Raymundo Riva Palacio
Con tanto barullo político-electoral ha pasado desapercibida la intensa actividad del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en las dos últimas semanas. Del 28 de abril al 9 de mayo, la guerrilla emitió desde tres zonas del país siete comunicados donde reiteran sus denuncias en contra del gobierno de Felipe Calderón y extienden acusaciones directas al PRI, con un énfasis en dos gobernadores de reciente unción, Eruviel Ávila del estado de México, y Fausto Vallejo de Michoacán.
En estos 11 días, el EPR firmó los comunicados supuestamente “en algún lugar” de Michoacán y del estado de México, y en el genérico de “la República Mexicana”, que difundió por medio de diversas cuentas de correos electrónicos. Los comunicados tocan temas de coyuntura, algunos con diferencia de apenas 24 horas después que sucedieran algunos de los hechos que denuncian –como las redadas en Michoacán-, y abordaron temas fuera de contexto, como un panfleto sobre la situación socioeconómica en el estado de México, menos de 72 horas después del debate presidencial.
El contenido de los comunicados y la rapidez con la cual se involucraron en los temas de actualidad, sugieren que la célula o las células que los redactaron y distribuyeron, se localizan en zonas urbanas con acceso amplio a fuentes de información públicas. Asimismo, apunta su origen a la rama más política del EPR, con mejor prosa y un lenguaje más aproximado al que se utilizan en algunas columnas políticas, que la retórica dura y militarista que caracteriza a los comunicados que se emiten supuestamente desde Guerrero y Oaxaca.
La frecuencia de los comunicados sólo es similar al número de comunicados que emitió el EPR en 2007 para protestar por la desaparición de dos de sus dirigentes, Gabriel Alberto Cruz Sánchez –hermano de Tiburcio, líder histórico de la guerrilla- y Edmundo Reyes Amaya, el 25 de mayo de ese año después de haber sido vistos por última vez en el centro de Oaxaca. En aquél año, el EPR difundió 10 comunicados entre el 2 y el 14 de junio, que fueron mensajes codificados a otros grupos armados para saber si alguno de ellos tenía en su poder a sus cuadros. Los grupos armados se deslindaron del secuestro mediante comunicados que exigían su aparición de Cruz Sánchez y Reyes Amaya.
Una vez que tuvo esa confirmación el EPR, y ante la falta de respuesta del gobierno federal, realizaron los bombazos en instalaciones de Pemex en Guanajuato, Querétaro y Veracruz, la última acción militar de envergadura que cometió la guerrilla. Ese tipo de acciones se neutralizaron más adelante por la creación de una comisión reconocida por el EPR, para que sirviera de puente con la Secretaría de Gobernación en el esclarecimiento de la suerte de sus líderes. Dos de los actuales comunicados tienen que ver con esa Comisión de Mediación.
La Comisión de Mediación ha sido un contenedor de la rama militar del EPR que, sin embargo, no ha dejado de actuar. Detrás de los choques en la Carretera del Sol por el conflicto en la Normal de Ayotzinapa, Guerrero, en diciembre pasado, hubo células del EPR que fueron identificadas entre los manifestantes. En el conflicto universitario en Morelia de los últimos días, existen indicios, como sugirió el gobernador Fausto Vallejo, que el EPR se encuentra alimentando el movimiento. Hay una serie de acontecimientos que se han dado en los últimos días que no tienen explicación clara, como la toma del zócalo de Toluca por parte de Antorcha Campesina –en la que viejos priistas relegados por las nuevas generaciones siempre han tenido ascendencia-, y la efervescencia que se está empezando a generar en Oaxaca, con la parte más radical del magisterio, en vísperas de la negociación salarial.
El cuadro que está dibujando el EPR y grupos afines –como la Sección XXII magisterial en Oaxaca- apunta a turbulencias sociales y políticas. No se ve claramente la forma como pudieran desembocar actos de provocación o desestabilización, pero los tiempos electorales siempre son momentos atractivos para movilizaciones y mediciones de fuerza de grupos políticos. O sea, la alerta y la precaución llaman a la puerta.
Con tanto barullo político-electoral ha pasado desapercibida la intensa actividad del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en las dos últimas semanas. Del 28 de abril al 9 de mayo, la guerrilla emitió desde tres zonas del país siete comunicados donde reiteran sus denuncias en contra del gobierno de Felipe Calderón y extienden acusaciones directas al PRI, con un énfasis en dos gobernadores de reciente unción, Eruviel Ávila del estado de México, y Fausto Vallejo de Michoacán.
En estos 11 días, el EPR firmó los comunicados supuestamente “en algún lugar” de Michoacán y del estado de México, y en el genérico de “la República Mexicana”, que difundió por medio de diversas cuentas de correos electrónicos. Los comunicados tocan temas de coyuntura, algunos con diferencia de apenas 24 horas después que sucedieran algunos de los hechos que denuncian –como las redadas en Michoacán-, y abordaron temas fuera de contexto, como un panfleto sobre la situación socioeconómica en el estado de México, menos de 72 horas después del debate presidencial.
El contenido de los comunicados y la rapidez con la cual se involucraron en los temas de actualidad, sugieren que la célula o las células que los redactaron y distribuyeron, se localizan en zonas urbanas con acceso amplio a fuentes de información públicas. Asimismo, apunta su origen a la rama más política del EPR, con mejor prosa y un lenguaje más aproximado al que se utilizan en algunas columnas políticas, que la retórica dura y militarista que caracteriza a los comunicados que se emiten supuestamente desde Guerrero y Oaxaca.
La frecuencia de los comunicados sólo es similar al número de comunicados que emitió el EPR en 2007 para protestar por la desaparición de dos de sus dirigentes, Gabriel Alberto Cruz Sánchez –hermano de Tiburcio, líder histórico de la guerrilla- y Edmundo Reyes Amaya, el 25 de mayo de ese año después de haber sido vistos por última vez en el centro de Oaxaca. En aquél año, el EPR difundió 10 comunicados entre el 2 y el 14 de junio, que fueron mensajes codificados a otros grupos armados para saber si alguno de ellos tenía en su poder a sus cuadros. Los grupos armados se deslindaron del secuestro mediante comunicados que exigían su aparición de Cruz Sánchez y Reyes Amaya.
Una vez que tuvo esa confirmación el EPR, y ante la falta de respuesta del gobierno federal, realizaron los bombazos en instalaciones de Pemex en Guanajuato, Querétaro y Veracruz, la última acción militar de envergadura que cometió la guerrilla. Ese tipo de acciones se neutralizaron más adelante por la creación de una comisión reconocida por el EPR, para que sirviera de puente con la Secretaría de Gobernación en el esclarecimiento de la suerte de sus líderes. Dos de los actuales comunicados tienen que ver con esa Comisión de Mediación.
La Comisión de Mediación ha sido un contenedor de la rama militar del EPR que, sin embargo, no ha dejado de actuar. Detrás de los choques en la Carretera del Sol por el conflicto en la Normal de Ayotzinapa, Guerrero, en diciembre pasado, hubo células del EPR que fueron identificadas entre los manifestantes. En el conflicto universitario en Morelia de los últimos días, existen indicios, como sugirió el gobernador Fausto Vallejo, que el EPR se encuentra alimentando el movimiento. Hay una serie de acontecimientos que se han dado en los últimos días que no tienen explicación clara, como la toma del zócalo de Toluca por parte de Antorcha Campesina –en la que viejos priistas relegados por las nuevas generaciones siempre han tenido ascendencia-, y la efervescencia que se está empezando a generar en Oaxaca, con la parte más radical del magisterio, en vísperas de la negociación salarial.
El cuadro que está dibujando el EPR y grupos afines –como la Sección XXII magisterial en Oaxaca- apunta a turbulencias sociales y políticas. No se ve claramente la forma como pudieran desembocar actos de provocación o desestabilización, pero los tiempos electorales siempre son momentos atractivos para movilizaciones y mediciones de fuerza de grupos políticos. O sea, la alerta y la precaución llaman a la puerta.
Comentarios