Francisco Rodriguez / Índice Político
En la agenda política se mantiene viva la discusión en torno a los presupuestos gubernamentales destinados a lo que genéricamente se llama publicidad oficial. El tema, recordará usted, surgió a partir de que en el reciente dizque debate de los candidatos presidenciales, el priísta Peña Nieto lo sacara a relucir --¿medicina preventiva?-- en contra del izquierdista López Obrador: “Si la televisión hiciera presidentes, usted lo sería Andrés Manuel”.
Y es que, en prácticamente todos los casos, dichos presupuestos son no sólo exorbitantes, también escandalosos, tal y como lo apuntan en un ensayo de reciente publicación Justine Dupuy y Omar Rábago, de las ONG Fundar y Artículo 19, respectivamente:
“En el Presupuesto de Egresos 2012 la asignación para publicidad oficial alcanza los niveles históricos de 2009, cuando se presupuestaron más de dos mil millones de pesos y se ejercieron 500% más recursos…”
Esto es que, en el 2009 –año electoral-- la fallida Administración de Felipe Calderón dilapidó 100 mil millones de pesos en autoelogios con los que, por supuesto, no logró borrar la imagen de ineficiencia, deshonestidad y criminalidad que le caracteriza.
Y para este 2012, que por supuesto también es electoral, “el Poder Ejecutivo prevé gastar 2 mil 108 millones 500 mil pesos en Comunicación Social y Publicidad.
“Además de presupuestar recursos millonarios para un rubro no prioritario como lo es la Comunicación Social y Publicidad –apuntan Dupuy y Rábago--, la práctica de reasignar y sobre ejercer recursos durante el año fiscal que se ha observado en los últimos tres años dibuja la posibilidad de un gasto ejercido mucho mayor al original. Desde 2007, el Ejecutivo Federal ejerce el doble de lo aprobado por los legisladores para el concepto 3600 Comunicación Social y Publicidad. Para 2010, el gobierno se gastó 4 mil 720 millones 400 mil pesos. Este monto es 2.5 veces mayor a lo aprobado (1 mil 728 millones 800 mil pesos). El monto sobre ejercido –2 mil 991 millones 600 mil pesos– representa más de diez veces lo que el gobierno había presupuestado para el programa de reducción de la mortalidad materna para el mismo año.”
Y es en el área de Salud, precisamente, donde el dispendio es ya no sólo escandaloso, sino criminal, porque la reasignación de recursos para esta área no prioritaria, seguramente restó los que están destinados a preservar sanos, a curar de sus enfermedades, a los mexicanos más pobres del país.
Porque, vea usted, de acuerdo a un documento de circulación restringida elaborado por la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación –una de las más importantes comisiones de la Cámara de Diputados--, tan sólo en el 2010 hubo manejos poco claros en la Dirección General de Comunicación Social de la Secretaría de Salud:
“Se estableció que la falta de control interno ocasionó que de 18 millones 700 mil pesos del presupuesto asignado para las actividades de comunicación social, se hayan ejercido 659 millones 300 mil pesos, lo que representa un sobre ejercicio del 3 mil 425.7 por ciento…”
Sí, leyó usted bien, ¡3 mil 425.7 por ciento!
“También –continúo copiando textualmente del documento-- se detectó la falta de comprobación de 443 millones 200 mil pesos por concepto de estudios de mercado para verificar la existencia de servicios y precios, para dar transparencia a la selección de prestadores de servicios.”
Esto es, que no sólo se gastó de más, mucho más, sino que además “andan perdidas” las justificaciones del gasto por “estudios de mercado”, cualquier cosa que esto quiera decir.
Lo grave, le reitero, es que de acuerdo a funcionarios federales consultados al respecto, tales “reasignaciones” del gasto público –esto es, del dinero de nosotros los contribuyentes-- requiere de la autorización de la Secretaría de Hacienda, misma que –se supone-- operó quitando recursos a otras direcciones de la misma dependencia que en ese año encabezaba el ahora titular de la SEP, el médico Miguel Ángel Córdoba Villalobos, quien por esas épocas buscaba ser postulado por el PAN como candidato a la gubernatura de Guanajuato.
Si tal despilfarro de recursos públicos tenían como objetivo el catapultarlo a esa posición política, pues nada más sirvió para maldita la cosa. Córdoba perdió y anduvo --¿o andó?-- dando tumbos entre aspiraciones y partidos, hasta que su jefe Felipe Calderón lo ubicó en la posición menos idónea: titular de la cartera de Educación, donde un gastroenterólogo sólo podría servir para decirnos cómo es que los últimos gobiernos han convertido a la instrucción pública en puritita mier… coles.
Hay en el Congreso cuatro iniciativas para regular el gasto publicitario del gobierno federal. Ojalá no hayan precluído.
Índice Flamígero: A propósito de recursos de los contribuyentes, vía telefónica me aclara el vocero del SAT Pedro Carlo Canabal Hermida que el jefe de asesores del presidente de ese organismo, un personaje a quien se conoce como “El Quicho”, no tiene facultades para ordenar auditorías –aunque sí influencia--, como las que se dice fueron iniciadas contra dos personajes del área de comunicación social de Enrique Peña, y que el portavoz desmintió también. + + + Vale preguntar, por cierto, ¿qué tan poderoso es en realidad Alberto Bailleres? En seis días naturales consiguió que le devolvieran IVA supuestamente pagada de más su Minera Peñoles. + + + Faltan 199 días y esto se acaba.
En la agenda política se mantiene viva la discusión en torno a los presupuestos gubernamentales destinados a lo que genéricamente se llama publicidad oficial. El tema, recordará usted, surgió a partir de que en el reciente dizque debate de los candidatos presidenciales, el priísta Peña Nieto lo sacara a relucir --¿medicina preventiva?-- en contra del izquierdista López Obrador: “Si la televisión hiciera presidentes, usted lo sería Andrés Manuel”.
Y es que, en prácticamente todos los casos, dichos presupuestos son no sólo exorbitantes, también escandalosos, tal y como lo apuntan en un ensayo de reciente publicación Justine Dupuy y Omar Rábago, de las ONG Fundar y Artículo 19, respectivamente:
“En el Presupuesto de Egresos 2012 la asignación para publicidad oficial alcanza los niveles históricos de 2009, cuando se presupuestaron más de dos mil millones de pesos y se ejercieron 500% más recursos…”
Esto es que, en el 2009 –año electoral-- la fallida Administración de Felipe Calderón dilapidó 100 mil millones de pesos en autoelogios con los que, por supuesto, no logró borrar la imagen de ineficiencia, deshonestidad y criminalidad que le caracteriza.
Y para este 2012, que por supuesto también es electoral, “el Poder Ejecutivo prevé gastar 2 mil 108 millones 500 mil pesos en Comunicación Social y Publicidad.
“Además de presupuestar recursos millonarios para un rubro no prioritario como lo es la Comunicación Social y Publicidad –apuntan Dupuy y Rábago--, la práctica de reasignar y sobre ejercer recursos durante el año fiscal que se ha observado en los últimos tres años dibuja la posibilidad de un gasto ejercido mucho mayor al original. Desde 2007, el Ejecutivo Federal ejerce el doble de lo aprobado por los legisladores para el concepto 3600 Comunicación Social y Publicidad. Para 2010, el gobierno se gastó 4 mil 720 millones 400 mil pesos. Este monto es 2.5 veces mayor a lo aprobado (1 mil 728 millones 800 mil pesos). El monto sobre ejercido –2 mil 991 millones 600 mil pesos– representa más de diez veces lo que el gobierno había presupuestado para el programa de reducción de la mortalidad materna para el mismo año.”
Y es en el área de Salud, precisamente, donde el dispendio es ya no sólo escandaloso, sino criminal, porque la reasignación de recursos para esta área no prioritaria, seguramente restó los que están destinados a preservar sanos, a curar de sus enfermedades, a los mexicanos más pobres del país.
Porque, vea usted, de acuerdo a un documento de circulación restringida elaborado por la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación –una de las más importantes comisiones de la Cámara de Diputados--, tan sólo en el 2010 hubo manejos poco claros en la Dirección General de Comunicación Social de la Secretaría de Salud:
“Se estableció que la falta de control interno ocasionó que de 18 millones 700 mil pesos del presupuesto asignado para las actividades de comunicación social, se hayan ejercido 659 millones 300 mil pesos, lo que representa un sobre ejercicio del 3 mil 425.7 por ciento…”
Sí, leyó usted bien, ¡3 mil 425.7 por ciento!
“También –continúo copiando textualmente del documento-- se detectó la falta de comprobación de 443 millones 200 mil pesos por concepto de estudios de mercado para verificar la existencia de servicios y precios, para dar transparencia a la selección de prestadores de servicios.”
Esto es, que no sólo se gastó de más, mucho más, sino que además “andan perdidas” las justificaciones del gasto por “estudios de mercado”, cualquier cosa que esto quiera decir.
Lo grave, le reitero, es que de acuerdo a funcionarios federales consultados al respecto, tales “reasignaciones” del gasto público –esto es, del dinero de nosotros los contribuyentes-- requiere de la autorización de la Secretaría de Hacienda, misma que –se supone-- operó quitando recursos a otras direcciones de la misma dependencia que en ese año encabezaba el ahora titular de la SEP, el médico Miguel Ángel Córdoba Villalobos, quien por esas épocas buscaba ser postulado por el PAN como candidato a la gubernatura de Guanajuato.
Si tal despilfarro de recursos públicos tenían como objetivo el catapultarlo a esa posición política, pues nada más sirvió para maldita la cosa. Córdoba perdió y anduvo --¿o andó?-- dando tumbos entre aspiraciones y partidos, hasta que su jefe Felipe Calderón lo ubicó en la posición menos idónea: titular de la cartera de Educación, donde un gastroenterólogo sólo podría servir para decirnos cómo es que los últimos gobiernos han convertido a la instrucción pública en puritita mier… coles.
Hay en el Congreso cuatro iniciativas para regular el gasto publicitario del gobierno federal. Ojalá no hayan precluído.
Índice Flamígero: A propósito de recursos de los contribuyentes, vía telefónica me aclara el vocero del SAT Pedro Carlo Canabal Hermida que el jefe de asesores del presidente de ese organismo, un personaje a quien se conoce como “El Quicho”, no tiene facultades para ordenar auditorías –aunque sí influencia--, como las que se dice fueron iniciadas contra dos personajes del área de comunicación social de Enrique Peña, y que el portavoz desmintió también. + + + Vale preguntar, por cierto, ¿qué tan poderoso es en realidad Alberto Bailleres? En seis días naturales consiguió que le devolvieran IVA supuestamente pagada de más su Minera Peñoles. + + + Faltan 199 días y esto se acaba.
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