José Cárdenas
Traducción libre: candidato que se duerma… le roban “las coronas”.
El debate ya empezó.
Los candidatos y la candidata dejaron de hacer rounds de sombra para lanzar las primeras pedradas… sin esconder la mano.
Desde Tijuana, López Obrador dice que a Peña Nieto le da miedo debatir… que no articula una frase… que en su cuarto de guerra están muertos de miedo y por eso quieren encerrarlo con cadena y candado. Según El Peje, mientras menos gente vea el debate, mejor para el PRI.
Peña Nieto guarda silencio. Aguanta y se encierra. Está concentrado en su estrategia. La verdad es que ha despertado tan bajas expectativas para el debate que cualquier logro multiplicará su efecto. Todo lo que escurra será miel. Él saldrá a buscar el empate. Por eso entrena con sparrings —día, tarde, moda y noche— y se olvida de peregrinar por la patria. No quiere que sus adversarios lo noqueen. Sabe que pelear contra las cuerdas no es lo suyo… y que sus adversarios traen tuercas en los guantes.
Pero el silencio temporal del candidato del PRI no es una tregua.
En su lugar, Luis Videgaray lanza un buscapiés a Josefina Vázquez Mota. Dice que la panista no es competencia… que se quedó atorada a las primeras de cambio… que anda mal, muy mal, y tanto que ya va en el tercer lugar en las encuestas. El consigliero de Peña Nieto pica la cresta de los blanquiazules. Ellos, en cambio, insisten en que su gallina ya le pisa los espolones al colorado.
Lo único cierto es que algún bando miente… quizá los dos.
Josefina también se acuerpa con refuerzos. Echa mano a sus fierros como queriendo pelear. Ernesto Cordero se pone piel de lobo… y se lanza contra el enemigo a vencer. Cifras en mano, acusa a los gobiernos tricolores de ser lo peor de lo peor… enumera las crisis del priato y saca a balcón el petate del muerto. Dice que Peña representa un retroceso para México… la misma gata pero revolcada.
Si así de bravos van a llegar el domingo, bienvenido el debate, si no, tal vez sólo aguantemos el primer tiempo —por puritito morbo— y para la segunda mitad le cambiemos al Tigres-Morelia en TV Azteca… o de plano a los Pequeños Gigantes, en la tienda de enfrente.
Por cierto, aplaudimos que no haya prosperado la petición de Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de AMLO, para obligar a los medios a transmitir el debate en cadena nacional. Una cosa es condenar el desplante de su tocayo, Ricardo Salinas Pliego, y otra muy distinta pretender recetarnos el cacareado debate a producto de gallina.
MONJE LOCO: Este fin de semana se reunirán más de 20 líderes mundiales identificados con la socialdemocracia. Vienen a la Ciudad de México, entre otros, los ex presidentes Felipe González de España y Fernando Cardoso de Brasil. Duras serán las críticas al manejo y los efectos de la globalización en países en desarrollo que demandan mejor trato de organismos financieros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Las conclusiones de esta cumbre valdrán como recomendaciones para la próxima reunión del G20, programada para el 18 de junio en Los Cabos.
Traducción libre: candidato que se duerma… le roban “las coronas”.
El debate ya empezó.
Los candidatos y la candidata dejaron de hacer rounds de sombra para lanzar las primeras pedradas… sin esconder la mano.
Desde Tijuana, López Obrador dice que a Peña Nieto le da miedo debatir… que no articula una frase… que en su cuarto de guerra están muertos de miedo y por eso quieren encerrarlo con cadena y candado. Según El Peje, mientras menos gente vea el debate, mejor para el PRI.
Peña Nieto guarda silencio. Aguanta y se encierra. Está concentrado en su estrategia. La verdad es que ha despertado tan bajas expectativas para el debate que cualquier logro multiplicará su efecto. Todo lo que escurra será miel. Él saldrá a buscar el empate. Por eso entrena con sparrings —día, tarde, moda y noche— y se olvida de peregrinar por la patria. No quiere que sus adversarios lo noqueen. Sabe que pelear contra las cuerdas no es lo suyo… y que sus adversarios traen tuercas en los guantes.
Pero el silencio temporal del candidato del PRI no es una tregua.
En su lugar, Luis Videgaray lanza un buscapiés a Josefina Vázquez Mota. Dice que la panista no es competencia… que se quedó atorada a las primeras de cambio… que anda mal, muy mal, y tanto que ya va en el tercer lugar en las encuestas. El consigliero de Peña Nieto pica la cresta de los blanquiazules. Ellos, en cambio, insisten en que su gallina ya le pisa los espolones al colorado.
Lo único cierto es que algún bando miente… quizá los dos.
Josefina también se acuerpa con refuerzos. Echa mano a sus fierros como queriendo pelear. Ernesto Cordero se pone piel de lobo… y se lanza contra el enemigo a vencer. Cifras en mano, acusa a los gobiernos tricolores de ser lo peor de lo peor… enumera las crisis del priato y saca a balcón el petate del muerto. Dice que Peña representa un retroceso para México… la misma gata pero revolcada.
Si así de bravos van a llegar el domingo, bienvenido el debate, si no, tal vez sólo aguantemos el primer tiempo —por puritito morbo— y para la segunda mitad le cambiemos al Tigres-Morelia en TV Azteca… o de plano a los Pequeños Gigantes, en la tienda de enfrente.
Por cierto, aplaudimos que no haya prosperado la petición de Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de AMLO, para obligar a los medios a transmitir el debate en cadena nacional. Una cosa es condenar el desplante de su tocayo, Ricardo Salinas Pliego, y otra muy distinta pretender recetarnos el cacareado debate a producto de gallina.
MONJE LOCO: Este fin de semana se reunirán más de 20 líderes mundiales identificados con la socialdemocracia. Vienen a la Ciudad de México, entre otros, los ex presidentes Felipe González de España y Fernando Cardoso de Brasil. Duras serán las críticas al manejo y los efectos de la globalización en países en desarrollo que demandan mejor trato de organismos financieros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Las conclusiones de esta cumbre valdrán como recomendaciones para la próxima reunión del G20, programada para el 18 de junio en Los Cabos.
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