Raymundo Riva Palacio
Gabriel Quadri ansiaba entrar a las grandes ligas de la política y lo logró al tener una actitud sobresaliente durante el primer debate presidencial. Lo que falta ahora por saber es si realmente está preparado para ello.
Para Quadri, el debate presidencial fue un día de campo donde sólo él disfrutó. Al tomarlo sus adversarios como una anécdota o un ruido en el oído, lo ignoraron y nadie lo volteó a ver. La invisibilidad entre sus pares le permitió brillar. “Eso ya no pasará”, dijo uno de los estrategas de la panista Josefina Vázquez Mota.
En efecto, de la nada el candidato de Nueva Alianza pasó a ser un cordero a un rival de peligro, no porque supongan que les arrebatará la Presidencia, sino por el número de votos que puede quitarles a los candidatos y a los partidos que los acompañan.
Como lo dicho, una campaña negativa en su contra se desplegó a mediados de semana de manera simultánea, con declaraciones y en las redes sociales, donde el descrédito que persiguen endosarle es por proxy. Al no tener negativos que adjudicarle ante la opinión pública, que lo conoce poco, le están transfiriendo los negativos de la fundadora del Partido Nueva Alianza –aunque no miembro-, la líder vitalicia del magisterio, Elba Esther Gordillo.
Quadri, sin embargo, está echado para adelante. Su nominación, como se señaló en este mismo espacio antes de iniciar la campaña presidencial, fue un golpe quirúrgico por su perfil. Experto reconocido en temas ambientales, tiene como dos de sus líneas de mayor especialización la educación y el desarrollo sustentable, que le dan municiones suficientes para enfrentas a Vázquez Mota. Su carrera lo hace ser el único candidato realmente verde, y puede ejercer una crítica con plena autoridad moral contra Enrique Peña Nieto, nominado también por el Partido Verde.
Abiertamente contrario a Andrés Manuel López Obrador, tiene toda la información y conocimiento para aniquilar cualquier presunción del izquierdista sobre lo que hizo por la ciudad cuando fue jefe de gobierno capitalino y desnudarlo ante sus clientelas.
Su equipaje académico y formación profesional lo hace el mejor preparado de todos los candidatos presidenciales y, probablemente, el más culto e inteligente. Carece de oficio político, pero por lo mismo, paradójicamente, pudo llegar sin tapujo al debate y confrontarse sin temor a arriesgar puntos. Es también arrebatado. Polémico, interrumpe, golpea, trata de humillar. Su carácter peleonero lo vuelve peligroso para todos cuando se complementa con otra de sus virtudes, la racionalidad.
Pero al mismo tiempo, esa personalidad sanguínea y mercurial le ha provocado problemas y caídas. La más dura, en el sector público, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, cuando como presidente del Instituto Nacional de Ecología se enfrentó con su jefa, la secretaria de Medio Ambiente, Julia Carabias. Quadri, insoportablemente arrogante y soberbio para muchos de sus interlocutores, actuó con rangos de autonomía que provocó más encontronazos que le harían daño transexenal a su carrera.
Carabias se le interpuso dos veces en los dos últimos gobiernos panistas. Cuando Vicente Fox lo tuvo en la terna para ser secretario del Medio Ambiente, que al final recayó en Víctor Lichtinger, y cuando el presidente Felipe Calderón lo consideró para Conagua, donde Carabias ejerció su derecho de veto.
Quadri continuó en el sector de los negocios ambientales, hasta que fue reclutado para su regreso a la vida pública por la vía de la candidatura presidencial de Nueva Alianza, a la que llegó de la mano de Luis Castro, el presidente del partido, que lo conoció durante un círculo de lectura de seis parejas que se reunía con regularidad. La idea de Castro era presentarlo como candidato a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, pero Mónica Arriola, hija de la maestra Gordillo y secretaria general del Panal, lo convenció de que la presidencial era mejor apuesta.
Nueva Alianza no lo necesitaba, ni a él ni a nadie, para luchar por el registro, pues tiene fórmulas competitivas en 125 municipios, que prácticamente le garantizan el 2% del voto que necesita para mantener el registro. Buscaban a alguien que les ayudara a conquistar cuatro o cinco puntos más para convertirse en cuarta fuerza política del país y tener una bancada significativa en el Congreso en la negociación de leyes.
Quadri era un buen producto, una bocanada de aire fresco en la carrera presidencial. Congruente con su pasado, Quadri se presentó en el debate presidencial con el objetivo único de ampliar su nivel de conocimiento nacional, que se encontraba en 50%. Salió del debate con un incremento de al menos 10% de conocimiento nacional y una intención de voto de 9%, 400% más de como estaba 48 horas antes. Sus positivos, al no enfrentar crítica alguna, se duplicaron.
Ese soslayamiento le duró apenas tres días. Desde mediados de semana, Vázquez Mota comenzó a desacreditarlo. “Es representante de la maestra”, dijo Vázquez Mota de Quadri. “Yo prefiero lidiar con la de la Hummer que con el de la combi”, agregó en referencia a los autos de lujo que regaló la maestra hace unos años a líderes del gremio y al vehículo que emplea el candidato en los spots de la campaña. Quadri, que es rápido de reflejos y entra rápidamente a un pleito, le reclamó por twitter el por qué no se lo dijo durante el debate, y la emplazó a un diálogo sobre educación. Su adversaria no lo volteó a ver de nuevo. Ella hablaba a los electores, no al candidato. ¿Qué tanto importará?
Difícilmente se notará un declive de Quadri en la intención de voto en las siguientes mediciones. Es probable que sea todo lo contrario, y que en el ajuste haya elevado el piso de Nueva Alianza por encima del porcentaje para mantener el registro. Pero conforme pasen las semanas, los números se moverán porque el Quadri del domingo pasado ya no podrá seguirá haciendo solo su campiña. El mosco en la oreja de los candidatos presidenciales ya es una molestia, como lo hizo ver Vázquez Mota hace unos días. Tienen que aplastarlo para que no les haga ruido y les quite votantes en potencia. Quadri y Nueva Alianza saben de sus alcances y sus riesgos. Se preparan para los ataques que se avecinan y se verá si el candidato de los insatisfechos, la Cenicienta del primer debate presidencial, logra llegar a su meta final.
Gabriel Quadri ansiaba entrar a las grandes ligas de la política y lo logró al tener una actitud sobresaliente durante el primer debate presidencial. Lo que falta ahora por saber es si realmente está preparado para ello.
Para Quadri, el debate presidencial fue un día de campo donde sólo él disfrutó. Al tomarlo sus adversarios como una anécdota o un ruido en el oído, lo ignoraron y nadie lo volteó a ver. La invisibilidad entre sus pares le permitió brillar. “Eso ya no pasará”, dijo uno de los estrategas de la panista Josefina Vázquez Mota.
En efecto, de la nada el candidato de Nueva Alianza pasó a ser un cordero a un rival de peligro, no porque supongan que les arrebatará la Presidencia, sino por el número de votos que puede quitarles a los candidatos y a los partidos que los acompañan.
Como lo dicho, una campaña negativa en su contra se desplegó a mediados de semana de manera simultánea, con declaraciones y en las redes sociales, donde el descrédito que persiguen endosarle es por proxy. Al no tener negativos que adjudicarle ante la opinión pública, que lo conoce poco, le están transfiriendo los negativos de la fundadora del Partido Nueva Alianza –aunque no miembro-, la líder vitalicia del magisterio, Elba Esther Gordillo.
Quadri, sin embargo, está echado para adelante. Su nominación, como se señaló en este mismo espacio antes de iniciar la campaña presidencial, fue un golpe quirúrgico por su perfil. Experto reconocido en temas ambientales, tiene como dos de sus líneas de mayor especialización la educación y el desarrollo sustentable, que le dan municiones suficientes para enfrentas a Vázquez Mota. Su carrera lo hace ser el único candidato realmente verde, y puede ejercer una crítica con plena autoridad moral contra Enrique Peña Nieto, nominado también por el Partido Verde.
Abiertamente contrario a Andrés Manuel López Obrador, tiene toda la información y conocimiento para aniquilar cualquier presunción del izquierdista sobre lo que hizo por la ciudad cuando fue jefe de gobierno capitalino y desnudarlo ante sus clientelas.
Su equipaje académico y formación profesional lo hace el mejor preparado de todos los candidatos presidenciales y, probablemente, el más culto e inteligente. Carece de oficio político, pero por lo mismo, paradójicamente, pudo llegar sin tapujo al debate y confrontarse sin temor a arriesgar puntos. Es también arrebatado. Polémico, interrumpe, golpea, trata de humillar. Su carácter peleonero lo vuelve peligroso para todos cuando se complementa con otra de sus virtudes, la racionalidad.
Pero al mismo tiempo, esa personalidad sanguínea y mercurial le ha provocado problemas y caídas. La más dura, en el sector público, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, cuando como presidente del Instituto Nacional de Ecología se enfrentó con su jefa, la secretaria de Medio Ambiente, Julia Carabias. Quadri, insoportablemente arrogante y soberbio para muchos de sus interlocutores, actuó con rangos de autonomía que provocó más encontronazos que le harían daño transexenal a su carrera.
Carabias se le interpuso dos veces en los dos últimos gobiernos panistas. Cuando Vicente Fox lo tuvo en la terna para ser secretario del Medio Ambiente, que al final recayó en Víctor Lichtinger, y cuando el presidente Felipe Calderón lo consideró para Conagua, donde Carabias ejerció su derecho de veto.
Quadri continuó en el sector de los negocios ambientales, hasta que fue reclutado para su regreso a la vida pública por la vía de la candidatura presidencial de Nueva Alianza, a la que llegó de la mano de Luis Castro, el presidente del partido, que lo conoció durante un círculo de lectura de seis parejas que se reunía con regularidad. La idea de Castro era presentarlo como candidato a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, pero Mónica Arriola, hija de la maestra Gordillo y secretaria general del Panal, lo convenció de que la presidencial era mejor apuesta.
Nueva Alianza no lo necesitaba, ni a él ni a nadie, para luchar por el registro, pues tiene fórmulas competitivas en 125 municipios, que prácticamente le garantizan el 2% del voto que necesita para mantener el registro. Buscaban a alguien que les ayudara a conquistar cuatro o cinco puntos más para convertirse en cuarta fuerza política del país y tener una bancada significativa en el Congreso en la negociación de leyes.
Quadri era un buen producto, una bocanada de aire fresco en la carrera presidencial. Congruente con su pasado, Quadri se presentó en el debate presidencial con el objetivo único de ampliar su nivel de conocimiento nacional, que se encontraba en 50%. Salió del debate con un incremento de al menos 10% de conocimiento nacional y una intención de voto de 9%, 400% más de como estaba 48 horas antes. Sus positivos, al no enfrentar crítica alguna, se duplicaron.
Ese soslayamiento le duró apenas tres días. Desde mediados de semana, Vázquez Mota comenzó a desacreditarlo. “Es representante de la maestra”, dijo Vázquez Mota de Quadri. “Yo prefiero lidiar con la de la Hummer que con el de la combi”, agregó en referencia a los autos de lujo que regaló la maestra hace unos años a líderes del gremio y al vehículo que emplea el candidato en los spots de la campaña. Quadri, que es rápido de reflejos y entra rápidamente a un pleito, le reclamó por twitter el por qué no se lo dijo durante el debate, y la emplazó a un diálogo sobre educación. Su adversaria no lo volteó a ver de nuevo. Ella hablaba a los electores, no al candidato. ¿Qué tanto importará?
Difícilmente se notará un declive de Quadri en la intención de voto en las siguientes mediciones. Es probable que sea todo lo contrario, y que en el ajuste haya elevado el piso de Nueva Alianza por encima del porcentaje para mantener el registro. Pero conforme pasen las semanas, los números se moverán porque el Quadri del domingo pasado ya no podrá seguirá haciendo solo su campiña. El mosco en la oreja de los candidatos presidenciales ya es una molestia, como lo hizo ver Vázquez Mota hace unos días. Tienen que aplastarlo para que no les haga ruido y les quite votantes en potencia. Quadri y Nueva Alianza saben de sus alcances y sus riesgos. Se preparan para los ataques que se avecinan y se verá si el candidato de los insatisfechos, la Cenicienta del primer debate presidencial, logra llegar a su meta final.
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