Luis Hernández Navarro
Ciudad Juárez es el epicentro del temblor de horror que sacude México; también lo es de la resistencia ciudadana a la insensata guerra contra las drogas de Felipe Calderón. Temor y esperanza, amnesia y memoria, parálisis y acción atraviesan y forman parte de la vida cotidiana de los habitantes de Juaritos.
Mujeres desaparecidas, defensores de derechos humanos asesinados, jóvenes detenidos arbitrariamente por la policía y el Ejército, trabajadores de la maquila despedidos por reclamar condiciones de trabajo humanas son el pan nuestro de cada día en la ciudad. También lo son los reclamos enérgicos de las madres de víctimas, la organización para la defensa de los intereses, la documentación valiente de las tropelías y los abusos de la autoridad.
Ciudad Juárez ejemplifica los males del libre comercio salvaje que azotan a todo el país. El modelo de desarrollo maquilador, depredador de recursos humanos y ambientales, ha florecido allí sin políticas de amortiguamiento social. La destrucción del medio ambiente es proverbial, como lo es la descomposición del tejido social.
Un ejército de niños y jóvenes, muchos de ellos hijos de madres solteras que laboran de obreras de la planta de ensamble, crecen en viviendas sin equipamiento urbano suficiente y sin lugares para recreación, sin más futuro que sobrevivir integrándose a las bandas. Urbe fronteriza, es zona de paso de mano de obra indocumentada y de estupefacientes. La producción maicera del estado y las familias que viven de ella, están cercadas por las importaciones desleales del cereal estadunidense. En una historia de horror sin fin, más de 300 mujeres han sido asesinadas, después de ser secuestradas, torturadas, violadas y mutiladas.
Pero en Juaritos está sembrada también la semilla de la indignación. Los jóvenes se niegan a que el miedo paralice sus vidas. Toman las calles para protestar y para divertirse. Los familiares de las víctimas nombran a sus muertos y exigen justicia. En amplias capas de la sociedad se demanda poner fin a la militarización del país.
El último episodio de esa resistencia se celebrará este 27, 28 y 29 de mayo. Durante esos días se efectuará en Juárez la audiencia inicial del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), sección México, que lleva por título Libre comercio, violencia, impunidad y derechos de los pueblos, 2011-2014. Aunque en la reunión se documentará y analizará lo que sucede en todo el país, los juarenses son los anfitriones del acto.
Asistirán delegados de todo México. Una parte de ellos llegará hasta aquella ciudad como parte de una caravana que partirá de la ciudad de México el 24 de mayo. Durante el trayecto, a bordo de varios camiones, los delegados participarán en debates y reuniones en Atenco, Tlaxcala, San Luis Potosí, Zacatecas, Saltillo y Chihuahua, para discutir la problemática que se abordará en Juárez.
En la urbe fronteriza, seis jurados escucharán denuncias de las siete audiencias temáticas que conforman el TPP: 1) guerra sucia como violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia; 2) migración, refugio y desplazamiento forzado; 3) feminicidios y violencia de género; 4) violencia contra los trabajadores; 5) violencia contra el maíz, la soberanía alimentaria y a autonomía, y 7) desinformación, censura y violencia contra los comunicadores.
Los jurados internacionales que analizarán las denuncias, muchos de ellos destacados juristas, provienen de países como Francia, Brasil, España, Australia y Argentina, y tienen una larga historia en la labor de documentar arbitrariedades de los estados. Es el caso de la francesa Mireille Fanon Mendes France, hija del célebre siquiatra y revolucionario Franz Fanon, que es presidente de la Fondation Frantz Fanon, integrante de la International Association of Democratic Lawyers, y ha sido nombrada miembro del Grupo de trabajo de expertos sobre afrodescendientes de Naciones Unidas. Y de Gill Boheringer, que fue decano de la Macquarie Law School de la Macquarie University de Sydney, Australia, director del Center for the Critical and Historical Study of the Common Law, y miembro del comité editorial de la Alternative Law Journal (Australia) y del Editorial Boards of the Australian Journal of Law and Society.
Algunos de los jurados tienen larga trayectoria como defensores de derechos humanos. Por ejemplo, la argentina Nora Cortiñas es titular de la cátedra de poder económico y derechos humanos y doctora honoris causa por la Universidad Libre de Bruselas, Bélgica, y de la Universidad de Salta, por su trayectoria en defensa de los derechos económicos y sociales de la población argentina. También el de su paisano, el abogado Alejandro Teitelbaum, representante desde 1985 hasta 2006 ante los organismos de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, de la Federación Internacional de Derechos Humanos y de la Asociación Americana de Juristas.
Aunque no estará presente en esta ocasión en Juárez, como jurado del TPP participa también un mexicano excepcional: Luis Villoro. Con mucho uno de los pensadores críticos más brillantes y comprometidos del país, el académico mexicano es filósofo, investigador y catedrático, y ha sido diplomático.
Ellos, junto al brasileño Eder Ferreira, al español Antoni Pigrau Sol y la argentina Graciela Daleo, escucharán los horrores que cotidianamente se viven en Ciudad Juárez y en el resto del país, que han conducido al Estado mexicano a ser sentado en el banquillo de los acusados de este tribunal ético.
Ciudad Juárez es el epicentro del temblor de horror que sacude México; también lo es de la resistencia ciudadana a la insensata guerra contra las drogas de Felipe Calderón. Temor y esperanza, amnesia y memoria, parálisis y acción atraviesan y forman parte de la vida cotidiana de los habitantes de Juaritos.
Mujeres desaparecidas, defensores de derechos humanos asesinados, jóvenes detenidos arbitrariamente por la policía y el Ejército, trabajadores de la maquila despedidos por reclamar condiciones de trabajo humanas son el pan nuestro de cada día en la ciudad. También lo son los reclamos enérgicos de las madres de víctimas, la organización para la defensa de los intereses, la documentación valiente de las tropelías y los abusos de la autoridad.
Ciudad Juárez ejemplifica los males del libre comercio salvaje que azotan a todo el país. El modelo de desarrollo maquilador, depredador de recursos humanos y ambientales, ha florecido allí sin políticas de amortiguamiento social. La destrucción del medio ambiente es proverbial, como lo es la descomposición del tejido social.
Un ejército de niños y jóvenes, muchos de ellos hijos de madres solteras que laboran de obreras de la planta de ensamble, crecen en viviendas sin equipamiento urbano suficiente y sin lugares para recreación, sin más futuro que sobrevivir integrándose a las bandas. Urbe fronteriza, es zona de paso de mano de obra indocumentada y de estupefacientes. La producción maicera del estado y las familias que viven de ella, están cercadas por las importaciones desleales del cereal estadunidense. En una historia de horror sin fin, más de 300 mujeres han sido asesinadas, después de ser secuestradas, torturadas, violadas y mutiladas.
Pero en Juaritos está sembrada también la semilla de la indignación. Los jóvenes se niegan a que el miedo paralice sus vidas. Toman las calles para protestar y para divertirse. Los familiares de las víctimas nombran a sus muertos y exigen justicia. En amplias capas de la sociedad se demanda poner fin a la militarización del país.
El último episodio de esa resistencia se celebrará este 27, 28 y 29 de mayo. Durante esos días se efectuará en Juárez la audiencia inicial del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), sección México, que lleva por título Libre comercio, violencia, impunidad y derechos de los pueblos, 2011-2014. Aunque en la reunión se documentará y analizará lo que sucede en todo el país, los juarenses son los anfitriones del acto.
Asistirán delegados de todo México. Una parte de ellos llegará hasta aquella ciudad como parte de una caravana que partirá de la ciudad de México el 24 de mayo. Durante el trayecto, a bordo de varios camiones, los delegados participarán en debates y reuniones en Atenco, Tlaxcala, San Luis Potosí, Zacatecas, Saltillo y Chihuahua, para discutir la problemática que se abordará en Juárez.
En la urbe fronteriza, seis jurados escucharán denuncias de las siete audiencias temáticas que conforman el TPP: 1) guerra sucia como violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia; 2) migración, refugio y desplazamiento forzado; 3) feminicidios y violencia de género; 4) violencia contra los trabajadores; 5) violencia contra el maíz, la soberanía alimentaria y a autonomía, y 7) desinformación, censura y violencia contra los comunicadores.
Los jurados internacionales que analizarán las denuncias, muchos de ellos destacados juristas, provienen de países como Francia, Brasil, España, Australia y Argentina, y tienen una larga historia en la labor de documentar arbitrariedades de los estados. Es el caso de la francesa Mireille Fanon Mendes France, hija del célebre siquiatra y revolucionario Franz Fanon, que es presidente de la Fondation Frantz Fanon, integrante de la International Association of Democratic Lawyers, y ha sido nombrada miembro del Grupo de trabajo de expertos sobre afrodescendientes de Naciones Unidas. Y de Gill Boheringer, que fue decano de la Macquarie Law School de la Macquarie University de Sydney, Australia, director del Center for the Critical and Historical Study of the Common Law, y miembro del comité editorial de la Alternative Law Journal (Australia) y del Editorial Boards of the Australian Journal of Law and Society.
Algunos de los jurados tienen larga trayectoria como defensores de derechos humanos. Por ejemplo, la argentina Nora Cortiñas es titular de la cátedra de poder económico y derechos humanos y doctora honoris causa por la Universidad Libre de Bruselas, Bélgica, y de la Universidad de Salta, por su trayectoria en defensa de los derechos económicos y sociales de la población argentina. También el de su paisano, el abogado Alejandro Teitelbaum, representante desde 1985 hasta 2006 ante los organismos de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, de la Federación Internacional de Derechos Humanos y de la Asociación Americana de Juristas.
Aunque no estará presente en esta ocasión en Juárez, como jurado del TPP participa también un mexicano excepcional: Luis Villoro. Con mucho uno de los pensadores críticos más brillantes y comprometidos del país, el académico mexicano es filósofo, investigador y catedrático, y ha sido diplomático.
Ellos, junto al brasileño Eder Ferreira, al español Antoni Pigrau Sol y la argentina Graciela Daleo, escucharán los horrores que cotidianamente se viven en Ciudad Juárez y en el resto del país, que han conducido al Estado mexicano a ser sentado en el banquillo de los acusados de este tribunal ético.
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