Ricardo Alemán
Una vez transcurrido el primer debate, y casi recorrido 50% del tiempo efectivo de campaña —hoy se cumplen 40 de 90 días—, las cosas no mejoran para la candidata del partido en el gobierno.
Más aún, según algunas encuestas serias —como GEA-ISA—, las mediciones de la intención del voto de la candidata del partido azul reportan que por lo menos en una ocasión, en la última semana, el candidato de las izquierdas, el señor Andrés Manuel López Obrador, habría desplazado del segundo lugar a la candidata presidencial del PAN.
Es decir, que la señora Josefina Vázquez Mota no sólo no ha logrado remontar los 20 puntos porcentuales que —en promedio— la separan del puntero, Enrique Peña Nieto, sino que muestra una tendencia a la baja que —en días recientes— la habría colocado en el tercer lugar de la competencia.
Pero si existían dudas de la crisis que vive el PAN, de la tragedia que tiene “con el Jesús en la boca”, al huésped de la casa presidencial de Los Pinos, y de la debacle que ya se siente entre el equipo de la candidatura de Vázquez Mota, el gobierno federal empezó a hacer su parte.
Es decir que, desde distintos frentes, instituciones del Estado mexicano iniciaron una burda campaña de contraste entre los gobiernos del PRI —anteriores al año 2000— y los del PAN, que arrancaron con Vicente Fox en ese mismo año. ¿Y en qué consiste la campaña lanzada, al parecer, desde la casa presidencial?
Poca cosa, se trata de una ofensiva que dice abiertamente que los ladrones gobiernos del PRI endeudaron al país, hasta niveles demenciales, lo que lleva al gobierno actual a seguir pagando los platos rotos. Y tiene toda la razón el funcionario público del gobierno de Calderón que hizo tales acusaciones. En efecto, los gobiernos del PRI eran unos ladrones de siete suelas. Es más, debido a excesos como los cometidos en el salinato, los ciudadanos le cobraron al PRI en el año 2000, votando por Vicente Fox.
Pero lo simpático del asunto es que en la elección presidencial de 2012 no están o no debieran estar a juicio los gobiernos presidenciales del PRI, sino los del PAN. Resulta, sin embargo, que ese gobierno, que debe ser enjuiciado por los ciudadanos es el mismo que ahora intenta juzgar en la plaza pública a los pillos del PRI. ¿Y quién va a juzgar a los pillos del PAN; a los malos gobiernos azules? Esa es la trampa.
Por lo pronto, la campaña electoral abierta la emprendió el secretario de Economía, Bruno Ferrari. Y todos saben que los encargados de despacho —en el peculiar presidencialismo mexicano— no se mandan solos. Los secretarios son empleados del Presidente. Por eso la pregunta. ¿Quién le ordenó al titular de Economía lanzar ese buscapiés en pleno proceso electoral?
Pero el asunto podría ser pecata minuta, de no ser porque abundan los indicios de que se trata de toda una estratagema lanzada desde el gobierno para influir en el proceso electoral federal. ¿Quieren más pruebas? En realidad abundan, claro, además de la joya que nos regaló el titular de Economía.
Para muchos pasó “de noche” que, repentinamente, en pleno proceso electoral —y dicen los que saben que de manera muuuuy apresurada—, se estrenaron dos películas que dejan ver al priismo en calidad de villanos de la historia. En el primer caso se estrenó una cinta sobre la guerra cristera, con una visión harto maniquea y con evidentes tintes de propaganda política. La segunda es sobre el crimen contra Colosio, y de nueva cuenta se presenta al PRI como una mafia criminal capaz de matar a uno de los suyos. En los dos casos el mensaje es claro. ¡Cuidado con el PRI!
Dicen los conocedores de la cosa político-electoral que llegó el tiempo de que el gobierno federal haga valer todo su peso contra el PRI, contra el candidato presidencial puntero y/o a favor de su candidata, la debilitada Josefina Vázquez Mota. Dicen que no deberá sorprender a nadie que se intensifique la participación del gobierno federal en la contienda presidencial, sobre todo ante los resultados negativos que pudieran haber mandado ya al tercer lugar a la candidata azul.
Sin embargo, entre los políticos del PAN —entre las llamadas familias custodias— las cosas son totalmente distintas. Ya apareció el pánico y se escucha la especie de que se acabó el tiempo, que llegó el plazo fatal —mediados de mayo— para esperar que la candidata Vázquez Mota remontara su desventaja con el puntero. Si no logró ese objetivo es tiempo de pensar, en serio, en un “Plan B”. ¿Y cuál es el “Plan B”?
No pocos hablan de explorar el cambio de candidata. Al tiempo.
Una vez transcurrido el primer debate, y casi recorrido 50% del tiempo efectivo de campaña —hoy se cumplen 40 de 90 días—, las cosas no mejoran para la candidata del partido en el gobierno.
Más aún, según algunas encuestas serias —como GEA-ISA—, las mediciones de la intención del voto de la candidata del partido azul reportan que por lo menos en una ocasión, en la última semana, el candidato de las izquierdas, el señor Andrés Manuel López Obrador, habría desplazado del segundo lugar a la candidata presidencial del PAN.
Es decir, que la señora Josefina Vázquez Mota no sólo no ha logrado remontar los 20 puntos porcentuales que —en promedio— la separan del puntero, Enrique Peña Nieto, sino que muestra una tendencia a la baja que —en días recientes— la habría colocado en el tercer lugar de la competencia.
Pero si existían dudas de la crisis que vive el PAN, de la tragedia que tiene “con el Jesús en la boca”, al huésped de la casa presidencial de Los Pinos, y de la debacle que ya se siente entre el equipo de la candidatura de Vázquez Mota, el gobierno federal empezó a hacer su parte.
Es decir que, desde distintos frentes, instituciones del Estado mexicano iniciaron una burda campaña de contraste entre los gobiernos del PRI —anteriores al año 2000— y los del PAN, que arrancaron con Vicente Fox en ese mismo año. ¿Y en qué consiste la campaña lanzada, al parecer, desde la casa presidencial?
Poca cosa, se trata de una ofensiva que dice abiertamente que los ladrones gobiernos del PRI endeudaron al país, hasta niveles demenciales, lo que lleva al gobierno actual a seguir pagando los platos rotos. Y tiene toda la razón el funcionario público del gobierno de Calderón que hizo tales acusaciones. En efecto, los gobiernos del PRI eran unos ladrones de siete suelas. Es más, debido a excesos como los cometidos en el salinato, los ciudadanos le cobraron al PRI en el año 2000, votando por Vicente Fox.
Pero lo simpático del asunto es que en la elección presidencial de 2012 no están o no debieran estar a juicio los gobiernos presidenciales del PRI, sino los del PAN. Resulta, sin embargo, que ese gobierno, que debe ser enjuiciado por los ciudadanos es el mismo que ahora intenta juzgar en la plaza pública a los pillos del PRI. ¿Y quién va a juzgar a los pillos del PAN; a los malos gobiernos azules? Esa es la trampa.
Por lo pronto, la campaña electoral abierta la emprendió el secretario de Economía, Bruno Ferrari. Y todos saben que los encargados de despacho —en el peculiar presidencialismo mexicano— no se mandan solos. Los secretarios son empleados del Presidente. Por eso la pregunta. ¿Quién le ordenó al titular de Economía lanzar ese buscapiés en pleno proceso electoral?
Pero el asunto podría ser pecata minuta, de no ser porque abundan los indicios de que se trata de toda una estratagema lanzada desde el gobierno para influir en el proceso electoral federal. ¿Quieren más pruebas? En realidad abundan, claro, además de la joya que nos regaló el titular de Economía.
Para muchos pasó “de noche” que, repentinamente, en pleno proceso electoral —y dicen los que saben que de manera muuuuy apresurada—, se estrenaron dos películas que dejan ver al priismo en calidad de villanos de la historia. En el primer caso se estrenó una cinta sobre la guerra cristera, con una visión harto maniquea y con evidentes tintes de propaganda política. La segunda es sobre el crimen contra Colosio, y de nueva cuenta se presenta al PRI como una mafia criminal capaz de matar a uno de los suyos. En los dos casos el mensaje es claro. ¡Cuidado con el PRI!
Dicen los conocedores de la cosa político-electoral que llegó el tiempo de que el gobierno federal haga valer todo su peso contra el PRI, contra el candidato presidencial puntero y/o a favor de su candidata, la debilitada Josefina Vázquez Mota. Dicen que no deberá sorprender a nadie que se intensifique la participación del gobierno federal en la contienda presidencial, sobre todo ante los resultados negativos que pudieran haber mandado ya al tercer lugar a la candidata azul.
Sin embargo, entre los políticos del PAN —entre las llamadas familias custodias— las cosas son totalmente distintas. Ya apareció el pánico y se escucha la especie de que se acabó el tiempo, que llegó el plazo fatal —mediados de mayo— para esperar que la candidata Vázquez Mota remontara su desventaja con el puntero. Si no logró ese objetivo es tiempo de pensar, en serio, en un “Plan B”. ¿Y cuál es el “Plan B”?
No pocos hablan de explorar el cambio de candidata. Al tiempo.
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