“Ni un muerto más, ¡estamos hasta la madre!, reclaman universitarios en Veracruz tras asesinato de José Luis Blanco Rosas

Apro

Quince banderas negras en señal de luto ondean frente al Palacio de Gobierno; el aire las agita suavemente.

En la Plaza Lerdo de esta capital se atrincheran alrededor de 70 jóvenes universitarios. En la avenida Juan de la Luz Enríquez, una carroza beige transporta el cuerpo del catedrático, José Luis Blanco Rosas.

Al paso de la carroza, surge un grito: “¡Ni un muerto más!, ¡ni un muerto más!”

–¿Y cómo estamos? –pregunta un catedrático de la Universidad Veracruzana a través del megáfono.

–¡Hasta la madre!, ¡hasta la madre! –responden los estudiantes de la Facultad de Humanidades que acompañan a su mentor.

Martes negro. La facultad de Sociología hoy está de luto; en junio de 2011 fue la de Pedagogía. Hoy medio centenar de estudiantes partieron a las 9:30 de Humanidades, en silencio, con banderas negras, mantas y pancartas.

“Exigimos una investigación profesional, imparcial y transparente sobre el asesinato del doctor, José Luis Blanco Rosas”, se leía en una.

Otra más: “Exigimos fin a los asesinatos de catedráticos, periodistas; también a los secuestros y al estado de violencia.”

Para Ángeles González, maestra en Pedagogía de la Universidad Veracruzana, ha sido la impunidad la culpable del asesinato de José Luis Blanco Rosas, antropólogo y docente investigador, hallado sin vida en su domicilio el pasado domingo.

Pero la impunidad, dice, también fue la culpable del crimen del docente de la Universidad Veracruzana, José Luis Aguilar Martínez, torturado y calcinado en junio del 2011 en el puerto de Veracruz.

La impunidad también es responsable del homicidio de la corresponsal de Proceso en la entidad, Regina Martínez Pérez, hallada sin vida en el interior del baño de su casa, apenas el 28 de abril pasado.

“Y cuando nosotros vemos que las víctimas son selectivas, que son gente pensante, gente crítica, sólo nos queda exigir justicia al gobernador Javier Duarte, pero también preguntarnos; ‘¿Quién sigue?’, así de fácil”, remata la académica.

Ángeles González cuestiona que si los aparatos de seguridad, de procuración de justicia y el propio mandatario estatal no han podido con el paquete de la violencia, la inseguridad y los asesinatos, es momento de hacerse a un lado y renunciar.

“¡No más asesinatos!, ¡No más impunidad!, ¡Exigimos justicia!”, eran los gritos de consigna enfrente del Palacio de Gobierno, donde despacha Duarte; gritos que se ahogan al pasar de los días; en Veracruz dichas consignas se han vuelto un lugar común.

Fuera de grabadoras, varios universitarios y profesores de la Facultad de Humanidades reprocharon la ausencia, pero sobre todo el silencio del rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, ante los crímenes de dos académicos de la máxima casa de estudios en el estado en menos de un año.

Después del homenaje-reclamo, universitarios, familiares, académicos y amigos del antropólogo asesinado se dirigieron a pie hasta el panteón xalapeño para darle sepultura.

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