Roberto Garduño / La Jornada
Con el cansancio de años por los recorridos que ha realizado por todos los rincones del país, promoviendo la idea de un cambio estructural en la política y la economía de México, Andrés Manuel López Obrador se lleva la mano derecha al mentón, piensa, y niega con la cabeza: no prevé convocar a un pacto nacional. Gobernará, una vez ganada la elección presidencial, con su proyecto alternativo de nación, y de éste derivarán acuerdos con todos los sectores de la República.
En la segunda ocasión que contiende por la Presidencia de la República y con un respaldo popular ascendente, refiere cómo sus adversarios han recurrido a toda clase de subterfugios y difamaciones con el propósito de avasallarlo moralmente.
Eso quedó en el pasado; yo me sobrepuse, porque el único amo que tengo es el pueblo.
La entrevista con el candidato de la coalición Movimiento Progresista –integrada por los partidos de la Revolucuón Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC)– ocurre a bordo de la camioneta en que se trasladó de Oaxaca a Puebla. Atrás quedó un mitin multitudinario donde miles de indígenas le prodigaron su respaldo y le entregaron el bastón de mando.
No me someteré a chantajes
Instalado en el asiento del copiloto, afirma que no se se someterá a los chantajes de nadie: ni de los empresarios ni de los medios de comunicación.
Ante la movilización popular que apoya su causa, sostiene: Hemos hecho una muy buena campaña, con efectividad y pocos errores: vamos a volver a ganar la elección presidencial. Ayudó mucho construir el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y también la decisión de Marcelo Ebrard, del ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenas y de muchos dirigentes. Que estemos juntos y unidos nos ha dado prestigio hacia fuera.
–Usted fue uno de los sorprendidos por la irrupción de la juventud –el movmiento #YoSoy132–, harta de lo que significa la clase política.
–Eso fue decisivo. Sus demandas tienen que ver con el control que se ejerce desde los medios de comunicación, la forma como hipnotizan, manipulan y se imponen. Advirtieron el intento de los medios, en particular de la televisión, en especial de Televisa, de querer imponer a (Enrique) Peña Nieto.
–Usted propone la renovación total y por eso lo acusan de llevar el país al desorden.
–Es una transformación. Es renovar la vida pública en todos los órdenes: cambiar la política económica y la forma de hacer política; promover una convivencia social humana, justa, igualitaria, y auspiciar una corriente de pensamiento que fortalezca los valores morales, éticos y espirituales.
Ejerceré el liderazgo
–Sus detractores lo acusan de que su gobierno sería caprichoso y su gabinete virtual.
–¡No! Por ejemplo, el titular de Educación Pública se hará cargo de todo lo que le corresponde al sector. Tendrá autonomía e independencia, una vez definido el programa y los proyectos. Le voy a imprimir un rasgo especial al gobierno: habrá un distintivo que consiste en ejercer un liderazgo. Se requiere un líder, porque se necesita buscar la reconciliación.
–La inseguridad no cesa, se incrementa. ¿Cómo la erradicará?
–Se deben analizar las causas del delito. Vamos a incorporar a los jóvenes al trabajo y al estudio bajo el criterio de que la paz y la tranquilidad son producto de la justicia. En las corporaciones policiacas va haber mando único; vamos a tener un buen sistema de inteligencia y a seguirle la pista el dinero.
–¿Que solicitaría a sus adversarios, una vez logrado el triunfo?
–Éste será un cambio de fondo. Va a ser un cambio tranquilo, con orden, sin conflictos. Vamos a tener mucha fuerza, mucha autoridad moral, y no habrá nadie por encima del interés del pueblo.
–De ubicarlo muy lejos de la preferencia electoral hace seis meses, ahora es firme candidato a ganar. ¿Cómo remontó?
–El efecto de la guerra sucia de 2006 se desvaneció. De los candidatos, soy el que tiene menos rechazo. Estaba yo arriba en cuanto a rechazo de la gente hace un año y ya no se habla de eso. Todo es producto de la comunicación con la gente. Y voy a tener oportunidad de estarme comunicando con la gente. ¡Ahora por la televisión! Voy a estar hablando diario o cada dos días al país; no creo que como presidente me lo impidan.
–¿Se someterá a chantaje de los empresarios y sus medios?
–No voy a someterme a nadie. No serviría yo como presidente. Conviene que haya un juez por encima de intereses personales y de grupos.
–Hace un año, la dirigencia del PRD despreciaba su candidatura. ¿Cómo se encuentra la relación con ese partido?
–Es buena, muy buena; con todos, con los dirigentes de los tres partidos de la coalición Movimiento Progresista. Hay unidad en lo fundamental. Aunque lo decisivo es la organización ciudadana, la forma en que la gente se ha organizado en Morena. Ahí está la simiente.
–¿Usted instituirá una agencia de trabajo para dar cabida a recomendados de esos partidos?
–¡No! Van a entrar los mejores. Sean de donde sean. No va haber un gobierno sectario ni partidista.
–Antes de la elección del domingo se habla de la necesidad de pactos: de la Moncloa, de Chapultepec, de unidad nacional. ¿Convocaría a firmar uno?
–La gente va a votar por un proyecto y, al ganar, lo tenemos que llevar a la práctica. Con ese proyecto vamos a hacer acuerdos. Debemos armonizar a partir del proyecto alternativo de nación.
La esencia va a ser el acuerdo para lograr el propósito de hacer realidad un proyecto alternativo de nación. No se va a excluir a nadie. En esencia, esa es la política, y vamos a hacer política.
–Se le sigue calificando de autoritario y de que no rinde cuentas.
–No soy como me pintan. Entiendo que hagan esa campaña en mi contra porque no quieren que haya un cambio en el país. He pasado todas las pruebas y me siento con autoridad moral en lo fundamental. Reditaron la guerra sucia y dicen: ahí viene de nuevo Bejarano y las ligas, Hugo Chávez, autoritario, mesiánico, el plantón de Reforma, peligro para México, que vamos a quitar la casas. ¡Puras mentiras!
No va a tener efecto. No tienen otra forma de frenarnos más que utilizando lodo. Ya es muy trillado lo de los ataques, se vuelven ridículos, vulgares y la gente tiene una idea distinta; ya cambió la mentalidad del pueblo.
–¿Cuál ha sido el momento más difícil para usted?
–El más difícil fue el escándalo de (René) Bejarano y los videos, porque yo no estaba involucrado, pero lo que buscaban mis adversarios –y ahí si le voy a poner nombre y apellido: Carlos Salinas y sus socios– era destruirme moralmente, porque todo hacía pensar que yo estaba involucrado. Era muy difícil que yo no supiera lo de Bejarano o lo de (Gustavo) Ponce y que yo no lo autorizara. Eso fue muy fuerte. Yo no me sentía bien: me pegó en lo interno.
–Televisa es un asunto a revisar –se le expuso.
–Ya no habrá un medio o dos que controlen toda la audiencia. Promoveré que se pueda abrir el espectro radioeléctrico, que haya varias cadenas de televisión o estaciones de radio. Que haya libertad. No vamos a cometer ningún abuso, no se va a expropiar Televisa. Sencillamente va a haber competencia.
La república amorosa, un concepto escencial
–¿En qué quedó la república amorosa?
–Eso es parte del proyecto para transformar el país y es un concepto esencial, porque tenemos que fortalecer los valores culturales, morales y espirituales, y tenemos que auspiciar una corriente de pensamiento donde no sea el individualismo, el egoísmo, lo que domine.
–¿Alentará la participación de los jóvenes?
–No vamos a inducir nada, a dirigir el movimiento ni a querer darles línea. Vamos a garantizarles su autonomía y su libertad. Reconozco su contribución a la historia.
Con el cansancio de años por los recorridos que ha realizado por todos los rincones del país, promoviendo la idea de un cambio estructural en la política y la economía de México, Andrés Manuel López Obrador se lleva la mano derecha al mentón, piensa, y niega con la cabeza: no prevé convocar a un pacto nacional. Gobernará, una vez ganada la elección presidencial, con su proyecto alternativo de nación, y de éste derivarán acuerdos con todos los sectores de la República.
En la segunda ocasión que contiende por la Presidencia de la República y con un respaldo popular ascendente, refiere cómo sus adversarios han recurrido a toda clase de subterfugios y difamaciones con el propósito de avasallarlo moralmente.
Eso quedó en el pasado; yo me sobrepuse, porque el único amo que tengo es el pueblo.
La entrevista con el candidato de la coalición Movimiento Progresista –integrada por los partidos de la Revolucuón Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC)– ocurre a bordo de la camioneta en que se trasladó de Oaxaca a Puebla. Atrás quedó un mitin multitudinario donde miles de indígenas le prodigaron su respaldo y le entregaron el bastón de mando.
No me someteré a chantajes
Instalado en el asiento del copiloto, afirma que no se se someterá a los chantajes de nadie: ni de los empresarios ni de los medios de comunicación.
Ante la movilización popular que apoya su causa, sostiene: Hemos hecho una muy buena campaña, con efectividad y pocos errores: vamos a volver a ganar la elección presidencial. Ayudó mucho construir el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y también la decisión de Marcelo Ebrard, del ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenas y de muchos dirigentes. Que estemos juntos y unidos nos ha dado prestigio hacia fuera.
–Usted fue uno de los sorprendidos por la irrupción de la juventud –el movmiento #YoSoy132–, harta de lo que significa la clase política.
–Eso fue decisivo. Sus demandas tienen que ver con el control que se ejerce desde los medios de comunicación, la forma como hipnotizan, manipulan y se imponen. Advirtieron el intento de los medios, en particular de la televisión, en especial de Televisa, de querer imponer a (Enrique) Peña Nieto.
–Usted propone la renovación total y por eso lo acusan de llevar el país al desorden.
–Es una transformación. Es renovar la vida pública en todos los órdenes: cambiar la política económica y la forma de hacer política; promover una convivencia social humana, justa, igualitaria, y auspiciar una corriente de pensamiento que fortalezca los valores morales, éticos y espirituales.
Ejerceré el liderazgo
–Sus detractores lo acusan de que su gobierno sería caprichoso y su gabinete virtual.
–¡No! Por ejemplo, el titular de Educación Pública se hará cargo de todo lo que le corresponde al sector. Tendrá autonomía e independencia, una vez definido el programa y los proyectos. Le voy a imprimir un rasgo especial al gobierno: habrá un distintivo que consiste en ejercer un liderazgo. Se requiere un líder, porque se necesita buscar la reconciliación.
–La inseguridad no cesa, se incrementa. ¿Cómo la erradicará?
–Se deben analizar las causas del delito. Vamos a incorporar a los jóvenes al trabajo y al estudio bajo el criterio de que la paz y la tranquilidad son producto de la justicia. En las corporaciones policiacas va haber mando único; vamos a tener un buen sistema de inteligencia y a seguirle la pista el dinero.
–¿Que solicitaría a sus adversarios, una vez logrado el triunfo?
–Éste será un cambio de fondo. Va a ser un cambio tranquilo, con orden, sin conflictos. Vamos a tener mucha fuerza, mucha autoridad moral, y no habrá nadie por encima del interés del pueblo.
–De ubicarlo muy lejos de la preferencia electoral hace seis meses, ahora es firme candidato a ganar. ¿Cómo remontó?
–El efecto de la guerra sucia de 2006 se desvaneció. De los candidatos, soy el que tiene menos rechazo. Estaba yo arriba en cuanto a rechazo de la gente hace un año y ya no se habla de eso. Todo es producto de la comunicación con la gente. Y voy a tener oportunidad de estarme comunicando con la gente. ¡Ahora por la televisión! Voy a estar hablando diario o cada dos días al país; no creo que como presidente me lo impidan.
–¿Se someterá a chantaje de los empresarios y sus medios?
–No voy a someterme a nadie. No serviría yo como presidente. Conviene que haya un juez por encima de intereses personales y de grupos.
–Hace un año, la dirigencia del PRD despreciaba su candidatura. ¿Cómo se encuentra la relación con ese partido?
–Es buena, muy buena; con todos, con los dirigentes de los tres partidos de la coalición Movimiento Progresista. Hay unidad en lo fundamental. Aunque lo decisivo es la organización ciudadana, la forma en que la gente se ha organizado en Morena. Ahí está la simiente.
–¿Usted instituirá una agencia de trabajo para dar cabida a recomendados de esos partidos?
–¡No! Van a entrar los mejores. Sean de donde sean. No va haber un gobierno sectario ni partidista.
–Antes de la elección del domingo se habla de la necesidad de pactos: de la Moncloa, de Chapultepec, de unidad nacional. ¿Convocaría a firmar uno?
–La gente va a votar por un proyecto y, al ganar, lo tenemos que llevar a la práctica. Con ese proyecto vamos a hacer acuerdos. Debemos armonizar a partir del proyecto alternativo de nación.
La esencia va a ser el acuerdo para lograr el propósito de hacer realidad un proyecto alternativo de nación. No se va a excluir a nadie. En esencia, esa es la política, y vamos a hacer política.
–Se le sigue calificando de autoritario y de que no rinde cuentas.
–No soy como me pintan. Entiendo que hagan esa campaña en mi contra porque no quieren que haya un cambio en el país. He pasado todas las pruebas y me siento con autoridad moral en lo fundamental. Reditaron la guerra sucia y dicen: ahí viene de nuevo Bejarano y las ligas, Hugo Chávez, autoritario, mesiánico, el plantón de Reforma, peligro para México, que vamos a quitar la casas. ¡Puras mentiras!
No va a tener efecto. No tienen otra forma de frenarnos más que utilizando lodo. Ya es muy trillado lo de los ataques, se vuelven ridículos, vulgares y la gente tiene una idea distinta; ya cambió la mentalidad del pueblo.
–¿Cuál ha sido el momento más difícil para usted?
–El más difícil fue el escándalo de (René) Bejarano y los videos, porque yo no estaba involucrado, pero lo que buscaban mis adversarios –y ahí si le voy a poner nombre y apellido: Carlos Salinas y sus socios– era destruirme moralmente, porque todo hacía pensar que yo estaba involucrado. Era muy difícil que yo no supiera lo de Bejarano o lo de (Gustavo) Ponce y que yo no lo autorizara. Eso fue muy fuerte. Yo no me sentía bien: me pegó en lo interno.
–Televisa es un asunto a revisar –se le expuso.
–Ya no habrá un medio o dos que controlen toda la audiencia. Promoveré que se pueda abrir el espectro radioeléctrico, que haya varias cadenas de televisión o estaciones de radio. Que haya libertad. No vamos a cometer ningún abuso, no se va a expropiar Televisa. Sencillamente va a haber competencia.
La república amorosa, un concepto escencial
–¿En qué quedó la república amorosa?
–Eso es parte del proyecto para transformar el país y es un concepto esencial, porque tenemos que fortalecer los valores culturales, morales y espirituales, y tenemos que auspiciar una corriente de pensamiento donde no sea el individualismo, el egoísmo, lo que domine.
–¿Alentará la participación de los jóvenes?
–No vamos a inducir nada, a dirigir el movimiento ni a querer darles línea. Vamos a garantizarles su autonomía y su libertad. Reconozco su contribución a la historia.
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