El Economista
Los ataques personales e incluso “auto alabanzas” fue la línea que siguieron los candidatos a la Presidencia en el segundo debate.
La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, lanzó artillería pesada contra sus rivales, en un intento por recuperar puntos tras caer al tercer lugar en las encuestas.
Vázquez Mota exhibió lo mismo a Enrique Peña Nieto por los gobiernos que han endeudado al país y sus relaciones con personajes como su antecesor en el gobierno del estado de México, Arturo Montiel que al candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador y su desempeño al frente del GDF.
"O usted nos miente o quiere endeudar al país", dijo la candidata, quien recordó que el tabasqueño fue antes miembro del PRI, acusado de autoritario y de corrupción mientras gobernó por siete décadas hasta el 2000, y se inscribió a sus filas pocos años después de una matanza estudiantil en 1968.
A diferencia del primer debate en mayo, en que atacó abiertamente a sus rivales, Obrador respondió fríamente a Vázquez y se concentró en explicar sus propuestas para elevar las tasas de crecimiento económico y la generación de empleos mediante fondos que se generen por planes de austeridad y del combate a la corrupción.
Incluso, el abanderado de Nueva Alianza, Gabriel Quadri, se enfrascó por momentos en una discusión con la panista, quien no dejó pasar la oportunidad de señalarle su relación con la líder magisterial Elba Esther Gordillo.
“Cada voto por usted, es un voto para esa familia”, le señaló en un par de ocasiones.
Por su parte, el puntero en las encuestas Enrique Peña Nieto, quien en los días previos al debate se vio inmerso en la polémica por un presunto trato de promoción personal con Televisa, respondió a los señalamientos de sus contrincantes, aunque en un tono más mesurado.
En el que fue considerado como el “debate más visto en la historia de México”, los candidatos utilizaron la mayor parte de su tiempo en denostar al contrario que en exponer sus propuestas, por lo que el moderador, Javier Solórzano, tuvo que intervenir en repetidas ocasiones.
ENMARCADO POR PROTESTAS
La celebración de la confrontación entre los cuatro candidatos estuvo precedida por la realización de varias manifestaciones en diferentes ciudades de México, promovidas por el movimiento estudiantil #Yosoy132 contra Enrique Peña Nieto.
En la capital, unos 90,000 jóvenes, en su mayoría de universidades públicas y privadas, así como organizaciones de la sociedad civil, coparon el paseo Reforma, la principal avenida de la ciudad.
Los ataques personales e incluso “auto alabanzas” fue la línea que siguieron los candidatos a la Presidencia en el segundo debate.
La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, lanzó artillería pesada contra sus rivales, en un intento por recuperar puntos tras caer al tercer lugar en las encuestas.
Vázquez Mota exhibió lo mismo a Enrique Peña Nieto por los gobiernos que han endeudado al país y sus relaciones con personajes como su antecesor en el gobierno del estado de México, Arturo Montiel que al candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador y su desempeño al frente del GDF.
"O usted nos miente o quiere endeudar al país", dijo la candidata, quien recordó que el tabasqueño fue antes miembro del PRI, acusado de autoritario y de corrupción mientras gobernó por siete décadas hasta el 2000, y se inscribió a sus filas pocos años después de una matanza estudiantil en 1968.
A diferencia del primer debate en mayo, en que atacó abiertamente a sus rivales, Obrador respondió fríamente a Vázquez y se concentró en explicar sus propuestas para elevar las tasas de crecimiento económico y la generación de empleos mediante fondos que se generen por planes de austeridad y del combate a la corrupción.
Incluso, el abanderado de Nueva Alianza, Gabriel Quadri, se enfrascó por momentos en una discusión con la panista, quien no dejó pasar la oportunidad de señalarle su relación con la líder magisterial Elba Esther Gordillo.
“Cada voto por usted, es un voto para esa familia”, le señaló en un par de ocasiones.
Por su parte, el puntero en las encuestas Enrique Peña Nieto, quien en los días previos al debate se vio inmerso en la polémica por un presunto trato de promoción personal con Televisa, respondió a los señalamientos de sus contrincantes, aunque en un tono más mesurado.
En el que fue considerado como el “debate más visto en la historia de México”, los candidatos utilizaron la mayor parte de su tiempo en denostar al contrario que en exponer sus propuestas, por lo que el moderador, Javier Solórzano, tuvo que intervenir en repetidas ocasiones.
ENMARCADO POR PROTESTAS
La celebración de la confrontación entre los cuatro candidatos estuvo precedida por la realización de varias manifestaciones en diferentes ciudades de México, promovidas por el movimiento estudiantil #Yosoy132 contra Enrique Peña Nieto.
En la capital, unos 90,000 jóvenes, en su mayoría de universidades públicas y privadas, así como organizaciones de la sociedad civil, coparon el paseo Reforma, la principal avenida de la ciudad.
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