Salvador García Soto
Después de meses de haber mantenido una estrategia de cautela y bajo riesgo para su imagen, Enrique Peña Nieto y su equipo de estrategas decidieron sacar al candidato de la burbuja en que lo tenían metido y exponerlo a situaciones más adversas y reales para mostrar que es lo que hay más allá de la imagen televisiva y el fenómeno mediático del abanderado del PRI.
Prácticamente desde el incidente de los “tres libros que marcaron su vida” y que no pudo recordar, ocurrido en noviembre pasado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a Peña Nieto lo habían “blindado” sus asesores para disminuir los riesgos de que se enfrentara a auditorios o entrevistas críticas. El costo que tuvo aquel pasaje para el candidato hizo que se decidiera “aislarlo” para evitar que se repitieran situaciones similares.
La decisión de romper el cerco de seguridad mediática que ellos mismos habían puesto en torno a Peña, comenzó con el pasado debate de los presidenciables. Ahí, la decisión que se tomó en el cuarto de guerra fue que el candidato respondiera, punto por punto a cada ataque que ya esperaban de sus contrincantes Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, con la idea de mostrar a un político con capacidad de respuesta y que podía debatir y argumentar sin necesidad de tarjetas o del teleprompter, como lo acusaban sus detractores.
Pasada la prueba del debate, donde a pesar de que no fue el mejor calificado por los sondeos Peña Nieto logró su objetivo de mostrar capacidad de respuesta y que no lo tiraran sus adversarios, el viernes pasado el candidato y su equipo decidieron aumentar el nivel de riesgo y exposición del candidato con dos actividades que hasta ahora había rehuido o al menos evitado en su campaña: una entrevista con la periodista Carmen Aristegui en radio y su presencia en la Universidad Iberoamericana del DF.
En el primer caso, su presencia en el espacio de Aristegui, el candidato del PRI salió bien librado de la que se esperaba como una entrevista dura. A los cuestionamientos de la periodista, Peña respondió directo: “No le debo nada a Televisa ni soy su candidato” y “Juro que mi campaña no está ligada a Carlos Salinas de Gortari nunca lo ha estado ni lo estará”, fueron algunas de las respuestas de Peña que desestimó los emplazamientos de López Obrador en ese mismo espacio y mantuvo en toda la entrevista un tono cordial y no evadió los temas planteados por la conductora.
En el segundo caso no le fue nada bien. Su presencia en la Ibero, como ya se había advertido en la víspera por estudiantes que le prepararon una “bienvenida”, estuvo llena de protestas y fuertes cuestionamientos de los estudiantes que le reprocharon entre otras cosas, su relación con Elba Esther Gordillo, su apoyo a Humberto Moreira y la deuda de Coahuila, además de cuestionar su gestión como gobernador del Estado de México. Aunque encaró todas las preguntas y dijo entender “la pluralidad y efervescencia” que se viven en las Universidades, el priista tuvo que abandonar el auditorio por la puerta trasera ante los gritos y protestas que superaron en número algunas muestras de apoyo que recibió a su llegada.
Habrá que ver si se mantiene la estrategia y si vemos en lo que resta de la campaña a un Peña Nieto más suelto y abierto a salir de su zona de seguridad para enfrentar, como ya empezó a hacerlo, incluso a sus críticos; eso dejaría ver lo que está hecho el puntero de la contienda presidencial.
NOTAS INDISCRETAS… En busca de una política de seguridad nacional y seguridad interna para el país, un grupo de expertos en esos temas se reunieron la semana pasada en San Luis Potosí. Personajes como el académico Javier Oliva Posada, el ex director del CISEN, Fernando del Villar, el general Tomás Angeles y el politólogo Alfonso Zarate plantearon definir claramente las prioridades de Seguridad Nacional, ubicar el combate al crimen organizado como un tema de seguridad interior y crear una política de Defensa Nacional. También propusieron un Consejo nacional de Seguridad Nacional cuyas resoluciones sean obligatorias y una revisión a fondo de los avances y las fallas de la actual política de combate al narco de Felipe Calderón. Las conclusiones de este mesa de expertos le fueron presentadas al candidato priista Enrique Peña Nieto que se comprometió a utilizarlas en sus propuesta de seguridad… Arranca semana. Escalera de los dados.
Después de meses de haber mantenido una estrategia de cautela y bajo riesgo para su imagen, Enrique Peña Nieto y su equipo de estrategas decidieron sacar al candidato de la burbuja en que lo tenían metido y exponerlo a situaciones más adversas y reales para mostrar que es lo que hay más allá de la imagen televisiva y el fenómeno mediático del abanderado del PRI.
Prácticamente desde el incidente de los “tres libros que marcaron su vida” y que no pudo recordar, ocurrido en noviembre pasado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a Peña Nieto lo habían “blindado” sus asesores para disminuir los riesgos de que se enfrentara a auditorios o entrevistas críticas. El costo que tuvo aquel pasaje para el candidato hizo que se decidiera “aislarlo” para evitar que se repitieran situaciones similares.
La decisión de romper el cerco de seguridad mediática que ellos mismos habían puesto en torno a Peña, comenzó con el pasado debate de los presidenciables. Ahí, la decisión que se tomó en el cuarto de guerra fue que el candidato respondiera, punto por punto a cada ataque que ya esperaban de sus contrincantes Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, con la idea de mostrar a un político con capacidad de respuesta y que podía debatir y argumentar sin necesidad de tarjetas o del teleprompter, como lo acusaban sus detractores.
Pasada la prueba del debate, donde a pesar de que no fue el mejor calificado por los sondeos Peña Nieto logró su objetivo de mostrar capacidad de respuesta y que no lo tiraran sus adversarios, el viernes pasado el candidato y su equipo decidieron aumentar el nivel de riesgo y exposición del candidato con dos actividades que hasta ahora había rehuido o al menos evitado en su campaña: una entrevista con la periodista Carmen Aristegui en radio y su presencia en la Universidad Iberoamericana del DF.
En el primer caso, su presencia en el espacio de Aristegui, el candidato del PRI salió bien librado de la que se esperaba como una entrevista dura. A los cuestionamientos de la periodista, Peña respondió directo: “No le debo nada a Televisa ni soy su candidato” y “Juro que mi campaña no está ligada a Carlos Salinas de Gortari nunca lo ha estado ni lo estará”, fueron algunas de las respuestas de Peña que desestimó los emplazamientos de López Obrador en ese mismo espacio y mantuvo en toda la entrevista un tono cordial y no evadió los temas planteados por la conductora.
En el segundo caso no le fue nada bien. Su presencia en la Ibero, como ya se había advertido en la víspera por estudiantes que le prepararon una “bienvenida”, estuvo llena de protestas y fuertes cuestionamientos de los estudiantes que le reprocharon entre otras cosas, su relación con Elba Esther Gordillo, su apoyo a Humberto Moreira y la deuda de Coahuila, además de cuestionar su gestión como gobernador del Estado de México. Aunque encaró todas las preguntas y dijo entender “la pluralidad y efervescencia” que se viven en las Universidades, el priista tuvo que abandonar el auditorio por la puerta trasera ante los gritos y protestas que superaron en número algunas muestras de apoyo que recibió a su llegada.
Habrá que ver si se mantiene la estrategia y si vemos en lo que resta de la campaña a un Peña Nieto más suelto y abierto a salir de su zona de seguridad para enfrentar, como ya empezó a hacerlo, incluso a sus críticos; eso dejaría ver lo que está hecho el puntero de la contienda presidencial.
NOTAS INDISCRETAS… En busca de una política de seguridad nacional y seguridad interna para el país, un grupo de expertos en esos temas se reunieron la semana pasada en San Luis Potosí. Personajes como el académico Javier Oliva Posada, el ex director del CISEN, Fernando del Villar, el general Tomás Angeles y el politólogo Alfonso Zarate plantearon definir claramente las prioridades de Seguridad Nacional, ubicar el combate al crimen organizado como un tema de seguridad interior y crear una política de Defensa Nacional. También propusieron un Consejo nacional de Seguridad Nacional cuyas resoluciones sean obligatorias y una revisión a fondo de los avances y las fallas de la actual política de combate al narco de Felipe Calderón. Las conclusiones de este mesa de expertos le fueron presentadas al candidato priista Enrique Peña Nieto que se comprometió a utilizarlas en sus propuesta de seguridad… Arranca semana. Escalera de los dados.
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