• Marchas esperanzadoras
• Golpes en Colima
• AMLO en el mundo
Julio Hernández / Astillero
Una forma de primavera política entró este sábado reciente al país, entre florecimientos hasta hace poco impensados (la insurrección de una parte de los estudiantes de las universidades privadas), ocupación pacífica y gozosa de calles y plazas públicas (en una inusual convivencia de rechazo a un candidato específico y de apoyo a otro), renovación del lenguaje gráfico y verbal de las protestas y un nuevo planteamiento, todavía impreciso, de organización social y de reacción masiva a través de las redes sociales de Internet que con puntualidad histórica están cumpliendo aquí el papel impulsor de cambios profundos que en otras naciones se ha vivido.
La llegada de la nueva estación político-electoral ha generado de inmediato una esperanza fundada contra el paso priista rumbo a Los Pinos que hasta antes del episodio fundacional de la Universidad Iberoamericana parecía avasallante, más por razones malas que buenas. En unos cuantos días y a través de actos públicos poco ortodoxos se han manifestado jóvenes provenientes de diversas universidades privadas a los que solía catalogarse con injusticia como ciudadanos de privilegio a los que poco interesaría el destino general del país, teniendo muchos de ellos asegurado plenamente el propio.
El golpe de conciencia que produjeron los videos estudiantiles de respuesta al neodiazordacismo (primero, el de los 131 de la Ibero; luego, los de otras instituciones educativas, convertidos en el 132) fue consolidado con las marchas netamente estudiantiles del viernes desde dos planteles (la UI y el ITAM) hacia Televisa, y el punto culminante de este primer episodio de insurgencia fue la caminata del Zócalo de la Ciudad de México al Ángel de la Independencia que fundió el espíritu de protesta desatado por los alumnos en rebeldía con el rechazo, de origen y perspectiva más amplios, no a una candidatura, un partido y un derecho a la competencia electoral sino, muy concretamente y en la circunstancia que hoy vive México, a la conjunción de factores de distorsión del proceso electoral en curso que pretende imponer, por vías nada democráticas y sí bastante inmorales y mafiosas, a un personaje de impericia política e incultura general demostradas, cuyo eventual "triunfo" significaría, justamente, la consolidación del sistema de injusticia, atraso e ineficacia que tiene al país en larga postración.
No se trata, como con hipocresía pretenden alarmarse algunos teóricos copetones, de suprimir el derecho de ese candidato y ese partido a competir y ganar en elecciones justas. Todo lo contrario, Enrique Peña Nieto y el PRI tienen pleno y defendible derecho a buscar hacerse del poder mediante procedimientos legales y legítimos. Pero resulta que, como lo han puesto en evidencia los estudiantes de universidades privadas, los mecanismos de construcción de la percepción social han sido adulterados por parte de empresas de las que Televisa es la más notable. Nadie objetaría a un Peña Nieto que transitara con corrección por los senderos democráticos en busca del poder que, en caso de ganarlo así, le sería inobjetablemente reconocido. El problema es que a la vista de los mexicanos se está cumpliendo una agenda de abuso que no es sino el adelanto de lo que al país espera si esos procedimientos resultan triunfantes.
Una primera invitada de gala del priismo peñanietista a la temporada electoral ha sido la violencia contra los opositores. El mismo sábado en el que decenas de miles de personas caminaban del Zócalo al Ángel en el Distrito Federal, mientras la primavera parecía haber entrado y florecer, en la ciudad de Colima eran agredidas algunas decenas de ciudadanos, sobre todo jóvenes, que ejercían pacíficamente el derecho de manifestarse en contra del candidato presidencial priista que hora y media después, a cuatro cuadras de donde el parapriismo había atacado (en http://bit.ly/LjSTrw puede verse lo sucedido; además, en http://bit.ly/KDsnOB está la nota de Georgina Saldierna y Juan Carlos Flores), tuvo a bien referirse a las protestas en su contra, pero no para llamar al orden a sus correligionarios que cual banda con consigna superior van "limpiando" las calles de indicios opositores, sino para expresar su "mayor respeto" a quienes participan en movilizaciones en su contra, pues se dijo convencido de la importancia de las "distintas expresiones libertarias del pueblo de México". Junto a él, en el estrado, el jefe local del aparato priista, el gobernador Mario Anguiano.
Un día después, la Ruta del Cambio volvió a ser recorrida masivamente en el Distrito Federal. Convocados por los miembros de Morena en Francia, seguidores de Andrés Manuel López Obrador decidieron realizar actos de apoyo a su candidato en diversas ciudades del mundo. En la capital mexicana fue la primera ocasión en que el reto de ocupar el Zócalo se cumplió sin la presencia física de su candidato imán. La plancha de la Plaza de la Constitución recibió a miles de personas que sin un punto específico de referencia y mando disfrutaron de una especie de dominical verbena política hasta que, de manera espontánea (con lo bueno y lo malo que eso signifique), tomó cuerpo la idea de caminar hacia el Ángel de la Independencia, donde 24 horas después de la marcha contra Peña Nieto se vivió una convergencia cívica ahora a favor de un candidato, López Obrador. Así, en términos generales, la jornada mundial de apoyo a AMLO fue exitosa.
Mientras los nuevos aires son aspirados con emoción por los espectadores de la llegada de una forma de primavera política, el ambiente militar, policiaco y gubernamental se va enrareciendo. La detención de tres generales y otro oficial del Ejército tiene un tufo a maniobra electoral y golpe al peñanietismo que abona especulaciones graves. También, por lo visto, hay quienes desean una rápida entrada del invierno./
Y, en tanto Josefina Vázquez Mota se ha deslindado del raro manejo en algunos diarios que la mostraban apropiándose políticamente de la marcha contra EPN, !hasta mañana, con Carlos Slim convertido en Honoris Causa de una universidad gringa!
• Golpes en Colima
• AMLO en el mundo
Julio Hernández / Astillero
Una forma de primavera política entró este sábado reciente al país, entre florecimientos hasta hace poco impensados (la insurrección de una parte de los estudiantes de las universidades privadas), ocupación pacífica y gozosa de calles y plazas públicas (en una inusual convivencia de rechazo a un candidato específico y de apoyo a otro), renovación del lenguaje gráfico y verbal de las protestas y un nuevo planteamiento, todavía impreciso, de organización social y de reacción masiva a través de las redes sociales de Internet que con puntualidad histórica están cumpliendo aquí el papel impulsor de cambios profundos que en otras naciones se ha vivido.
La llegada de la nueva estación político-electoral ha generado de inmediato una esperanza fundada contra el paso priista rumbo a Los Pinos que hasta antes del episodio fundacional de la Universidad Iberoamericana parecía avasallante, más por razones malas que buenas. En unos cuantos días y a través de actos públicos poco ortodoxos se han manifestado jóvenes provenientes de diversas universidades privadas a los que solía catalogarse con injusticia como ciudadanos de privilegio a los que poco interesaría el destino general del país, teniendo muchos de ellos asegurado plenamente el propio.
El golpe de conciencia que produjeron los videos estudiantiles de respuesta al neodiazordacismo (primero, el de los 131 de la Ibero; luego, los de otras instituciones educativas, convertidos en el 132) fue consolidado con las marchas netamente estudiantiles del viernes desde dos planteles (la UI y el ITAM) hacia Televisa, y el punto culminante de este primer episodio de insurgencia fue la caminata del Zócalo de la Ciudad de México al Ángel de la Independencia que fundió el espíritu de protesta desatado por los alumnos en rebeldía con el rechazo, de origen y perspectiva más amplios, no a una candidatura, un partido y un derecho a la competencia electoral sino, muy concretamente y en la circunstancia que hoy vive México, a la conjunción de factores de distorsión del proceso electoral en curso que pretende imponer, por vías nada democráticas y sí bastante inmorales y mafiosas, a un personaje de impericia política e incultura general demostradas, cuyo eventual "triunfo" significaría, justamente, la consolidación del sistema de injusticia, atraso e ineficacia que tiene al país en larga postración.
No se trata, como con hipocresía pretenden alarmarse algunos teóricos copetones, de suprimir el derecho de ese candidato y ese partido a competir y ganar en elecciones justas. Todo lo contrario, Enrique Peña Nieto y el PRI tienen pleno y defendible derecho a buscar hacerse del poder mediante procedimientos legales y legítimos. Pero resulta que, como lo han puesto en evidencia los estudiantes de universidades privadas, los mecanismos de construcción de la percepción social han sido adulterados por parte de empresas de las que Televisa es la más notable. Nadie objetaría a un Peña Nieto que transitara con corrección por los senderos democráticos en busca del poder que, en caso de ganarlo así, le sería inobjetablemente reconocido. El problema es que a la vista de los mexicanos se está cumpliendo una agenda de abuso que no es sino el adelanto de lo que al país espera si esos procedimientos resultan triunfantes.
Una primera invitada de gala del priismo peñanietista a la temporada electoral ha sido la violencia contra los opositores. El mismo sábado en el que decenas de miles de personas caminaban del Zócalo al Ángel en el Distrito Federal, mientras la primavera parecía haber entrado y florecer, en la ciudad de Colima eran agredidas algunas decenas de ciudadanos, sobre todo jóvenes, que ejercían pacíficamente el derecho de manifestarse en contra del candidato presidencial priista que hora y media después, a cuatro cuadras de donde el parapriismo había atacado (en http://bit.ly/LjSTrw puede verse lo sucedido; además, en http://bit.ly/KDsnOB está la nota de Georgina Saldierna y Juan Carlos Flores), tuvo a bien referirse a las protestas en su contra, pero no para llamar al orden a sus correligionarios que cual banda con consigna superior van "limpiando" las calles de indicios opositores, sino para expresar su "mayor respeto" a quienes participan en movilizaciones en su contra, pues se dijo convencido de la importancia de las "distintas expresiones libertarias del pueblo de México". Junto a él, en el estrado, el jefe local del aparato priista, el gobernador Mario Anguiano.
Un día después, la Ruta del Cambio volvió a ser recorrida masivamente en el Distrito Federal. Convocados por los miembros de Morena en Francia, seguidores de Andrés Manuel López Obrador decidieron realizar actos de apoyo a su candidato en diversas ciudades del mundo. En la capital mexicana fue la primera ocasión en que el reto de ocupar el Zócalo se cumplió sin la presencia física de su candidato imán. La plancha de la Plaza de la Constitución recibió a miles de personas que sin un punto específico de referencia y mando disfrutaron de una especie de dominical verbena política hasta que, de manera espontánea (con lo bueno y lo malo que eso signifique), tomó cuerpo la idea de caminar hacia el Ángel de la Independencia, donde 24 horas después de la marcha contra Peña Nieto se vivió una convergencia cívica ahora a favor de un candidato, López Obrador. Así, en términos generales, la jornada mundial de apoyo a AMLO fue exitosa.
Mientras los nuevos aires son aspirados con emoción por los espectadores de la llegada de una forma de primavera política, el ambiente militar, policiaco y gubernamental se va enrareciendo. La detención de tres generales y otro oficial del Ejército tiene un tufo a maniobra electoral y golpe al peñanietismo que abona especulaciones graves. También, por lo visto, hay quienes desean una rápida entrada del invierno./
Y, en tanto Josefina Vázquez Mota se ha deslindado del raro manejo en algunos diarios que la mostraban apropiándose políticamente de la marcha contra EPN, !hasta mañana, con Carlos Slim convertido en Honoris Causa de una universidad gringa!
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