Chihuahua, dejaron sus casas debido a que desde hace dos días un comando tiene tomado ese poblado.
Según habitantes de la región, quienes solicitaron la intervención de las autoridades, se trata de un mismo grupo que ha estado enfrentando a otras bandas delictivas desde abril pasado, cuando tomaron la cabecera municipal de Chínipas.
No obstante, la Fiscalía Zona Occidente, que desde ayer instrumentó un operativo en coordinación con el Ejército y las policías municipales, negaron que algún pueblo esté tomado por la delincuencia organizada.
De acuerdo con los pobladores, el grupo armado que tomó Baragómachi ha protagonizado enfrentamientos en otras localidades, como Cieneguita de los Trejo y Choix, en el estado de Sinaloa.
El pasado 23 de abril, cuando el pueblo de Chínipas se disponía a disfrutar de una fiesta de cumpleaños de un hombre de apellido Salazar, sobrevolaron helicópteros y avionetas de la Fuerza Aérea y de la Policía Federal, desde los que descendieron agentes hacia los patios de las casas en busca del festejado.
Salazar ya había salido del pueblo, pero los pobladores vivieron momentos de pánico, que cada vez son más frecuentes en esa zona.
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