Cierre de AMLO deja sin habla a los equipos de campaña de Peña-Josefina

Lilia Arellano

Dicen que en la plancha del Zócalo capitalino caben aproximadamente 250 mil personas. Algunos advierten que son más y que hacen un tanto igual las que se quedan sin ingresar a esa área y permanecen en las calles: 20 de Noviembre, Pino Suárez, 5 de Mayo, 16 de Septiembre, 5 de febrero. Unas cifras son las que están en el reporte de la policía, otras en las de los organizadores, unas distintas aparecen en las agencias informativas y otras más son las que reportan los medios de comunicación electrónicos. Sin embargo, están las fotografías que revelan sin ningún truco el lleno absoluto y lo voluminoso de un movimiento que ha dejado sin habla a los equipos de campaña de los candidatos a la presidencia, incluyendo a los de AMLO. Un mar de gente se arremolinó sobre Paseo de la Reforma para iniciar junto con el tabasqueño una marcha que culminaría en el centro mismo de la capital de la República, en el punto en donde se establecen los Poderes de la Unión. Ellos le dieron sentido a la expresión “con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada”.

Desde las primeras horas del miércoles comenzaron a llegar familias completas que pretendían apartar un lugar; también lo hicieron hombres y mujeres de la tercera edad que según comentaron reciben su pensión desde que AMLO era jefe de gobierno. Llegaron en el metro y en ese transporte nada económico al que todavía se le llama “pesero”. Las estaciones de radio, sin excepción, hacían llamados para que la gente no saliera a la calle si no tenía un quehacer determinado para evitar conglomerados a los que calificaron como inútiles y con el fin de que no se hicieran congestionamientos vehiculares en virtud de que habría un evento en el Zócalo. Omitieron lo más que pudieron hablar del cierre de campaña de López Obrador. Inició también el despliegue policíaco a cargo de Seguridad Pública del DF y la subsecretaría de Control de Tránsito comenzó a marcar los cortes para la circulación.

El inicio de la marcha se programó para las cuatro de la tarde y, en efecto, comenzó unos minutos después ante el asombro de propios y extraños que se apostaban en las áreas con cristales de los edificios situados sobre Paseo de la Reforma. Unirse a la marcha no resultaba difícil; caminar sí que lo era porque a cada paso se sumaban más y más. Curiosamente no hubo automovilistas irritados, aunque tampoco se presentó el caos tantas veces anunciado por las estaciones radiofónicas y los portales informativos. Los organizadores hablaron de la llegada de cerca de 500 mil personas al evento y lo único cierto es que el número es indeterminado, incalculable, y que lo más probable es que esté totalmente superado ya que incluso, a la salida de las oficinas situadas en el área que facilita el ingreso al Zócalo, todo tipo de empleados comenzaron también su caminata hacia el Palacio Nacional con el fin de alcanzar a captar información directa.

También desde el mediodía iniciaron las declaraciones. Marcelo Ebrard, jefe de gobierno capitalino, afirmó que no iría a la marcha pero que estaría presente y en primera fila con López Obrador. Sin embargo, a su lado, desde la salida de la marcha en el Ángel de la Independencia, estuvo junto a Cuauhtémoc Cárdenas quien se vio superado y en forma superlativa en comparación con los hechos registrados durante su campaña en 1988. Apenas se dieron los primeros pasos y los gritos de “Obrador!!!, Obrador!!!!” no conocían descanso y sólo cambiaron cuando, al llegar a la avenida de los Insurgentes el tabasqueño tomó el micrófono y expresó gritando “¡¡¡¡Vamos a ganar!!!!” lo que recibió como respuesta una sola voz compuesta por un coro de miles de gargantas “¡¡¡presidente, presidente, presidente, presidente!!!!

Mientras tales hechos se registraban durante la caminata, la plancha del Zócalo ya estaba prácticamente llena. No fue posible que se dieran los datos de quienes se hospedaron en los hoteles del centro para captar con lentes y cámaras el mar de gente que se registraba y el lleno a reventar del lugar. Se supo que algunos no eran habitantes de la capital de la República sino que procedían del Estado de México, Hidalgo, Puebla y Morelos y, como se sabe, solamente ésta última que también está en campaña tiene forma de pagar algún transporte. En las calles que confluyen al Zócalo se instalaron algunas mega pantallas para que la gente pudiera ver a López Obrador. A la llega de éste al lugar desplegaron cientos de globos a manera de bienvenida.

Caminar entre tanta gente no era tarea fácil. Se pudieron distinguir algunos rostros conocidos, de cercanos a AMLO como Lázaro Cárdenas, Graco Ramírez, integrantes propuestos para formar el gabinete, algunos actores como Héctor Bonilla, Julieta Egurrola, Alejandro Encinas, Hugo Romo, candidato a la Delegación Miguel Hidalgo en donde vivo, líderes sindicales, etcétera. Sin embargo, lo interesante es lo que la gente que respalda al tabasqueño piensa y no se trata de esa masa que se empeñan en denigrar sino en mexicanos conscientes, informados de lo que acontece en el país, con un criterio propio, ciertos de la necesidad de cambio; muchos de los que establecieron contacto nos expresaron que solicitaron permiso sin goce de sueldo en sus empresas para estar en un momento clave porque es el que impedirá que lleven a cabo un fraude electoral de manera impune. “Hoy la prensa internacional está pendiente de lo que sucede en el país y después de una demostración en la que estamos comprometidos no será tan fácil hacer el trabajo sucio del 2006”.

Mostraron una y otra vez su desconfianza en las autoridades electorales de las que dijeron son demasiado caras para ser tan ineficientes. Algunos se atrevieron a señalar que se trata de un grupo de corruptos que están en contra de la voluntad popular. Las interrogantes brotaron por doquier: “¿cómo explica el IFE lo de los lápices para votar que pueden borrarse? ¿Tienen explicación para ello cuando después de ser denunciada esta falla debieron retirarlos, solicitar una disculpa, enseñar que el pedido lo hicieron especificando que tenían que ser indelebles y, por lo tanto multar, a la empresa y cancelarle el pedido además de solicitarle lo pagado? Nada de eso han hecho, ni siquiera hacer la declaración de que no se usen y se vote con el plumón, la pluma, el marcador que cada ciudadano lleve”.

Se preguntaron o nos preguntaron: ¿usted sabe que ha pasado con las investigaciones de las denuncias que han presentado los ciudadanos en la FEPADE? ¿Ha servido de algo denunciar? ¿Esperan a tener un ganador y después decir que ya nada se puede hacer? Algunos más abundaron en los gastos de campaña escandalosos que dicen ha realizado el PRI y sobre los que no hay ninguna amonestación: “es una camarilla que se protege. Todo lo que ha gastado Peña Nieto en aviones, en espectaculares, ahora con las tarjetas esas para cobrar el voto, con lo que les pagan a los operadores, lo que han escrito los periódicos de todo eso no tiene ningún valor para ese señor ¿Valdés?. Entonces que nos digan que si se vale, que si toman en cuenta y si al final y supuestamente con reglas marcadas cada candidato puede hacer lo que le venga en gana ya que al final son ellos y los del mentado Tribunal los que van a decidir”.

Una sociedad que en su mayoría está informada por lo que pudimos observar al platicar con quienes lo mismo traían un reloj de fantasía, otro de marca regular y muchos, muchísimos más sin tener que les marque la hora, se dio cita para apoyar a su candidato y para demostrar que no se rendirán hasta en tanto el IFE no aclare una a una las denuncias sobre irregularidades detectadas durante todo el proceso, y le dé una respuesta congruente a las interrogantes que han surgido y que también mencionan la entrada de los teléfonos celulares como medio para demostrar que votaron por el candidato que compró el sufragio y que a la vez demuestra que tal hecho no es producto de la imaginación ni de fantasías sino la triste verdad que rodea a los que quieren manejar una democracia a su modo, para su beneficio que no es ni siquiera como le llamarían peyorativamente “a la mexicana”.

Dijeron que no aprobaban que AMLO fuera a firmar ningún compromiso –porque ese sí que los cumple- de respetar sin protestar el resultado que el IFE diera sobre la elección, no mientras este Instituto no diera fe de que estaba actuando con absoluta imparcialidad y que demostrara que en efecto es la autoridad electoral que tiene bajo su cargo la vigilancia de que se cumplan por unos y por otros todas las reglas marcadas para el proceso. “Como eso no lo está haciendo, ¿por qué tenemos que aceptar sin decir ni pío lo que ellos quieran imponer?” Pero también refieren que si tiene quejas el PRI o el PAN sobre sus adversarios, también deberían exigir que se las aclaren y si no lo hacen es porque saben que lo peor lo tienen ellos que son los que poseen el dinero suficiente para llevar a cabo todo tipo de acciones y pretender comprar las conciencias.

Así pues queda demostrado que es de sabios caminar entre el pueblo y escucharlo. No hubo quien hablara de que habrá seguridad, empleo, garantías, libertad, etcétera, esos temas los dejaron para aplaudir al momento en el que de ello se habló en el discurso que ofreció López Obrador. Los ojos, los oídos, los sentidos y el mismo corazón están puestos en el primero de julio. “Por fortuna ya no habrá ese permanente recuento de porcentajes de las encuestadoras que siempre manipulan las cifras. No es posible que con tantos errores que ha cometido la pobre mujer, la Vázquez Mota, hasta le digan que va en ascenso cuando las propias mujeres están en su contra por eso del “cuchi, cuchi”, porque unas se sienten ofendidas por la vulgaridad y otras se enojaron porque las arremedaron y dicen que las tilda de “nacas”.

“El único que ya usted lo está viendo “seño” llena las plazas a reventar con gente que viene aquí de puro corazón, mire, yo saqué los únicos zapatos buenos que me quedan y con los que voy a buscar trabajo, me peiné lo mejor que pude, allá atrás viene mi vieja y dos de mis hijos, ella los cuida mientras yo aquí voy con la esperanza en alto que es lo único que nos queda para poder dormir; vea cuantos somos, unos más jodidos que otros y los hay que no están así y que tienen estudios, que saben y que también están hartos de que los del gobierno estén hinchados de lana y bien comidos mientras habemos un chingo de muertos de hambre. No, esto ya no aguanta más y si quieren pelea la vamos a dar pero esto no puede seguir en las mismas ¿qué va a pasar con mis hijos? No van a poder ni conseguir empleo porque no tengo para la primaria, menos para la preparatoria”.

Es por todo lo expresado que se volcaron en aplausos sin fin cuando López Obrador pronunció: “sería una canallada fallarles, no voy a hacerlo nunca, ustedes me han dado su apoyo, respaldo en los momentos difíciles, así como me quieren así los quiero yo, no es una relación fría, de conveniencia, así que no les voy a fallar, no voy a traicionar al pueblo de México, soy muy consciente de mi responsabilidad histórica, no es solo un asunto político, tiene también mucho que ver con los afectos”. Así las cosas si al inicio, desde la marcha, se sentía un ambiente que contenía una gran dosis de tensión, de incertidumbre, la culminación fue convertida en una gran fiesta en la que los asistentes recobraron la seguridad, se supieron dueños del peso de su voto y se mostraron dispuestos a defenderlo si la autoridad electoral no cumple.

“No se trata de enfrentarnos entre hermanos, pero tampoco de creer a pie juntillas en el tal Sicilia que va de un bando a otro con la bandera del dolor y que les da besos a los responsables de la situación de violencia en el país, en esa bondad si que no creemos, menos si los del IFE lo quieren como testigo de honor de la firma de un documento que compromete a todos, a priístas, a panistas, a perredistas, a aliancistas a permanecer callados ante su ineptitud e irresponsabilidad”. La violencia solo puede llegar provocada y orquestada y en las izquierdas no es esta su característica. Búsquenla por otro lado en donde años de historia revelan este tipo de acciones”.

El final de esta conversación tuvo como fondo las palabras del tabasqueño en las que aseguró que tiene el apoyo de panistas y priístas que están hartos de la mezquindad de sus partidos y sostuvo que también cuenta con el apoyo de miles y miles de ciudadanos independientes que en las últimas horas han decidido emitir el sufragio por su persona. “¿Ya ve usted como no me equivoco? Por acá todo será tranquilidad y sujeción a la Ley hasta que todo esté lo suficientemente claro. Si no hay dinero para comer menos para otras cosas y, por cierto, ¿quién es ahora el chino que tiene el guardadito, usted sabe?

Ahí mismo se dijo que el candidato a jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera Espinosa, se mantuvo lejano a López Obrador y que sólo se vieron cuando hubo necesidad para discutir dos o tres puntos relacionados con la campaña, una sola ocasión, aunque sí establecían contacto telefónico, pero que el candidato capitalino no respondía ni hacía caso de ninguna de las sugerencias del tabasqueño. Esa “sana distancia”, nos platicaron, se debe a que Mancera ha pensado que si gana AMLO, él, que si tiene seguro el triunfo, no quiere llegar con predisposiciones en contra con quien gobierne al país. Sin embargo, este miércoles y ante la multitud que llenó todo lo que a la vista se ofrecía, manifestó un apoyo sin restricciones al tabasqueño y lo hizo junto con sus hijos Miguel y Leonardo como testigos de que habrá de cumplir. Mientras, en el Zócalo la fiesta concluía sin incidentes, sin quejas, sin bocinazos de automovilistas, en otros lugares el dolor de cabeza inició y los cuartos de guerra se declararon en sesión permanente de 24 horas, y en Los Pinos los teléfonos llaman incesantemente y en el IFE se mueven tratando de sacudirse algunos temas como el de Monex, en tanto que el TRIFE se apresta a defenderse por el señalamiento duro y crítico por los cambios de sistema a unos días del proceso.

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